Donald J. Trump / Presidente de Estados Unidos |
Aun cuando ellos conocen la identidad del autor, se reservan el derecho de darlo a la luz pública, toda vez que informar su identidad afectaría de forma permanente su trabajo.
Si hay oficiales de alta gerencia en la administración del presidente bajo estos preceptos, es precisamente el comienzo de una grieta que a la larga no se va a poder corregir.
Traducción:
Soy parte de la resistencia, dentro de la administración de Trump
Aun cuando trabajo para el Presidente, ciertos colegas y Yo hemos jurado frustrar gran parte de la agenda del Presidente al igual que sus peores inclinaciones
El Presidente Trump encara un juicio a su desempeño como ningún otro líder moderno norteamericano.
No es precisamente el asunto del Fiscal Independiente. Que la Nación está dividida como consecuencia del liderato de Trump.
O además, que el Partido pueda perder el control del Congreso, cosa que tienen entre ceja y ceja esperando su derrumbe.
El problema — que él no logra captar todavía — es que una inmensa mayoría de sus altos funcionarios dentro de su propia administración están trabajando consecuentemente para frustrar parte de su agenda incluyendo sus peores inclinaciones.
Yo de hecho lo sé. Yo soy uno de ellos.
Para estar claros, nuestra posición no es la de la extrema derecha. Queremos que esta administración tenga éxito y de hecho pensamos que muchas de sus políticas han hecho a Estados Unidos más seguro y más próspero.
Pero creemos que nuestra principal devoción y lealtad es con la Nación mientras el presidente continúa actuando en detrimento para la salud de la República.
Por lo cual gran parte del personal nombrado ha jurado hacer lo que esté a su alcance para preservar las instituciones democráticas frustrando los impulsos equivocados de Trump mientras sea Presidente.
La raíz del problema de este presidente es su falta de moral. Cualquiera de los que trabajan con él saben que no está amarrado a principios básicos al momento de tomar decisiones.
Aunque fue electo como Republicano, este Presidente ha mostrado un mínimo de afinidad por los ideales que profesan los conservadores: mentes libres, libre mercado y libertad para el pueblo.
En el mejor de los casos, ha levantado estos ideales como si fuese un guión escrito. En el peor de los casos los ataca consistentemente.
En adición a esa noción populista de que la “prensa es la enemiga de la gente”, los impulsos en términos generales del Presidente Trump son en contra del comercio y anti democráticos.
No me tomen a mal. Ha habido cosas buenas en medio de una cobertura incesantemente negativa: una efectiva desregulación, una reforma contributiva histórica, un ejército militar robusto y mucho más.
Pero estos éxitos han llegado a pesar de — no debido a — el liderato de un estilo presidencial impetuoso, basado en la confrontación, que es mezquino e ineficaz.
Desde la Casa Blanca a las departamentos ejecutivos y agencias, altos funcionarios admiten privadamente su desconcierto ante los comentarios y acciones de su comandante en jefe.
La mayoría trabaja para proteger su operaciones de sus caprichos.
En las reuniones suele salirse de los tópicos mientras le atrae despotricar y estar en la misma diatriba y esa compulsión mal informada y enferma sobre decisiones que se han tenido que echar hacia atrás.
No hay manera de descifrar si en efecto va a cambiar sus decisiones de un momento a otro, de hecho uno de los oficiales me indicó recientemente, totalmente desesperado sobre una reunión en la Oficina Oval donde el Presidente estaba indeciso sobre una política de envergadura que había pretendido establecer la semana anterior.
Este comportamiento errático sería mucho más preocupante si no fuese por los héroes anónimos que se juegan el pellejo en la Casa Blanca. Muchos de sus ayudantes han sido catalogados como villanos por los medios. Aunque en privado, han ido más allá del deber para bloquear dichas decisiones contenidas a pesar que muchas veces no han tenido éxito.
En apariencia puede parecer de cierto modo una cierta comodidad, pero los Americanos deberían saber que además que somos adultos en los cuartos de habitación. Reconocemos lo que está ocurriendo. Y hacemos lo que está a nuestro alcance aunque Donald Trump no lo haga.
El resultado es casi una presidencia dual.
Tomemos por ejemplo política exterior: en público y en privado, el Presidente Trump ha demostrado preferencia por sistemas autocráticos y dictatoriales, como lo son el de Valdimir Putin en Rusia y el líder de Korea del Norte, Kim Jon-un, y demuestra una pequeña o mínima apreciación genuina a las cosas que nos atan a naciones que son afines a la nuestra.
Observadores se han dado cuenta que el resto de la administración del presidente opera bajo otros preceptos, donde naciones como Rusia han sido penalizadas como consecuencia de su intervención indebida mientras que nuestros aliados han estado como observadores a la vez que han sido ridiculizados como rivales.
En Rusia, por ejemplo, el presidente se mostró reacio a expulsar a espías del Sr. Putin como castigo por el envenenamiento de un ex espía Ruso en Gran Bretaña. Él se quejó de una confrontación adicional con Rusia y expresó frustración por el hecho que los Estados Unidos continuara sancionando a ese país por su comportamiento.
Pero ese equipo de trabajo sabía lo tenía entre manos. Esas acciones eran decisivas y Moscú tenía que ser responsable.
Basado en toda esa inestabilidad sobre la cual muchos de nosotros hemos sido testigos, hay susurros en el Gabinete para invocar la Enmienda 25, la cual iniciaría un proceso para revocar su presidencia.
Pero nadie desea precipitar una crisis constitucional. Por lo cual haremos lo esté en nuestro poder para mantener la administración en la dirección correcta hasta — que de un modo u otro — termine.
Nuestra principal preocupación no es lo que Trump ha hecho de esta presidencia sino lo que nosotros como Nación le hemos permitido hacer y hacernos. Hemos caído en lo más bajo y le hemos permitido que con su discurso destruya nuestro civilidad.
El Senador John McCain lo expresó perfectamente en su carta de despedida. Todos los americanos deben romper con ese tribalismo y buscar la unidad con los valores y el amor que sentimos por esta gran Nación.
Esto es parte del principio del fin. Una grieta que se irá ensanchando hasta romper esa barricada ficticia de un hombre que se ha apoderado de una Nación que al final habrá de rechazarlo.
Ese momento va a llegar. No falta mucho…
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