Foto: Trump al comienzo del Mensaje de Estado de la Unión / Cortesía La Casa Blanca |
Entra al coliseo, con su vestimenta
impecable rodeado de buitres y víboras que le cargan el rabo hasta que lo
conducen al podio.
Un saludo cordial es suficiente y ante
ese micrófono ultrasónico se dispara el discurso predecible de unidad que
encierra la mayor tragedia norteamericana.
En medio de toda esa algarabía fanática
de ese sector, que cada vez que los veo me tuerce el alma, la resistencia se levanta
y aplaude como si estuviesen celebrando después de una pelea.
Dentro de su retórica, cuando se expresa
acerca de la Inmigración, sobre China, Venezuela, el muro y Mueller; lo cierto
es que su mensaje descansa sobre unos logros mancillados por serias
investigaciones e imputaciones que no se van a desvanecer.
Y puedo entrar en los detalles y
acomodarme dentro de toda esa información y editoriales mediáticos pero el
problema es que no aprendemos la lección.
No sabemos manejarlo. No conocemos la
forma para establecer tácticas de repudio proporcionalmente similares al
egocentrismo de un ser humano que piensa que es un Dios estadounidense que ha
salvado su nación de las garras torpes de sus predecesores.
Como publicista me choca la forma en que
se mueve y cómo utiliza los testimonios en vida de seres humanos que se han
prestado para validar su filosofía.
Y puedo estar de acuerdo con sentencias
extremadamente desproporcionadas, con los incrementos en la ayuda contra el
cáncer y el ataque a criminales que han destruido hogares familiares.
Pero el problema es que es una pantalla.
Mitigar los problemas a base de un drama cuya historia y compasión toca a la
audiencia es una medida audaz y estratégicamente inteligente. Puesto que no son
los que están parados allí, dentro de ese recinto, es el mensaje oculto y directo
a millones de personas que lloran frente a sus televisores y que en ese momento
validan su postura política sin un ápice de raciocinio.
Si no me creen, piensen nada más que
según la encuesta de CBS conducida por YouGov, un 76% de los personas que
vieron el mensaje lo aprobaron mientras que solo un 24% lo censuraron.
Un 43% de los que vieron el mensaje son
republicanos. Un 24% demócratas y un 30% independientes. El mensaje estaba dirigido a su base. A cuadrar
ese vínculo que se perdió con el cierre del gobierno federal.
El 97% del universo republicano aprobó
el discurso. Un 30% de demócratas lo aprobaron mientras que un 82% de los
independientes lo aprobaron también.
Según la encuesta, el 56% piensa que
dicho mensaje propicia la unidad de la nación mientras que un 8% opina que la
divide. Un 24% piensa que no cambiará absolutamente nada.
Sin embargo, cuando se le cuestionó a la
muestra si pensaban que Trump y Pelosi trabajarían juntos, más de un 33% concluyó
en efecto que sí, un 4% opinó que no trabajarían juntos y un 63% indicó
que no habrían cambios significativos.
Sobre el aspecto de la inmigración, un
72% está a favor de las expresiones del presidente mientras que un 28% está
opuesto.
Sobre la propuesta de las tropas
norteamericanas en oriente medio, un 74% favorece la posición de Trump mientras
que un 26% se opone.
En lo que respecta en el discurso sobre
la crisis del borde, un 71% está a favor de la postura del presidente en
contraposición con un 29% que está en contra.
Básicamente las posturas presidenciales
fueron acogidas por una mayoría de un público esencialmente republicano aunque
en varias instancias, grupos independientes y demócratas favorecieron la
posición del estado actual.
Esa es la tragedia.
Una presidencia que está en
entredicho y cuyo proponente se ha pasado la vida entera vociferando mentiras y medias verdades, rodeado como dicen en mi barrio, de
cangrimanes y asesinos de reputaciones
así como expertos en tramoyas legales y trucos financieros; pueda prevalecer en
el poder con la aprobación de una mayoría clara.
Y por eso me arde el corazón, sin hablar
de la separación de familias, los resultados a largo y corto plazo de las des-regulaciones
y el montaje de un experto en comunicaciones que pretende ser un marajá dentro de
un espectro político que carece de un rival que se mida con él en el
cuadrilátero político.
La encuesta de CBS se basa sobre un total
de 1,472 entrevistas a adultos norteamericanos que vieron el Mensaje de Estado
de la Unión, el martes en la noche. La misma fue conducida por YouGov,
utilizando una muestra representativa de 9,322 adultos en Estados Unidos los
cuáles fueron entrevistados a través de las redes entre el 1 al 4 de febrero de
2019.
La muestra inicial se determinó a base
de género, edad, raza y educación basado en encuestas norteamericanas
comunitarias conducidas por el Censo así como el voto presidencial en las elecciones
de 2016.
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