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2/17/2019

Apuntes sobre la depresión...

"Si de algo soy culpable, es vivir sin importar lo que la gente hable"Eddie Dee


En mi juventud apenas se conocía ese término tan temible como la depresión. 

Era uno de esos temas sobre el cual nadie hablaba. 

En la comunidad estaba bien oculto. Escondido dentro de una época de mucha escasez y pobreza económica.

Los aspectos psicológicos pasaban desapercibidos o peor aun; no se estudiaban, no se conocían.  En las familias, niños que tenía asuntos mentales se les denominaba como retardados o que estaba “tostao” o loco. Era la ignorancia de una época en pleno apogeo.

La depresión es hasta cierto punto invisible. No es visible como las enfermedades comunes que se manifiestan a simple vista en el metabolismo.

La depresión e calcula las debilidades del alma, las suma, las resta sin uno saberlo... Afecta todos los aspectos que rodean las circunstancias que en apariencia parecen normales pero detrás del caparazón de la personalidad, hay una evidente destrucción emocional y psicológica.

En el instante mismo que uno se mira al espejo, todo lo que nos rodea se desmorona en cámara lenta. Como cuando hacemos una torre con fichas de dominó y al retirar una de ellas, todas las demás caen precipitadamente, dejando una huella que con mucha dificultad se pueda reconstruir otra vez.

En el artista el caso es distinto. es paradójico. La depresión constituye un aliento para el trabajo. Una inspiración. Aunque negativa, el solo hecho de expresarla a través del arte resulta ser un antídoto, un manera de enfrentarla.

Para el artista la sensación de soledad que trae la depresión nos coloca en un ambiente que aunque un sin número de gente te rodee, no existen puentes ni escaleras que nos acerquen.

En la comunicación el lenguaje muere en el camino. El temor al fracaso crea ansiedad y en el artista es realmente trágico. La angustia de ser malentendido o malinterpretado. Saber que aquellos que son tus pares, son personas comunes que desconocen el espíritu artístico.

El rechazo y la burla, el acoso sin piedad y el aislamiento mental a veces nos pueden llevar a tocar la locura, a una vida sin medida que puede terminar en el castigo físico, mental y emocional. Y uno puede caer en lo más bajo. Drogas, alcohol.., etc. 

Créanme, nada de eso funciona.

No funciona porque lacera nuestra autoestima. Después del arrebato sobreviene el vacío. Con el alcohol, he visto como se han esfumado la vida de gente que aprecio como consecuencia de la bebida.

Y entonces ¿hay vida después de la depresión?

Hay un camino. Una ruta. La ansiedad siempre va estar latente. Buscar ayuda, venga de donde venga. Eso nos ayuda a racionalizar nuestras circunstancias, nuestros problemas para encontrar herramientas de personalidad que sí funcionan. 

De modo que podamos desarrollar mecanismos de defensa. Crear como yo les llamo los soldados del espíritu que aun cuando nacen de la inseguridad y la angustia, florecen como una armada valiente capaz de protegernos de nosotros mismos. Ellos están 24/7 dentro de nuestra conciencia para dar la batalla y mostrarnos otras alternativas.

Alternativas que nos ayuden a intuir, colocar las palabras en espacios críticos de la conversación. 

Siempre vamos a tener la arrogancia de gente que cree que es súper brillante, piensan que están sobre cualquiera. 

Aquellos que el ego no les cabe en la piel. Saber quiénes son, mirarlos e identificarlos y dejar que el batallón del alma haga su parte.

No jugamos con los demás cuestiones psicológicas. Nuestra estrategia en todo caso es dejar un rastro baldío de palabras huecas sobre matorrales que hemos pisado ya. 

Ellos caminarán exactamente en esa dirección y pisarán ese lodo. Cuando lo hagan, ya uno sabe en qué dirección vienen y porqué llegan a donde uno.

Ninguno de ellos nos engaña. Sus palabras nunca han sido sinceras. Se esconden en medio de expresiones de camino que descubren lo peor del ser humano. 

Uno les sigue el juego, hay veces que se tocan puntos críticos que no estamos de acuerdo. Pero en la medida que el tiempo pasa, los hemos visto caer desde lo más alto. De eso no se acuerdan.

Huir no es nuestra alternativa. Es hacer lo mejor mientras estamos en pie. Es buscar soluciones y dejar que las cosas vayan cayendo en su sitio. Así, nuestra lucha constante de la supervivencia mental y emocional sea más placentera. 

La música, la meditación y la introspección nos ayuda a conocer nuestras debilidades, a reconocer cuando nos salimos, podamos entender las voces de nuestra conciencia cuando algo no funciona. 

Hay quienes nos lo dicen, pero lo hacen cínicamente, se ríen o se burlan en nuestras narices. Hay otros que no se atreven a decírtelo. 

Les reímos las gracias, les contestamos cuando queremos. Cuando no, sencillamente nos apartamos. Puesto que no se trata de amistad, no es personal. 

¿Vale la pena que los demás sepan lo que pienso de todos ellos? 

No. Eso me lo guardo. 

Cuando navegamos en medio de pirañas lo único que podemos hacer es mantenernos a flote aunque una gran mayoría no significan nada para nosotros, realmente no tienen absolutamente ninguna injerencia en nuestras vidas. Si creen que son dioses, en lo que a nosotros respecta, lo mejor es que otros les rindan pleitesía. 

Nosotros no. Pero debemos estar conscientes de quién es cada uno.

Hay otros que se escudan dentro de su simpatía y nobleza religiosa hipócrita. La religión se acaba cuando se trata de dinero. A ellos los tratamos como si fueran parte del grupo. Pero en realidad saben en su interior lo que pensamos de todos y cada uno de ellos. 

Nos equivocamos muchas veces porque primero somos seres humanos y cometemos errores. Hay problemas de personalidad más severos. Asuntos químicos y profundos que requieren hasta hospitalización. 

¿Que he requerido ayuda algunas veces? Claro que sí. Una mano que te ayude a identificar tus armas para protegerte de esos tiburones es indispensable.

No es fácil salir. Pero si estamos en ese túnel, tenemos que buscar la claridad. Hay formas de encontrarla. Hay maneras con las que podemos inundar nuestro espíritu de fe y esperanza. Siempre de frente. En la soledad, atesorar lo que queremos y entrar en razón, enfocarnos y continuar adelante. En medio de esas aves de rapiña, tener nuestro armamento listo y defendernos con mesura y respeto.

Título: frase de Eddie Dee de la canción "Sácame el guante de la cara

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