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5/27/2019

“Bully”


¿Tiene nombre? Claro que sí. Todos nosotros sabemos de quién se trata.

¿Cómo cualquiera de nosotros se defiende de un “bully” que resulta ser Presidente de Estados Unidos?

¿Cómo cualquier ciudadano se defiende de ese acoso verbal en las redes sociales, en público y frente a las cámaras?

Frente a un asedio continúo y muy cruel…

Atacar sin fundamento, utilizar la plataforma digital como un arma de fuego y escupir palabras soeces frente a sus micrófonos es su estrategia. 

Piensa que la mejor forma de competir en contra de sus oponentes es lacerar la dignidad de los candidatos del partido contrario. Fomentar la duda y elevarla dentro de un universo periodístico falso y calumnioso.

Ese es el primer paso. 

Piensa que eso lo coloca siempre a la ofensiva. No a la defensiva.  

Mientras sus enemigos se defienden tiene todo el tiempo del mundo para abonar, mancillar y atacar verbalmente a sus oponentes con la burla y el desprecio de un acoso que no termina. 

Aun cuando sea verdaderamente indignante el hecho que venga de la persona que se supone sea ejemplo de humanidad para millones de personas resulta ser peligroso y humillante para aquellos que estamos del otro lado.

Créanme según su forma y estilo, epítetos, sobrenombres y la burla que viene acompañada de ademanes frente a miles de personas en auditorios por toda la nación parecen ser la norma de un encuentro social donde se aplauden dichas actitudes.

Los ejemplos están ahí. Los conocemos todos…

…“crooked Hillary”, “sleepy Joe”, “crazy Bernie”, “lying Ted”, “nasty Witch” y ahora el personaje de la revista “Mad, Alfred E. Neuman” en clara referencia al candidato por el Partido Demócrata, Pete Buttigieg.

Es fácil burlarse mientras se esconde detrás de un micrófono para sacar lo peor de la humanidad frente a miles de personas que aplauden sus discursos. 

Amparado en un equipo corrupto que lo llevó a la silla presidencial, ese mismo equipo de trabajo al día de hoy enfrenta cargos judiciales, sentencias o cumplen años de prisión por manejos ilegales durante su campaña.

Parece increíble que Estados Unidos haya llegado a eso. Realmente es inaudito, preocupante y desalentador.

Ha convertido el acoso como parte esencial de una estrategia cuyo modo se inclina a la agresión verbal para mantenerse vivo y levantar una audiencia que se alimenta de la discriminación y el ataque racial.

Una base que rechaza el género, la inmigración, detestan nuestro idioma y nuestra cultura latina dejando claro que Estados Unidos les pertenece a los norteamericanos.

Pero sabemos que esa no es la mayoría. La mayoría de los norteamericanos que conozco no son así. Mucho menos son parte de esa base electoral que lo sigue no empece a sus expresiones.

Miles de norteamericanos atesoran la diversidad, trabajan con quiénes son distintos y aprecian nuestro modo de ser, la cultura hispana y latinoamericana.

Con su discurso de propaganda quiere hacerle creer al mundo que su nación ha sido invadida por entes migratorios, expresando el desdén que siente hacia la comunidad musulmana o de otros lugares fuera de Estados Unidos. 

Esa expresión verbal es en esencia una desgracia nacional que se alimenta de la envidia de unos pocos que descansan precisamente en su discurso par validar sus posturas. 

Una filosofía populista y enferma que incide en la división, el odio y la violencia.

Eso en particular asusta. Asusta cuando dichas aptitudes ideológicas ofensivas se corrompen y destruyen las libertades de los demás.

Con la nueva burla a este candidato, el presidente Donald Trump se le olvida que Pete Buttigieg es un académico probo que habla más de cinco idiomas habiendo sido oficial de la Fuerza Naval de Inteligencia en Afghanistan.

Pero aparte de ello, es un ser humano que se merece todo el respeto y la consideración que le debemos profesar a nuestros semejantes.

Lamentablemente ese aspecto no existe dentro de la naturaleza humana de un acosador.

Un instigador que descansa en su propaganda política además de utilizar cualquier recurso a su alcance para la humillación y la burla. 

Esa es su plataforma. 

Y eso es exactamente el comportamiento de un “bully”. 

Sobre ello, pienso y mantengo la esperanza que la mayoría de los ciudadanos que creen en la verdad y desprecian el hostigamiento verbal harán contar en su momento sus votos en dentro de una de las circunstancias más difíciles y traumáticas en la historia norteamericana. Esa es la única defensa. 

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5/15/2019

Ningún castigo es suficiente


Hay casos cuyo nivel de crueldad es tan alto que no existen palabras para describirlo. 

Las palabras se quedan cortas. 

No existen tan siquiera expresiones que se acerquen y nos ayuden a entender y comprender lo que sentimos.

Son casos que cambiarán para siempre nuestra mente y nos harán repensar en todo lo que creíamos hasta ese instante. 

