La retórica y la mentira se han convertido para el presidente norteamericano en herramientas de distorsión y manipulación masiva.
¿Cómo hemos llegado a estar envueltos en medio de una tormenta en las redes sobre cantidades de muertos y agua abandonada?
¿Dónde está la verdad? ¿Dónde están los principios?
Desde octubre de 2017 funcionarios y expertos de las Naciones Unidas, le cuestionaron al Presidente Trump la respuesta de su administración para el Huracán María en Puerto Rico.
Laignee Barron, autor del Times expresó en aquel momento que a un mes del paso por Puerto Rico, Irma y una semana después el huracán María, las Naciones Unidas en un comunicado describieron como alarmante y ausente la respuesta norteamericana que sufría Puerto Rico ante la emergencia.
En dicho comunicado se dejó claro la diferencia en prioridades que se le dio a Puerto Rico en comparación con Estados Unidos, quiénes fueron afectados por huracanes en aquel momento reciente.
Detallaron en su escrito que el huracán Irma se estrelló al norte de Puerto Rico el 8 de septiembre diezmando la red eléctrica del País. El huracán María, uno de los 10 eventos atmosféricos más intensos en la historia registrada en el Atlántico, entró a Puerto Rico una semana después con vientos de 155 mph, destruyendo a su paso lo que quedó de la infraestructura eléctrica.
Expresaron además que incluso antes que María azotara a la Isla, los derechos humanos en Puerto Rico habían sido socavados por las políticas de austeridad, la crisis económica y financiera que prevalecía en el Territorio norteamericano—así lo expresó según el autor; Juan Pablo Bohoslavski, Experto Independiente de las Naciones Unidas sobre Deuda Externa y Derechos Civiles.
Acto seguido, señalaron en su declaración en el comunicado de las Naciones Unidas, que seis semanas después del segundo huracán, una cuarta parte de los puertorriqueños no tenía acceso a los servicios mínimos básicos y que miles de personas permanecieron sin hogar según lo que se desprende de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.
Más del 80% de la población en Puerto Rico, es decir 2.8 millones de seres humanos carecían de electricidad mientras que los hospitales no funcionaban adecuadamente.
Por eso murió tanta gente. Una respuesta tardía e inadecuada. Una arrogancia arropada por una presidencia prepotente que mantuvo todos los recursos en vilo en un momento tan crítico para la vida de miles de seres humanos.
Irónicamente, el Presidente de Estados Unidos, recorrió la Isla ese mismo mes, tirando papel toalla y expresándole al pueblo de Puerto Rico que deberían alegrarse de no haber sufrido una verdadera catástrofe como Katrina en 2005.
En aquel momento histórico, los expertos de la ONU le exigieron al gobierno de Estados Unidos eliminar barreras regulatorias para llevar a cabo la recuperación y reestructuración ante un evento de tales proporciones.
De manera que todo esto es una trayectoria trágica de realidades que finalmente incidió en la muerte de sobre dos mil personas en la Isla.
El Presidente, a pesar que se reitera en sus ataques en las redes, sus expresiones son parte de una retórica recurrente llena de falsedades que distorsiona por completo la verdad.
No obstante, el gobierno no está exento de culpas ante la ineptitud e incompetencia de algunos funcionarios que utilizaron la emergencia para su lucro personal y hasta hoy día, con todas esas miles de paletas de agua, abandonadas en una base militar.
Ahora, es justo indicar y que no es menos cierto que ninguna administración política ha tenido que enfrentar una situación de emergencia de tal magnitud con la sombra de una Junta de Supervisión Fiscal que es como tener un estado federal impuesto que te dirige.
El Presidente norteamericano podrá llenarse la boca alegando sobre el número de muertes en Puerto Rico asociadas directa o indirectamente a la emergencia, pero es lo mismo que decir que tiene las manos limpias sobre el fraude y la intervención rusa en las pasadas elecciones.
Y poco a poco la verdad ha ido surgiendo.
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