Cuando muy joven, mi madre quería que fuese arquitecto. Una de esas profesiones que de cierto modo están en un pedestal al igual que la abogacía y la medicina.
Pero la arquitectura, esa disciplina tan elevada dependía en gran parte de una visión y talento aritmético que no poseía.
Nunca he sido bueno con los números.
De manera que nunca la perseguí, ni tan siquiera la intenté.
Siempre he dibujado. De un modo u otro, ese junte entre un lápiz cualquiera y Yo creaba una sintonía fuerte y créanme: me la disfrutaba.
Aunque pagaba mi castigo cuando dibujaba al final de las libretas y me pegaban por ello cuando se salían las páginas.
Pero no me importaba. El dibujo era más importante.
Calavera / Estudio a lápiz / JC |
Como artista, el momento más difícil era cuando me enfrentaba a una superficie blanca de papel.
Ese momento en que me sumergía dentro de ese espacio virgen, que no tenía absolutamente nada.
Era un instante único en el cual entraba a un abismo donde al final esperaba encontrar un tesoro.
Hubo momentos en que lo encontré. Pero otros: nada que ver.
Pero en esos caminos, mi subconsciente tomó ciertas veredas, algunos difíciles de explicar y subsanar.
Pero también, dentro de ese mismo viaje mental cuando me sumergía de lleno en el dibujo, encontraba otras puertas, otras rutas repletas de luz y paz que muchas veces llenaron mi espíritu.
Pensaba en aquella época que nada está escrito. El destino lo hacía yo mismo.
Ciertamente era responsable de mis decisiones.
Era responsable además de la gente a la cual le hice daño tanto así como a los seres humanos que ayudé sin ánimo de querer nada a cambio.
Estudio en tinta y medio mixto de Wyatt Earp / JC |
Muy distinto a la fotografía, el dibujo requería mucho tiempo. No era algo que podía realizar en segundos. Comenzar era un predicamento seguido de un concepto pleno de trabajo y esfuerzo.
Requería práctica, práctica y más práctica.
Hoy he comprendido que dominar un medio te toma casi una vida entera y casi no es suficiente.
A eso si le añado que cuando dibujo no es meramente un acercamiento a una foto, o el deseo de lograr cada detalle.
El dibujo para mí aun cuando en momentos fuese doloroso, era un acercamiento que hacía a las cosas que me llamaban la atención. Cosas que fluctuaban en mi alma.
Tal vez emociones siniestras que se manifestaban esta vez a través de mis dedos y mi físico.
Por eso que toda mi vida he visto el dibujo, como si fuera una huella, parte de mi personalidad y mi estilo; lo que en esencia me definía como artista.
Obviamente sé que no hay una definición precisa de lo que es ser artista.
Hay y conozco miles de interpretaciones..
Muchas de ellas radicalmente opuestas a lo que yo creo y considero de lo que significa este camino.
He escuchado numerosos expertos hablar también del significado del arte y me quedo asombrado de sus planteamientos.
Esa noción conceptual donde el significado del arte simboliza el pensamiento mismo, me deja sin palabras.
Si fuese así, todo en definitiva podría considerarse arte.
Tendría que aceptar que el concepto es más importante que el talento.
Algo en lo cual estoy totalmente en contra.
Pero ellos dicen que son los expertos y tienen la potestad de determinar qué es arte y qué no lo es.
Esto ocurre, en todas las ramas, fotografía, grabado, escultura, etc.
En fin cada ejecución que pensaba tenía todos los atributos de ser una obra de arte, hoy se traen a la mesa conceptos abstractos de pensamiento cuya idea se constituye como una obra conceptual.
Pero mientras todos esos buitres y críticos se disfrazan hipócritamente como amantes del arte, imponiendo sus criterios, yo seguiré con mi papelito, dibujando lo que se me antoje.
Habré de rendirle tributo a mis deseos como artista, a pesar de las críticas y continuaré mi sendero escribiendo estas notas para sentirme que estoy andando por el camino correcto.
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