¡Qué daría por regresar al tiempo en que Río Piedras era la ciudad que amaba tanto!
Paseo de Diego, Río Piedras, 2011 |
Tenía 13 años
cuando comencé en séptimo grado en el Colegio San José en Río Piedras. Era el
año 1975 y la Ciudad de Río Piedras era uno de los centros comerciales más
importantes. Era otro Puerto Rico. Salía del Colegio con mi bulto y mis
amistades hacia el área de Capetillo, para allí, subir a la Guagua —que me
recuerdo como ahora—número 29 y llegar a casa finalmente.
Ya para noveno
me había salido del Colegio y había entrado en la Escuela Vocacional Miguel Such para estudiar lo que se conocía en aquella época "Arte y Diseño
Comercial". Conmigo se hizo una excepción ya que muchos de los que
entraban a estudiar dichos cursos eran adultos, prácticamente listos para
entrar al mundo laboral. En mi caso, era un joven que quería diseñar pero no
era adulto como ellos.
En la mañana la
parte académica y en la tarde lo Vocacional. Irónicamente, era mi padre quien
ofrecía ese curso. Una persona divorciada de mi madre y que había abandonado el
hogar desde mucho antes; pero eso es otra historia...
Allí aprendí
disciplina en el diseño, perspectiva y caligrafía. Aprendí además de los
procesos de pre prensa y la parte básica de la fotografía. En la escuela era
libre, mis panas, casi todos estaban en el área de plomería y salíamos por toda
la ciudad a ver y comer cuando queríamos o adelantábamos las clases cuando un
profesor o profesora se ausentaba.
Aparte de ello,
le compraba los cigarrillos a mi padre, tal vez, ahora que lo pienso fue de ese
momento que aprendí a fumar. Fue una buena época y todo parecía encajar
perfectamente. Pero a mitad de semestre escolar, mi padre enfermó y se salió de
la Escuela para operarse; nosotros, que éramos estudiantes nos quedamos solos
en las tardes, lo cual era extraordinario puesto que ahora tendríamos todo el
tiempo del mundo para hacer lo que quisiéramos.
Plaza del Mercado, Río Piedras, 2011 |
Y en la Ciudad
de Río Piedras, la vida era increíblemente activa en todo momento. Su gente,
sus puestos de comida y el comercio brillaba en un Puerto Rico donde reinaba
cierta inocencia social. Mi Mamá espantada porque no tenía clases me puso en la
República de Colombia, una escuela pública en la que finalmente me gradué y
pasé a la Universidad.
Ya Puerto Rico
había cambiado un poco. Era el comienzo de otra década. En medio de un fraude
electoral, otro gobierno tomaba el mando dentro de un esquema de poderes
dividido. Era mi primer año de estudios en la Universidad Interamericana;
apenas se comenzaba la construcción del Recinto Metropolitano.
Y allí comencé
mis estudios en Bellas Artes; algo que cambiaría mi vida para siempre. Conocí a
Noemí Ruiz y con ella me convertí en un artista. Tuve muchas amistades pero una
de las cosas que más he extrañado eran los viajes con Paco y su novia a Santa
Rita en Río Piedras. Allí visitábamos liberías—sobre todo La Tertulia—que era
el centro intelectual de muchos y cuyos libros de filosofía existencial
inundaban mi espíritu. Editoriales como Siglo XXI y Seix Barral eran la última
Cocacola del desierto y Michel Foucault, Sábato y Camus se habían convertido en
mis héroes además de Vallejo y Gabriel García Márquez.
Paseo de Diego, Río Piedras, 2014 |
Era como esa
frase en la canción de Alberto Cortés, “Mi árbol y Yo”— eran tiempos de estudio
con regresos a menudo pero con plena conciencia”— así éramos con la Ciudad de
Río Piedras. Y aun cuando todo se había transformado — Puerto Rico enfrentaba
una de sus peores crisis universitarias y el caso del Cerro Maravilla comenzaba
con unas Vistas Senatoriales que poco a poco se convertían en la programación
televisiva de mayor audiencia.
Los centros comerciales
comenzaban, situándose en áreas estratégicas, acaparando un comercio que antes
a pesar que existía no estaba al alcance de todos. Aire acondicionado, tiendas
con vitrinas estupendas, accesorios, discos, ajuares de última moda y
entretenimiento se colocaban en los anuncios y la publicidad, creando cada día
más el deseo de consumo en un pueblo que poco a poco iba a ir dejando las
aceras, el calor y los problemas de estacionamiento para ir a sitios más
cómodos en donde casi todo estaría a su alcance.
