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2/01/2018

Soledad Virtual

Poco a poco nos aislamos...


Recuerdo mi primer trabajo formal como artista gráfico. Todo a mano, tipografía, ilustraciones y las separaciones de colores eran complicadas. La parte escrita la realizaba otro personal que se dedicaba a redactar y corregían las cosas, ya sea para libros o materiales educativos, que era en esencia mi trabajo.

Pero el hacerlas a mano implicaba un trabajo en conjunto. Donde estaban envueltas muchas manos. Éramos un equipo enorme, incluyendo fotógrafos, impresores, el que montaba en la imprenta.., en fin un grupo grande que tenía numerosas responsabilidades y por lo cual recibía un ingreso.

Un día, me acuerdo como hoy, llegaron las computadoras. Era a principios de los 80's. Mi amigo y colega Eddie, me decía—"Carlitos.., ¡éste que está aquí no la va a tocar.., esto nos va a quitar las habichuelas.., tú verás...."

A pesar que al menos en mi caso no me las quitó, ¡Gracias a Dios! lo cierto es que ese aparato que parecía una caja rectangular con una minúscula pantalla se iba a transformar en un instrumento de comunicación en nuestras vidas verdaderamente imprescindible. Ya no tan solo para el artista. En todos los renglones de la vida.

La música está ahí dentro, las fotos, lo que uno escribe, los mensajes, se transforma en un celular; ahora estamos disponibles 24/7... Si vas para algún sitio, un GPS es suficiente... y los juegos interactivos: ni se diga, aparte de Youtube que es nuestra televisión "online" en la calle, todo lo que buscamos, la información que necesitamos, lo que no conocemos y Dios sabe qué cosas más en un artefacto portátil pero extremadamente poderoso.

Y ese instrumento tecnológico fue evolucionando hasta que eventualmente se tragó el universo comunitario que vivimos y se transformó en un medio que excluye indirectamente la vida en común.

Si vas al teatro como fui yo hace poco, me pasó que en la fila de asientos de la sala, una familia completa; uno al lado del otro, celular en mano.., no se miraban, no se hablaban, cada cual como dicen mis hijas: en lo suyo.

Y eso es un agravante que se desprende de esta aventura tecnológica, la cual no puedes detener; o te acomodas y evolucionas o te aíslas. Y en esa soledad, el peligro es que tu único compañero o compañera está a través de las redes. Totalmente fuera de lo que yo conocí hace muchos años como la vida comunitaria.

Los juegos de la calle se perdieron. Todos tienen celulares o Ipad's, están conectados todo el tiempo, y en las oficinas o talleres, el Internet sustituyó la intercomunicación. Y a pesar que estos avances no son malos, los extremos en algunos casos dejan a nuestro prójimo desprovisto de herramientas básicas para interactuar en sociedad.

Sobre todo cuando se trata de niños, y su mejor amigo o amiga es una señal con celular, a la larga se va encontrar solo en un mundo virtual donde los que conoce no son de carne y hueso.

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