Los Samaritanos del Parque

Cuando pienso lo que significa Samaritano siento que estoy en presencia de lo mejor del ser humano.

De unas características personales que exceden el egoísmo y la arbitrariedad. 

Es un término que lejos de las doctrinas religiosas que maltratan nuestra sensibilidad, nos traen el amor, caridad, misericordia y piedad.

Son características que me iluminan cada vez que las veo en acción. Me dan la fortaleza para seguir adelante.

Sin la tradición o los preceptos de una cultura religiosa hipócrita, el amor hacia nuestros semejantes es la verdadera religión.

El haber estado en presencia de estas escenas y que gracias a Dios pude retratar, aunque haya sido hace tanto tiempo (2013), me hacen repensar sobre mi vida en momentos de tanto encierro y cuarentena.

Muchas iglesias, templos, catedrales o parroquias católicas incluyendo distintas denominaciones tienden abrazar leyes recalcitrantes dentro de un marco hipócrita e insensible.

Por lo que realmente me he apartado de esas ceremonias sin dejar atrás mi creencia, mi fe y la esperanza que tengo en mi pueblo y en el ser humano. No es nada fácil salir de la rutina para ayudar al prójimo.

Parque de la calle Hoare o Parque Barbosa

Cerca de la calle Cerra, ubicada en Santurce se encuentra el Parque de la calle Hoare o Parque Barbosa como se le conoce comúnmente. 

Muchos deambulan, transitan, conviven y caminan con carros de compra repletos hasta el tope parecidos a quincallas ambulantes.

La Comunidad de la Iglesia La Piedad los ayuda con loas alimentos.

Indigentes, enfermos, drogadictos, personas de edad avanzada, indigentes o impedidas; carentes de un ingreso decente para cubrir sus necesidades inmediatas, tienen la bendición de tener cada primer domingo de mes un grupo de samaritanos que les traen comida gratuitamente.

La Comunidad de la Iglesia La Piedad compuesta por varios ciudadanos comprometidos, se colocan ese día en los zapatos de aquellos que no tienen nada para sostenerse y le dan posiblemente el único alimento del día.

Según un artículo de Metro de 2018, el porciento de pobreza en Puerto Rico es el doble del estado más pobre en la nación norteamericana, que es Luisiana.

Luego de la devastación dejada por el huracán María, el 40% de los hogares puertorriqueños con ingresos menores a 15 mil al año no pueden costear los servicios básicos de agua, electricidad y alimentos apropiadamente.

Con la pandemia el gobierno ha tenido que hacerse cargo de ciertas obligaciones ya que el encierro y la cuarentena ha salpicado directamente las organizaciones y grupos sin fines de lucro que ayudaban a los más necesitados.

Estas acciones de estos grupos me hacen meditar sobre nuestras verdaderas necesidades.

Me llevan a reflexionar sobre tanta gente que no tiene las bendiciones de vida que yo he tenido.

Me ayudan a entender que hay seres humanos en donde el bien está por encima de su propio bienestar.

En los pasados días hemos visto con asombro un asesinato grabado y puesto en las redes.

La muerte del hombre de raza negra, George Floyd a manos de un oficial acusado ya por asesinato en tercer grado nos debe iluminar para rechazar el racismo y la discriminación.

Nos debe concientizar para revaluar nuestras posturas y pensar que todos somos iguales y no podemos rechazar a nuestro prójimo ya sea por su color de piel, origen, condición social o nacionalidad.

Debemos rechazar además las acciones del presidente cuando con una Biblia en la mano se coloca frente a una iglesia episcopal mientras policías de su estado le disparan a ciudadanos con gases lacrimógenos y atentan agresivamente contra periodistas, fotógrafos y camarógrafos.

Distinta a la cultura puertorriqueña, europea al igual que otras naciones, rechazamos esa norma violenta y no la justificamos. 

Ojalá pudieran aprender como por ejemplo de estos samaritanos que lejos de amar la violencia como sucede y hemos visto en la nación norteamericana, piensan en los demás sin portar ni recibir nada a cambio, con la única satisfacción de darle de comer a personas que muy probablemente no han tenido nada más para alimentarse en el transcurso del día.

De ellos aprendo cada vez que veo las fotos.

Eso me llena y me ayuda siempre para elevar la mirada al cielo y vivir con esperanza.