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1/25/2018

Este es el camino hacia mi redención

El Salto en Comerío / Leica X1 / José Carlo Burgos: Fotoperiodista
Cuando retraté la represa en Comerío, miré y miré y me preguntaba cómo bajar ahí. Me detuve en una residencia enclavada como muchas y un hombre subió; yo era como un forastero en su propia tierra.

Le pregunté si me permitía tomar unas fotos, me dijo
—sí claro—
le pregunté-¿hay alguna forma de bajar?
—Claro hombre — siguió diciéndome —"si mis hermanos bajaban y se tiraban desde lo alto, (Por eso se le decía cuando mi Tía era niña: el salto de Comerío
—Yo no, yo no me tiro.., ni tan siquiera sé nadar; mientras mis hermanos se la pasaban nadando; yo trabajaba… 
¡Coño! — le respondí; realmente no se me ocurrió más nada.
Y prosiguió
— pasa el negocio "La Barranca"—¿Lo ves?,— 
sí, le contesté y él siguió diciéndome;
— hay un camino que te lleva hasta abajo, puedes pasar hasta debajo de la represa si quieres —
 Al darle las gracias, me dijo que iba a estar pasando su trimmer 
— ten cuida’ o que no termines en la represa—…”

Comenzaba mi jornada / El Salto en Comerío / José Carlo Burgos: Fotoperiodista
Emprendí mi jornada con miles de temores. Encontré el camino de tierra que se funde con escalones destrozados y húmedos. Pero al final, al ver la caída de agua de tan cerca, pensé que algo que no veía estaba conmigo y que me acompañaba en cada paso que daba.

Cuando bajaba pensé en mi familia, pensé en ‘Tití...”, que dolorosamente murió hace poco… Y pensé en mis hijos y mi esposa. De cierto modo no me sentía solo.

El paisaje era fuerte / El Salto en Comerío /José Carlo Burgos: Fotoperiodista
Cuando me acercaba se escuchaba el rugir de la represa, la maleza que bordeaba la escalera de concreto y de lejos veía el lugar donde había estado con aquel hombre, el que no sabía nadar.

Cerca de la represa / El Salto en Comerío / José Carlo Burgos: Fotoperiodista
La aventura me ataba cerca del precipicio; donde finalmente estaba la represa, y de pronto resbalaba, mis lentes se me fueron. Los vi desaparecer mientras caían al abismo, y sentí que mi corazón se aceleraba. Hasta el día de hoy no sé como no caí a ese mundo de agua ensordecedor. Tal vez fue mi instinto. O posiblemente pude equilibrarme. Pero también pudo haber sido algo que nos cuida. Que está cerca de nosotros.

Ya estaba subiendo, El Salto en Comerío / José Carlo Burgos: Fotoperiodista
Al regresar, caminaba más despacio. Había perdido mis lentes pero la cámara estaba intacta. Seguí subiendo, hasta salir del barranco. Al salir, le di gracias a “papa Dios” como decía mi abuela…Me senté al lado de unas piedras y encendí el último Newport que me quedaba. Estaba pálido. Lo que haya sido evitó que me fuera con la corriente.

Al final.., volví a pensar en mi familia..., y en mi vida. Tal vez esto fue un mensaje o posiblemente una tontería. Lo que sí era cierto que estaba vivo, y sabía que de aquí en adelante no podía desperdiciar ni un instante.


No he regresado a ese lugar desde entonces. Pero a veces cuando pienso en él, trato de buscar la redención de mi espíritu para que en algún punto del hemisferio, cuando Yo muera, pueda alcanzar a ver la represa desde lo alto.., y al hacerlo: sentir la Paz.

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