Su golpe era inminente.
En mi oficina estaba todo el mundo corriendo y cubriendo en mi caso los equipos electrónicos, computadoras, impresoras, cristales, etc.
La cosa no pintaba bien. En mi casa, ya prácticamente habíamos despejado el patio y me preparaba tan pronto llegara a colocar las tormenteras.
En la calle, histeria colectiva, en las ferreterías ya no quedaban paneles y conseguir arandelas era todo un triunfo.
Mis hijas y mi esposa estaban tranquilas a pesar de la circunstancias y gracias a Dios nos habíamos abastecido de lo indispensable.
El 20 de septiembre de 2017, a partir de las 6:15 a.m. vientos de185 mph devastaban cada rincón de nuestra tierra, dejando zonas y áreas sumidas en el peor desastre desde 1928 con el Huracán San Felipe.
Semanas antes Irma nos había visitado y fuimos seriamente afectados. Una semana después la amenaza de otro evento devastador que era inminente nos dejaba sin habla, máxime que como pueblo no estábamos preparados...
En el área de trabajo, compañeros y colegas se acercaban a mi monitor para ver el informe del "Weather Channel" que no decía nada distinto a la trayectoria que llevaba.
Las informaciones y comparecencias del Gobernador con todo su equipo de trabajo se transmitían primero a las 5:00 a.m., luego a las 11:00 a.m. después a las 2:00 p.m., a las 5:00 p.m. y finalmente a las 11 de la noche cuando el avión caza huracanes entraba dentro de aquel monstruo para evidenciar la velocidad, el tamaño, la presión barométrica y su trayectoria.
No había duda alguna. Este aparato iba directito a nosotros.
El martes tarde en la noche, cuando ya no había electricidad y mi hijo desde Washington nos hablaba a mi esposa, mis dos hijas y a mí, sentados en una escalera de la casa.
Desde Washington DC, extremadamente preocupado y atemorizado por nosotros, intentaba calmarnos y esperar lo mejor dentro de una cosa que jamás habíamos vivido.
El Huracán María entró a Puerto Rico por el pueblo de Yabucoa categoría cuatro 4, con vientos sostenidos de 155 mph y ráfagas de 185 mph y con una presión mínima de 917 m.
En la montaña y áreas rurales cercanas a la costa experimentaron vientos y ráfagas mucho más fuertes. Más de 35 pulgadas de lluvia, pueblos alrededor de la isla resultaron totalmente incomunicados.
Vientos en el interior de la Isla destruyeron puentes, viviendas y estructuras de cemento.
Al día de hoy cuando se habla de tantas víctimas directas e indirectas se los creo. No es fácil realizar ese cálculo pero estoy seguro que fue mucho más que lo que aparece en los informes oficiales del gobierno.
Fue catastrófico, pueblos totalmente incomunicados, inundaciones récord en toda la isla por ejemplo Loiza, Canóvanas, Vega Baja y Toa Alta quedaron atrapados donde mujeres, ancianos, niños; en fin familias completas en techos tuvieron que esperar en medio de la turbulencia a ser rescatados.
El resultado de años de ineficiencia por parte del gobierno se hicieron evidentes a la luz de este desastre:
- Un sistema eléctrico que por años jamás se ha restaurado tomando en cuenta una infraestructura decididamente obsoleta.
- Una Autoridad de Tierras y Vivienda totalmente desmantelada por la política, la corrupción e ineptitud administrativa en donde el 60% o más de las estructuras residenciales no cumplen con los parámetros mínimos de localización y construcción.
- Una Autoridad de Energía Eléctrica que le ha servido a los organizaciones sindicales y por su parte, el gobierno de turno ha manejado a gusto y gana la industria corporativa del gobierno más compleja. De forma tal que la corrupción, los beneficios extraordinarios y el manejo administrativo deficiente por décadas la han dejado en una quiebra moral, financiera e institucional.
- Un País dependiente, con un gobierno electo sin aparente experiencia que le ha tocado manejar la peor devastación en su historia, con unos Jefes de Agencia y Alcaldes muchos de ellos corruptos e ineptos.
El 15 de diciembre de 2017, luego de sobre 90 días, llegó la energía eléctrica a mi residencia. Durante todo este periodo hemos estado recuperando el tiempo perdido y tratando de salir adelante y solucionar poco a poco los daños serios que sufrimos.
Cada día le damos gracias a Dios porque sobrevivimos esa pesadilla a pesar que muchos todavía hoy sufren y carecen de los servicios más básicos.
Oramos por aquellos que perdieron la vida durante el paso de este evento atmosférico. Tanto mis hijas, mi esposa y Yo hemos estado y al presente cuando vemos eventos como Florence en Carolina del Norte y Manghut en China y las Filipinas hemos estado seriamente consternados por ello.
Con esta experiencia aprendí a no estar en negación, a enfrentarme y entender los designios de la naturaleza. Eso es una gran lección gracias a María...
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