Universidad de Puerto Rico, Río Piedras |
A pesar de todo,
la Universidad de Puerto Rico se mantenía como el principal centro docente y
sus estudiantes revitalizaban las calles y los escenarios. Fuera de lugares en
Santa Rita, se podían ver a profesores, estudiantes y público estar detenidos
por horas jugando ajedrez fuera de los : “fast foods”.
A través del
tiempo, centros comerciales se fueron esparciendo, megatiendas y otros sitios
increíblemente externos abrieron las puertas ante un público puertorriqueño
ávido de conseguir al mejor precio, los mejores artículos. Esto, a pesar que la
Plaza del Mercado en Río Piedras se mantenía ya no tan solo como un centro de
comercio sino como un junte social para muchos que lo frecuentábamos.
El
jueves, 21 de noviembre de 1996, tal y como lo reportó el periódico El NuevoDía, la tienda Humberto Vidal explotó como consecuencia de un escape de gas en
su planta baja y cobró la vida de 33 personas dejando 69 seres humanos heridos,
algunos de gravedad. En su artículo, El Nuevo Día expresó el lunes, 6 de
octubre de 2014 dentro de un recordatorio de ese mismo evento, que tan fuerte
fue la explosión que derrumbó el edificio completo donde se albergaban las
oficinas de Humberto Vidal en El Paseo de Diego destruyendo a su paso los
comercios de Súper Precio, Disco Feria y Pepe Ganga incluyendo el Comercial
Ubiñas y La California. Un evento sin precedentes del cual Río Piedras no se
recuperaría.
Eso, unido a una lucha estudiantil e ideológica ha calado fuertemente dentro de un ambiente universitario que era la envidia de la facultad docente privada. Según un estudio sumamente interesante en el portal abeyarderojo.org se han desatado desde 1903 hasta 1981 33 huelgas o paros estudiantiles o luchas ideológicas. Y definitivamente no estoy aquí para adjudicar o llevar conclusiones sobre fines políticos o idearios sociales. Lo que sí es un hecho que esa situación que tradicionalmente se ha dado dentro y fuera del Recinto hoy ha tenido su efecto en la deserción hacia el extranjero de miles de candidatos que anteriormente aspiraban a la universidad del estado.
Eso unido a la explotación de un consumo desenfrenado en un ambiente cómodo, han dejado el casco de Río Piedras dentro un deterioro evidente.
Al ser padre de gemelos varones, recuerdo con cariño, hace casi ya 30 años, que mi esposa y yo todo lo comprábamos en Río Piedras. Pampero, leche para infantes y accesorios de bebés. Las citas médicas, el Ginecólogo de mi esposa, sus oficinas en la calle Arzuaga. Y créanme cuando les digo que me deleitaba mientras ella estaba en su citas de seguimiento, caminar por los puntos de venta y ver los discos Lp que se vendían como pan caliente.
Poco después cuando mi esposa quedó embarazada de mi hija mayor, ya él se había retirado y su hijo se quedó con su práctica privada. Poco después del nacimiento de mi hija, el obstetra había enfilado sus cañones fuera de Puerto Rico y desgraciadamente se fueron junto con toda su familia. Y esa es la historia de miles que han dejado nuestro terruño. Sin contar que tan reciente como el pasado septiembre, como consecuencia de dos eventos atmosféricos que nos cambió la vida a todos, miles de hombre, mujeres y niños de nuestra patria se han ido por la devastación y falta de empleo.
La destrucción arropó el casco de Río Piedras dejando un rastro de destrucción y devastación impresionante. Todavía hoy la inestabilidad del servicio eléctrico en zonas del Paseo y otras áreas en en el casco de la ciudad ríopedrense se siente y es palpable.
Zapatería, Río Piedras 2011 |
A mis 56 años extraño esa ciudad, su comercio y su gente. Y me da mucha tristeza verla en las condiciones en que se encuentra... Adjunto les incluyo ciertas imágenes mías.
Puestos comerciales que han ido desapareciendo |
Almacén de libros en venta, casco urbano de Río Piedras, previo al 2011 |
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