Es mucho más serio de lo que cualquiera puede pensar
Estas elecciones pautadas para el próximo 6 de noviembre de 2018 son determinantes. Establecerán un punto de partida cuyas consecuencias van a ser extremadamente serias.
Dentro del espectro republicano su única garantía de triunfo es mantener viva la llama de la extrema derecha; la que no escucha, la que vive resentida. Para ello, el propio presidente se ha encargado de entablar un discurso peligroso que sustenta ese resentimiento hacia el estado, a la prensa y por supuesto a la diversidad y la inmigración.
Son expresamente su enemigos.
Este estilo de propaganda ha llenado un vacío con estrategia oculta que se cocina con un estilo siniestro para llevar el mensaje de gente por ejemplo de Steve Bannon cuyo propósito es mover la Nación hacia un extremismo que toca filosóficamente las entrañas fascistas que destruye los cambios y la detracción.
Es un asesinato al manifiesto democrático que atesoran las naciones libres que permiten la diferencia. En este escenario, la concentración del poder se intuye dentro de una estrategia dirigida a destruir la verdad para acomodarla y sentar las bases de una nueva moralidad.
Un nuevo orden cuyas conclusiones conspiradoras dividen a la ciudadanía como si estuviesen dentro de una guerra civil contemporánea.
Es además mucho más serio porque han creado un aura de mentiras que promueven continuamente, establecen vínculos con naciones que no son aliadas y la propuestas de intercambio se convierten en una negociación que a la larga va a propender en una burbuja que tarde o temprano les va a explotar en la cara.
Esa extrema derecha que ha trascendido ha tenido eco en países europeos y hoy se convierte poco a poco en una llama que está incendiando la mente de millones de personas alrededor del mundo.
El efecto de la inmigración para este gobierno ya no es meramente un asunto político o económico. Es un atentado a la naturaleza de su nación. Por lo cual muchos de ellos intuyen que de cierta forma son actos de guerra que manipula la oposición para destruirlos ideológicamente.
De otra parte, si el partido republicano pierde su poder en el Congreso, van a apuntar hacia una persona y lo van a hacer responsable. De cierta manera, eso puede ser parte de una estrategia para colocar un sucesor que pueden manipular y mover a su antojo. El problema que tienen es que Trump se ha convertido en un estandarte para un movimiento que no ha cedido y muchos menos se ha apagado hasta el momento.
Para ellos, esto ya no es político: es personal. Es como si ante el intento de arrebatarle lo que tienen están dispuestos a todo. Para ellos es una guerra. Y de hecho, así se titula ese nefasto documental de Steve Bannon.
Si el partido Republicano retiene el Congreso, lo más probable es que Donald Trump prevalezca en el 2020. Si prevalece, el mundo que conocemos como la nación norteamericana va a dar un giro que lo vemos venir pero que no se ha implantado aun.
Se va acrecentar las bases legales de un apoderamiento judicial que ya comenzó, se van a legitimar procesos de cambio y muy probablemente entremos en conflictos internacionales que tendrán un efecto devastador por décadas y quién sabe…
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