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8/31/2018

Hay discursos en la historia que son extremadamente reveladores

Foto: Christoph Scholz

Se convierten en un instrumento de estudio y análisis a través de los años. En esencia no mueren porque carecen de edad, han trascendido el tiempo y el espacio. 

Dejan de ser discursos para convertirse en una expresión profética que todavía hoy retumba y revuelca todo el escenario político. 

Un escenario que anticipa un futuro incierto dentro de un esquema político sumamente perturbador.

Continuamente la prensa ha estado asediada por una administración que la ve no como su aliado, por el contrario; para el gobierno del Presidente de Estados Unidos, la prensa es su enemiga. 

Con el triunfo de este presidente en las elecciones de 2016 comenzaron además cuestionamientos serios ante unas elecciones totalmente amañadas por una intervención que a todas luces parece haber sido fraudulenta.

 Con un triunfo cuestionable, la prensa ha ejercido su labor ministerial de fiscalizar los miembros de su Gabinete los cuales al día de hoy gran parte de ellos se han declarado culpable y son objeto de declaraciones y acusaciones criminales. 

Algunos han obtenido inmunidad para poder declarar lo que evidentemente denota visos de culpabilidad en medio de esquemas probados de perjurio y otros delitos asociados a la Casa Blanca.

Como cuestión de hecho, la mayoría de los periódicos se unieron recientemente y le respondieron a la administración del Presidente aun cuando las consecuencias hayan sido revocarle sus permisos de entrada como representantes de la prensa a la Casa Blanca, obviarlos en las Conferencias de Prensa o de otro modo burlarse y hacer comentarios despectivos en las redes, escondiéndose detrás de vehículos interactivos que calculan el tiro pero que esconden la piedra.

La idea de entidades con una tradición y un prestigio intachable, cadenas de noticias que han destapado las circunstancias más atroces del gobierno, merecer por boca del residente los adjetivos más deplorables—¿por qué?— Por que en vez de luchar, deberían rendirse a la merced de esta administración o de otro modo saben que van a ser estigmatizadas como noticias falsas (“fake news”) y catalogadas dentro de un listado negro como si fuesen enemigos de la Nación.

Ante todo este panorama que se repite en contra de los medios de prensa he acudido a un discurso que pronunció John F. Kennedy en el Hotel Waldorf-Astoria, el 27 de abril de 1961 en la Ciudad de Nueva York.

Aunque el contexto histórico sobre el cual se da este discurso es distinto no deja de tener pertinencia además de tener un sentido profundo ante un ataque constante a la libertad de prensa.

Por lo cual he decidido compartir unos pequeños segmentos e incluir su vínculo para el que como yo quiera disfrutarlo en su totalidad, lo pueda hacer.

El discurso se titula:
El Presidente y la Prensa: Un Mensaje ante la Asociación de Editores de Periódicos Americanos

Dice el Presidente Kennedy:

…la naturaleza sin precedentes de nuestro desafío da lugar a lo que es también su segunda obligación—una obligación que comparto. La de informar y alertar al pueblo estadounidense—para asegurarse de que poseen todos los hechos que necesitan, y entenderlos también—los peligros, las perspectivas, los propósitos de nuestra administración y las opciones que enfrentamos.

Ningún presidente debería temerle el escrutinio público de su administración. Porque de ese escrutinio viene la comprensión; y de esa comprensión viene el apoyo o la oposición. Y ambos son necesarios. No estoy pidiendo a sus periódicos que apoyen a la administración, pero les pido su ayuda en la tremenda tarea de informar y alertar al pueblo estadounidense. Porque tengo plena confianza en la respuesta y la dedicación de nuestros ciudadanos siempre que estén plenamente informados. 

Esta administración tiene la intención de ser sincero sobre sus errores; porque como un hombre sabio dijo una vez: "un error no se convierte en un error hasta que usted se niega a corregirlo." Tenemos la intención de aceptar  plena responsabilidad por nuestros errores; y esperamos que ustedes los señalen cuando no los expresemos.

 Sin debate, sin crítica, ninguna administración y ningún país puede tener éxito—y ninguna República puede sobrevivir. Por eso que nuestra prensa está protegida por la primera enmienda—el único sector en Estados Unidos específicamente protegido por la Constitución no principalmente para divertir y entretener, ni para enfatizar lo trivial y lo sentimental, no para simplemente "dar al público lo que quiere"-sino para informar, despertar, reflexionar, declarar nuestros peligros y nuestras oportunidades, para indicar nuestras crisis y nuestras elecciones, para liderar , moldear, educar y a veces incluso crear la opinión pública.

 Esto significa una mayor cobertura y análisis de las noticias. Significa una mayor atención para mejorar la comprensión de la noticia, así como mejorar la transmisión. Y esto significa, finalmente, que el gobierno a todos los niveles, debe cumplir su obligación de proporcionarle la información más completa posible fuera de los estrechos límites de la seguridad nacional—y tenemos la intención de hacerlo.


Estas palabras tienen hoy toda la pertinencia del mundo ante un colapso entre una administración que minimiza y se expresa tan despectivamente de la prensa nacional.

Aun cuando un amplio sector lo apoya, hay una mayoría de seres humanos que están atentos y se dejan llevar por la verdad. No por un retórica clasista y discriminatoria que se nutre de la demagogia por el amor al poder y el dinero.


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