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El trabajo de campo suele ser mucho más interesante. Y el componente editorial llena aveces ese hueco subliminal con un mero análisis o una entrevista corta. Y en la entrevista, las preguntas sobre todo a políticos, están ensayadas; las preguntas se dan y las respuestas están escritas. Sin olvidar que muchos de los cuestionamientos o preguntas están enmarcados en la comedia sin olvidar el transcurso noticioso y el famoso legado de "La Comay".
El periodismo de hoy no puede caer dentro e un acomodo de ganancias comprometiendo la verdad o la información. Máxime cuando tenemos en este presente una tecnología de la información que no la puedes detener, es constante y está en manos de cualquiera que tenga un aparato celular o medio tecnológico con que pueda tirar fotos o grabar videos. Y hemos sido testigos de información en canales de información en las redes de ciudadanos que han llevado a personas a la cárcel o han sido acusadas por delitos criminales.
Y de ahí, que muchos periodistas han caído en la trampa de una información donde me cuestiono realmente la intención de alcanzar la verdad. Y es que bajo un clima comercial que arropa esa profesión y un manto político que los arropa, van perdiendo a mi juicio la credibilidad. Ante ese panorama, es justo indicar, que los grandes compuestos y medios de información en el País los ha transformado en cierto sentido, en cabilderos; ya ideológicamente no se esconden detrás de la noticia.
Lo que sí me desilusiona es ver ese recurso editorial comprometido, y de hecho, nos damos cuenta cuando el principal medio escrito por ejemplo, toma un giro sin decirlo directamente, apoyando a un candidato y un sector ideológico. Y lo vemos en la forma, el diseño y las fotos de salón, bien pensadas y ejecutadas para la prensa y eventualmente al público.
La prensa no puede deberse a las tentaciones para colocar la síntesis real de lo que acontece en pro de sus propios beneficios económicos. Necesitamos un modo noticioso que eleve nuestras aspiraciones y nos ayude a lograr un pensamiento crítico y responsable.
Deseo terminar con las palabras de Edward R. Murrow:
"If radio news is to be regarded as a commodity, only acceptable when saleable, and only when packaged to fit the advertising appropriation of a sponsor, then I don't care what you call it — I say it isn't news. Only of the basic troubles with radio and television news is that both instruments have grown up as an incompatible combination of show business, advertising and news".
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