El pasado sábado, 23 de marzo de 2019, un joven de 19 años quemó a una jovencita de tan solo 13 años en más de un 90% de su cuerpo.

A Wilson Meléndez Bonilla se le impuso una fianza de 3.5 millones de dólares, la cual no prestó y, por lo cual, fue ingresado a la cárcel de Las Cucharas en Ponce.

Según lo que trascendió en la prensa, Wilson irrumpió en la residencia de la menor, la roció con gasolina y con un encendedor le prendió fuego. Ella fue ingresada en estado de gravedad al Centro Médico de Río Piedras mientras el imputado fue arrestado horas después admitiendo los hechos.

Trágicamente, la adolescente de 13 de años sucumbió ante la gravedad de las heridas y murió el domingo pasado, 12 de mayo de 2019.

No les puedo explicar el nivel de frustración que sentí cuando llegó la alerta del periódico El Nuevo Día dando la noticia de su fallecimiento.

Al menos, la Secretaria de Justicia, Wanda Vázquez en un comunicado de prensa informó que hará los pasos necesarios para radicar cargos por asesinato en primer grado al joven asesino.

El problema es que nuestro nivel de humanidad quiere algo más que justicia: quiere venganza.

Algo que sea proporcional. Un castigo tan doloroso como el que le hizo pasar a esta niña.

Pero obviamente debemos dejar que los procesos jurídicos sigan su curso. 

Si en efecto se queda en prisión, el sistema correccional le dio a él la opción de vivir. Opción que él le quitó a ella.

Por ahí surgen miles de ideas que no son fáciles de describir y que nos llevan por otro sendero. Uno que jamás deberíamos ni imaginarnos tan siquiera.

Se me va la mente y la mirada se me pierde entre la tristeza y el coraje.

Ahora, digo yo como aquella campaña publicitaria: ¿qué nos pasa Puerto Rico?

Podemos culpar a quien sea, pero todos somos responsables. Somos responsables de una sociedad que atesora la violencia, vive en su mayoría en la ignorancia y cultiva las drogas como método de supervivencia ante un cuadro social tétrico y preocupante.

Una sociedad que vive la mayor parte del tiempo en las redes y se quita de los estudios, no leen o analizan lo más básico y se mantienen enajenados en un mundo donde se propaga cada vez más las divisiones, la burla, el acoso sin hablar de la parte sexual que está latente constantemente.

Una sociedad que es dependiente en donde el dinero ha extraído sus valores y su cultura dejándolos a merced de un universo político cuyos integrantes en su inmensa mayoría viven de la avaricia, las apariencias y ese suburbio de lujos y capital que los excluye y los aísla de su universo social.

Nos falta mucho para acercarnos a una sociedad donde prevalezcan los valores, la educación y el amor al prójimo. Nos falta mucho para comprender que la única manera de caminar responsablemente es con la verdad, la justicia y el deseo genuino de ayudar y comprendernos unos a otros.

Mientras eso no suceda, casos como estos quedarán en nuestra historia no como un aviso, sino como una advertencia en nuestra conciencia y nuestro espíritu sobre actos que tristemente jamás podremos olvidar.
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5/05/2019

Los guardianes de la soledad




Son los seres que en la oscuridad regresan y se insertan invisibles entre medio de la noche, entre la nostalgia y el miedo, vigilantes y atentos mientras nuestro cuerpo duerme.

Son los que nos llevan a parajes nunca vistos pero que de algún modo reconocemos cuando en la profundidad del sueño el alma se separa del cuerpo.

A veces nos hablan en esas horas muertas y se transforman durante un tiempo con su pensamiento imperceptible que flota en nuestro subconsciente. 

Nos advierten y nos mantienen dentro de esa misma soñolencia seguros y tranquilos.

No se dejan ver solo se manifiestan en las sombras o por medio de los sonidos, esos ruidos extraños que a la gente le da miedo. 

A veces los sentimos cuando el celaje de sus pasos nos advierte su presencia.

Son como un ejército cuyo fusil incierto es la conciencia y su mundo está más allá del nuestro. 

Se colocan estratégicamente en los puntos claves de nuestra existencia y nos estremecen cuando pecamos o hacemos lo que no debemos...

Nos ponen la piel como dicen algunos de gallina…

Son los vigías del tiempo y la calamidad. Conocen la felicidad pero también el sufrimiento. 

En momentos se manifiestan dentro de ese mundo paralelo donde no sabemos si estamos dormidos o despiertos. 

Son los que limpian los alrededores del alma y se colocan como muros vivientes para protegernos de la maldad y la crueldad o tal vez; el infierno.

En esos momentos se transforman en una muralla en contra de los malos deseos.

No se deben a la rutina, el dinero o el poder. Su mundo no es el nuestro.

Se deben a otro entorno. A nuestros pensamientos, a nuestro proceder.

Son los guardianes de los recuerdos. Atesoran la memoria y no se les escapa ni un céntimo.

Hablan entre ellos de alguna forma y se comunican con nosotros en los sueños.

