Albert Camus / https://www.flickr.com/photos/8875400@N06
"Declaró que Yo no tenía nada que hacer en una sociedad cuyas reglas más esenciales desconocía y bueno podía invocar al corazón humano cuyas reacciones elementales ignoraba"—extracto de El Extranjero / Albert Camus
Albert Camus (1913-1960) - Albert Camus nació en 1913 en Argelia, colonia de Francia en aquel entonces. En 1940 viaja a Paris, siendo a la vez parte de la resistencia y escribiendo en una columna en el periódico Combat. Luego de la Segunda Guerra Mundial, escribe sus dos obras trascendentales: El Extranjero y La Peste. Recipiente del Premio Nóbel de literatura en 1957 y trágicamente muere en un accidente de tránsito en 1960.
Esta cita, que en esencia es un extracto de la Novela El Extranjero de Albert Camus, constituye una afirmación ideológica que resume en una oración el comportamiento humano de una sociedad. Nunca antes puesta a través de los ojos de un inquisidor, el personaje no está siendo juzgado tan solo por su acto criminal o delictivo; está siendo juzgado por su indiferencia existencial que cobra fuerza ante un espectro social cotidiano donde las cosas más elementales no tienen una sintonía normal. Y de hecho, ante la indiferencia, ese valor intrínseco del ser no está presente.
Su relación inconsecuente con su novia, el deterioro humano en un trabajo de oficina, el cinismo y la indiferencia ante la muerte de su madre y el hecho que lo lleva ante el tribunal se plantean ante una narrativa simple pero a la misma vez profunda; una expresión verbal que propone más importante que el absurdo existencial, el valor de las cosas más cotidianas de la vida.
Y carente de ese valor que es natural en la presencia humana, el mundo a su alrededor deja de tener sentido y le es inmaterial. Al final, las visitas del Capellán ante un desenlace trágico, se expresan dentro un pensamiento filosófico que nos enajena de ese sentido espiritual que se mueve a través de Fé y la esperanza divina. Y en ese plano destruido por el concepto existencial se propone como un pequeño alarido a la conciencia y lo que debía ser el valor natural del ser humano ante una sociedad.
Así como El Túnel de Ernesto Sábato, El Extranjero marca un punto en la parte literaria dentro de una generación mancillada por las guerras, expuesta a la opresión y a la falta de esperanza. El ser humano, su presencia, su razón de ser se coloca como un cuestionamiento filosófico que al comprenderlo, debemos tomar una posición y decidir lo que realmente es esencial en nuestras vidas.
El valor del escritor, en este caso trasciende las normas de su presente para elevar un pensamiento tal vez en ese momento y descartado por corrientes filosóficas y políticas. El valor de las palabras cobra un sentido poderoso y se colocan sobre aquellas ediciones equilibradas cuyos motivos personales se quedan dando tumbos sin profundizar en la verdadera problemática de cada uno que es su propia existencia.
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