El Salto en Comerío / Leica X1 / José Carlo Burgos: Fotoperiodista |
Cuando retraté la represa en
Comerío, miré y miré y me preguntaba cómo bajar ahí. Me detuve en una
residencia enclavada como muchas y un hombre subió; yo era como un forastero en
su propia tierra.
Le pregunté si me permitía tomar unas
fotos, me dijo
—sí claro—
le pregunté-¿hay alguna forma de bajar?
—Claro hombre — siguió diciéndome —"si mis
hermanos bajaban y se tiraban desde lo alto, (Por eso se le decía cuando mi Tía
era niña: el salto de Comerío)
—Yo no, yo no me tiro.., ni tan siquiera sé nadar; mientras
mis hermanos se la pasaban nadando; yo trabajaba…
¡Coño! — le respondí; realmente
no se me ocurrió más nada.
Y prosiguió
— pasa el negocio "La Barranca"—¿Lo ves?,—
sí, le contesté y él siguió diciéndome;
— hay un camino que
te lleva hasta abajo, puedes pasar hasta debajo de la represa si quieres —
Al
darle las gracias, me dijo que iba a estar pasando su trimmer
— ten cuida’ o
que no termines en la represa—…”
Comenzaba mi jornada / El Salto en Comerío / José Carlo Burgos: Fotoperiodista |
Emprendí mi jornada con miles de temores.
Encontré el camino de tierra que se funde con escalones destrozados y húmedos.
Pero al final, al ver la caída de agua de tan cerca, pensé que algo que no veía
estaba conmigo y que me acompañaba en cada paso que daba.
Cuando bajaba pensé en mi familia, pensé
en ‘Tití...”, que dolorosamente murió hace poco… Y pensé en mis hijos y mi
esposa. De cierto modo no me sentía solo.
El paisaje era fuerte / El Salto en Comerío /José Carlo Burgos: Fotoperiodista |
Cuando me acercaba se escuchaba el rugir
de la represa, la maleza que bordeaba la escalera de concreto y de lejos veía
el lugar donde había estado con aquel hombre, el que no sabía nadar.
Cerca de la represa / El Salto en Comerío / José Carlo Burgos: Fotoperiodista |
La aventura me ataba cerca del
precipicio; donde finalmente estaba la represa, y de pronto resbalaba, mis
lentes se me fueron. Los vi desaparecer mientras caían al abismo, y sentí que
mi corazón se aceleraba. Hasta el día de hoy no sé como no caí a ese mundo de
agua ensordecedor. Tal vez fue mi instinto. O posiblemente pude equilibrarme.
Pero también pudo haber sido algo que nos cuida. Que está cerca de nosotros.
Ya estaba subiendo, El Salto en Comerío / José Carlo Burgos: Fotoperiodista |
Al regresar, caminaba más despacio. Había
perdido mis lentes pero la cámara estaba intacta. Seguí subiendo, hasta salir
del barranco. Al salir, le di gracias a “papa Dios” como decía mi abuela…Me
senté al lado de unas piedras y encendí el último Newport que me quedaba.
Estaba pálido. Lo que haya sido evitó que me fuera con la corriente.
Al final.., volví a pensar en mi
familia..., y en mi vida. Tal vez esto fue un mensaje o posiblemente una
tontería. Lo que sí era cierto que estaba vivo, y sabía que de aquí en adelante
no podía desperdiciar ni un instante.
No he regresado a ese lugar desde
entonces. Pero a veces cuando pienso en él, trato de buscar la redención de mi
espíritu para que en algún punto del hemisferio, cuando Yo muera, pueda
alcanzar a ver la represa desde lo alto.., y al hacerlo: sentir la Paz.
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