Nos dan la libertad genuina entre el bien y el mal sabiendo ellos que de algún modo, en algún punto, posiblemente algo tendremos que pagar.

Unos más que otros.

No están para hacer daño. Por el contrario. 

Son los guías eternos de la soledad cuando en los momentos más difíciles nos mantienen despiertos.

Por eso, que en algunas horas tristes o de felicidad, aun en mi soledad recurro a todos ellos.

Penitente y seguro sobre mi destino. Ellos me han dicho que nada está escrito. 

Y que a la larga todo está por verse.

Y en estas horas cuando la soledad se convierte en los más sublime, ellos se acercan sigilosos analizando cada letra y cada palabra dejando en mi conciencia los pensamientos de un artista que entre loco y despierto busca algún sentido de existencia sobre todo en estos tiempos por cada cosa que ocurre aunque me cueste la vida.
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5/02/2019

¡Populares a las trincheras de la lucha, a los funcionarios, a defender esos votos, a defender esas actas!



Una enorme cantidad de gente penetraba los predios del Coliseo Roberto Clemente ante un llamado que retumbaría en nuestra historia política como un grito de guerra por el entonces candidato del principal partido de oposición, Don Rafael Hernández Colón. 

Puerto Rico jamás olvidaría ese miércoles, 5 de noviembre de 1980.

Cientos y cientos de personas se colocaron frente a la entrada del Coliseo, justo detrás del portón que da acceso a dichas facilidades, teniendo de frente al escuadrón de la fuerza de choque de la Policía de Puerto Rico.

El Lcdo. Juan Mari Brás, candidato por el Partido Socialista, llegó a los predios del Coliseo indignado por la forma y manejo de los cómputos electorales hasta esa momento. 

Severo Colberg, Representante de la Cámara para esa misma época y Héctor Luis Acevedo, Comisionado Electoral del Partido Popular Democrático en ese entonces se vieron obligados a hacer uso de altoparlantes para dirigirse a la multitud que había respondido al llamado horas antes por el presidente y principal opositor del Partido Nuevo Progresista.

A esa misma hora, 3:00 de la madrugada, Hernández Colón acusó a Carlos Romero Barceló de ser un “dictador latinoamericano” y de haber dado un “golpe de estado a la democracia puertorriqueña”. 

Ante los ojos de miles de personas que habían ejercido su derecho al voto y ante los medios noticiosos del país que en ese momento se acuartelaban en las oficinas centrales de dicho partido, Rafael Hernández Colón, candidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático le hizo un llamado revolucionario a sus seguidores: “¡Populares, a las trincheras de la lucha, a los funcionarios, defender esos votos, defender esas actas!

En el Comité Central del Partido Popular, miles de populares gritaban “Romero y Somoza son la misma cosa”El candidato por el Partido Popular afirmó que esa declaración de victoria del Lcdo. Carlos Romero Barceló lo colocaba a él en el mismo nivel de Trujillo y Somoza, dictadores de Santo Domingo y Nicaragua respectivamente.

En el edificio Valencia, donde en principio se habían trasladado el conteo de los votos, el sistema computadorizado sufrió presuntamente un colapso. 

A las ocho de la noche un Oficial de la Comisión Estatal de las Elecciones le dijo a este pueblo que “había fallas en el sistema de impresión por las computadoras y que se estaba trabajando para ponerlo al día”. “La anomalía es una falla electrónica” dijo Gerineldo Barreto, Jefe de la Agencia.

Cuatro semanas después, y con una ventaja de 1,936 votos, el Lcdo. Carlos Romero Barceló obtuvo el triunfo como gobernador de Puerto Rico. 

Esto, y a pesar de recuentos voto a voto e impugnaciones que llegarían hasta el más alto foro judicial: El Tribunal Supremo. 

La decisión judicial no se hizo esperar; el poder ejecutivo quedaría en manos del Partido Nuevo Progresista. En el Senado prevaleció como Presidente de ese Cuerpo el Lcdo. Miguel Hernández Agosto y en la Cámara de Representantes, los dos primeros años del cuatrienio estarían bajo la presidencia de Severo Colberg.

Así las cosas, comenzó una nueva era que estuvo plagada de serias irregularidades desde sus inicios. Con un ambiente político, cuyo gobierno electo habría de cargar para siempre el estigma de un sistema fraudulento que provocó la derrota del partido opositor. 

Con un gobierno cuyo resultado electoral estaba en entredicho y cuyos resultados oficiales no se verían hasta semanas después. Con un cuerpo legislativo dividido y un sistema de fuerza y un orden policíaco matizado desde mucho antes por actos de brutalidad e injusticia ciudadana.

Recuerdo ese momento tan trascendental como si fuese hoy. Descanse en paz, Don Rafael Hernández Colón.

Me tocó de cerca la falta de servicios médicos en Puerto Rico

Según CienciaPR , en una invitación por parte de la Senadora por Acumulación del Senado de Puerto Rico, Kerem Riquelme Cabrera , se expresa ...