Empañada de la
peor manera
Foto: José C. Burgos / Viejo San Juan |
Lo que se espera
de la Iglesia es un universo de
paz. No importa la denominación que se profese.
Un espacio, un refugio en donde los creyentes encuentran un camino, una vida, una educación; en algunos casos doctrinas, etc. En fin, todos los atributos, buenos o no tan buenos que se basan en la Fe.
Un espacio, un refugio en donde los creyentes encuentran un camino, una vida, una educación; en algunos casos doctrinas, etc. En fin, todos los atributos, buenos o no tan buenos que se basan en la Fe.
Un lugar seguro para la familia, sean adultos, jóvenes, niños y niñas.
Eso es lo que se
espera.
Lo que ha acaparado la prensa recientemente nos deja en la incertidumbre.
¿Podemos confiar cuando se trata de menores en medio de tiburones disfrazados de sacerdotes o
curas?
Según un
reportaje publicado el pasado 15 de este mes y escrito por
Marc Levy y Marc Scolforo de Prensa Asociada, en la revista Times, un Gran Jurado Federal de
Pennsylvania concluyó que más de 300 sacerdotes y miembros oficiales de la
iglesia católica habían interactuado de forma impropia y sexual con más de 1,000 niños.
Ese mismo Gran
Jurado concluyó que la jerarquía de iglesia católica y su arzobispado, líderes
de la diócesis encubrieron con un manto protector a la iglesia a fin de
protegerla por la publicidad negativa y las amenazas latentes por temor a demandas
judiciales.
De hecho, esa misma maquinaria eclesiástica nunca le informó nada a la policía.
Por el contrario, utilizaron acuerdos confidenciales para silenciar a las víctimas. Enviaron a estos sacerdotes a centros y
facilidades de tratamiento para limpiar sus pecados y le permitieron a otros
depredadores de la Iglesia, regresar al ministerio, según se relata en el
Informe del Gran Jurado.
Según el mismo
reportaje de la revista, investigaciones internas establecieron que el
Arzobispado ha dado cuenta de más de 17 mil personas que a través de la Nación
han reportado incidentes de abuso sexual o conducta impropia por sacerdotes o
personal de la Iglesia.
Hoy
precisamente, el Papa Francisco se expresó consternado indicando "vergüenza y dolor” condenando así los abusos por parte de su
Iglesia.
A pesar que
estoy seguro que la Iglesia Católica atiende muchas necesidades en el mundo,
nada es excusa, nada habrá de borrar circunstancias tan escandalosas como
estas.
Aun cuando
cualquiera de nosotros pueda entrar en esos debates históricos e interminables
y no por criticar otras deidades o creencias, lo cierto es que utilizar la
sotana religiosa para esconder la perversidad y el acoso no tiene perdón.
Pero de la misma
forma debemos estar conscientes tal y como lo leí hace poco, se debe enjuiciar
a quiénes son culpables y sentenciarlos con todo el peso de la Ley.
Se tiene que separar el grano de la paja.
Es imperativo
que la Institución Católica, sea más abierta, más flexible. Tal vez deberían por comenzar por revisar sus preceptos para permitir la apertura y la diversidad.
Pero
definitivamente no se puede seguir del mismo modo y esconderse, tapar y mantener
en silencio algo que rompe cualquier esquema de bondad que se
imparte desde un púlpito.
Tal y como lo
reseñó una periodista recientemente, imaginen que llevan una vida acudiendo a
la Iglesia Católica. En la misma en que han sido Bautizados sus hijos, sus
nietos, quiénes además han recibido la Primera Comunión.
De pronto se
enteran que esa misma Parroquia o Diócesis es objeto de una investigación por
estos alegatos de abuso sexual.
¿Cómo se
sentirían?
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