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3/21/2018

Se repite la historia


Y volvemos otra vez a reiterar la misma pregunta ¿hasta cuándo?

Hoy en la mañana, mientras me arreglaba para salir con mi esposa a desayunar salió el mensaje en mi teléfono celular sobre un muchacho armado que resultó muerto habiendo herido a dos estudiantes en la Escuela Superior de Great Mills al sur de Maryland.

A base de la información que leía en las redes, el pistolero abrió fuego en la Escuela Superior Great Mills, al sur de Maryland, el martes en la mañana hiriendo a dos estudiantes poco antes de enfrentarse a tiros por el oficial escolar a cargo según la Oficina del Shérif del Condado de St. Mary's—decía la información.

Decían además que el atacante fue identificado como Austin Wyatt Rollins, quien fue mortalmente herido por el oficial a cargo Blane Gaskill, quien distinto a Stoneman Douglas, respondió en menos de un minuto, batiéndose a tiros con el pistolero, deteniendo lo que pudo haber sido otra masacre de grandes proporciones.

Esa noticia, sobre todo al ver las fotos de las cadenas nacionales donde se ven jóvenes en fila saliendo atemorizados de la escuela me resultó demasiado estremecedor. De todas formas, me fui a realizar las gestiones diarias con el único consuelo que lo que pudo escalar como una tragedia similar a la de otras puntos o localidades, pudo detenerse a tiempo por un oficial armado.

En momentos donde se hace evidente una discusión seria sobre las armas de fuego, surge nuevamente este incidente y de nuevo se revuelca el avispero en nuestra conciencia y regresa todo ese mar de cuestiones éticas sobre la venta y la proporción legal de estas armas en manos de jóvenes.

La facilidad con el que un joven de 18 años puede adquirir un arma de fuego en Estados Unidos, el hecho de aumentar la edad para esos fines y la propuesta de tener a maestros armados en los salones de clase.

Pero el solo hecho de intentar reglamentar algo que ha estado presente dentro de una tradición que se basa en estos artefactos propone un cambio social extremadamente serio y un cambio socio político demasiado costoso para quiénes se alimentan de fondos de asociaciones que miran de largo cuando sobrevienen tragedias que son demasiado difíciles de olvidar.

Otro aspecto que nos ha vulnerado es un síntoma violento que vemos cada minuto, cada segundo ya sea en las redes, salas de cine y por supuesto en juegos que han atrapado la violencia como paradigma social con héroes que se manejan como pistoleros y disparan por doquier como si fuesen dueños del universo.

Hace poco, mientras transitaba en una guagua pública, sentado al frente mío iba un niño al lado de lo que estimo era su madre, jugando una aplicación bien violenta en su celular. la cosa era que siendo él el protagonista o héroe del juego, la perspectiva de visibilidad era él con un arma de asalto, disparándole a intrusos en un barco. Un niño. Entonces ¿qué podemos esperar?

Y lamentablemente caemos en el mismo sitio. El problema es que Estados Unidos no puede desprenderse de las armas en la sociedad civil. Ojalá pudieran. Y probablemente nosotros le seguimos los pasos.., por lo que no están exentos. No son únicamente ellos.

Según el rotativo El Nuevo Día, a pesar de la fuerte inmigración puertorriqueña, se ha visto un aumento gradual en las importaciones de armas, municiones y accesorios relacionados en Puerto Rico.

A base del artículo de El Nuevo Día por Run N. Tellado Domenech, los datos del Instituto de Estadísticas y basado en un estudio titulado "Valor de Importaciones de Bienes a Puerto Rico Desglosado por Harminized", el valor de las importaciones para nuestra Isla sumó $3.78 millones en armamento en el 2010 y cuatro años después esa cifra se cuadriplicó a $12.64 millones . Desde el 2015 ese aumento ha estado fluctuando poco más o menos pero nunca por debajo de lo que se gastó en el 2010.

Otras informaciones como la de un artículo de Maribel Hernández Pérez de Primera Hora, como consecuencia del Huracán Irma y María, hubo un incremento en la solicitud de licencias de tener o poseer armas de fuego, comparado con el 2016 de entre un 64% a un 70%.

Pero distinto a Estados Unidos, el asunto de las armas de fuego se concentra en sectores que participan de actos delictivos y que promedian la compra de armas ilegales para puntos de drogas o tráfico de sustancias controladas.

Lamentablemente en Estados Unidos esta situación de no restringir las armas de fuego ya sea por asuntos políticos, económicos o agendas partidistas donde se compran los favores nacionales de entidades como el NRA, a la larga mantienen secuestrada la seguridad de cientos de miles de ciudadanos que claman un sentido sensato ante eventos que se repiten en la Nación trágicamente.

Y cuando se repiten, caemos en la misma discusión y el estremecimiento del alma cuando somos testigos de actos de una violencia brutal cuyas consecuencias no tienen un eco profundo en aquellos que valientemente deberían tomar las decisiones correctas.

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