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2/03/2019

Preguntas sin respuestas: tercera parte

Foto Andrew_Writer / Flickr


Muchos de nosotros hemos estado amparados bajo los estrictos dogmas religiosos que nos enseñaron desde muy niños.


Bajo los preceptos de la religión católica, las sagradas escrituras representan un testimonio incuestionable sobre antecedentes históricos que rodearon la vida de Jesús y sus apóstoles.

Sobre estos mismo términos se nos inculcó la solemnidad de la Semana Santa, desde su inicio con el miércoles de ceniza hasta el evento crucial cuando el Hijo del Hombre le era entregado a los romanos para su eventual enjuiciamiento, tortura y crucifixión.

Nos detallaron cronológicamente cada paso durante la Pasión de Cristo y por qué Judas Iscariote vendió a Jesús por 30 monedas de plata. 

El 26 de abril de 2016 salió un reportaje en la revista National Geographic titulado: "El Evangelio de Judas no es una Falsificación".

Según relata la historia de la revista, en los años 70 un hombre campesino y buscador de tesoros encontró un códice que estuvo metido en el interior de una tumba o una cueva durante 1,700 años a orillas del Río Nilo y en las afueras de El Minya, en Egipto.

Dicho códice contenía un fragmento de un Evangelio sobre el cual el propio Jesús le pedía a Judas que lo entregara a los romanos.

El grueso de esos papiros pasaron a manos de un anticuario en Egipto en donde se trató de mercadear, pero no tuvo éxito debido al costo.

En 2001 la Fundación Maecenas fundada en Basilea adquirió todas esas piezas escritas e inmediatamente contactaron a National Geographic Society para autentificar, estudiar y difundir dicho descubrimiento.

Para garantizar su autenticidad, se realizaron estudios de paleografía, estudio de radiocarbono y análisis de tinta.

En enero de 2016, National Geographic Society contrató a la empresa McCrone Associates, de Illinois para el análisis de los componentes de la tinta contenida en el Evangelio de Judas, escrito en copto para el siglo III o IV d.C.

Tanto Joseph G. Barabe, director del proyecto de investigación de McCrone Associates y su equipo de científicos eran especialistas en detectar falsificaciones habiendo tenido experiencia trabajando para el Negociado de Investigaciones Federales (F.B.I. por sus siglas en inglés).

Los científicos detectaron que la tinta utilizada en las piezas tenían dos componentes: uno marrón y uno negro.

Según el artículo de la revista, los científicos detallaron que la tinta negra, humo negro o más bien hollín era una fórmula clásica que se utilizaba en los papiros de la época en el antiguo Egipto.

El otro compuesto de la tinta que era marrón, los científicos encontraron un estudio del Louvre sobre el cual detallaba documentos de una boda y otros con asuntos territoriales de la época en donde precisamente en dichos papiros la tinta marrón encajaba dentro del perfil químico utilizado en el Evangelio. 

El 18 de diciembre de 2017, en un artículo también de la revista National Geographic, titulado: "El Evangelio de Judas", escrito por Andrew Cockburn se dio a entender que en efecto el discípulo más apreciado por Jesús fue precisamente Judas Iscariote.

Según la edición de la revista, el profesor Rodolphe Kasser se expresó sobre el antiguo texto indicando que estaba escrito en copto, la lengua hablada en Egipto cuando apenas comenzaba el cristianismo.

Indicaba que esos papiros sobrevivieron ocultos en el desierto durante siglos, siendo descubiertos a finales del siglo XX y manejados por el tráfico de antigüedades, en donde uno de ellos lo depositó dentro de una bóveda en un banco de Hicksville en Nueva York.

El profesor, un anciano erudito de 78 años para aquel entonces, indicó que la primera línea inicial de esos papiros de la primera página decía: “Crónica secreta de la revelación hecha por Jesús en conversación con Judas Iscariote”

La “crónica secreta” presentaba a Judas Iscariote muy distinto a lo que tradicionalmente conocemos. Comprendía profundamente el mensaje de Cristo. Al decidir entregar a Jesús a las autoridades romanas, lo que hace es cumplir el mandato de su líder, consciente de su destino. En el escrito además, el propio Jesús le advierte: “te maldecirán”.

Hasta ahora todas las pruebas realizadas al manuscrito confirman su procedencia y su antigüedad.  National Geographic Society le encomendó a un prestigioso laboratorio de la Universidad de Arizona el estudio de carbono 14 y el análisis del códice del Evangelio.

El resultado del estudio en cinco muestras de papiro y la cubierta de cuero fijan la fecha entre 220 y 340 d.C. La tinta utilizada, mezcla de sulfato ferroso, tanino, goma arábica y agua mezclada a su vez con tinta negra de humo. Expertos en el tema afirman que el manuscrito original fue traducido del griego, el idioma original de la inmensa mayoría de los textos cristianos que datan entre el siglo I y II.

De conformidad con este artículo, aparte de entender que Judas Iscariote representa la síntesis de la traición para la mayoría de las culturas, no es menos cierto que dentro del plan de Jesús, este hecho tenía que ocurrir. 

La persona que lo ejecutaría tenía que comprender a cabalidad el plan de Jesús para que los acontecimientos subsiguientes se dieran como estaban previstos.

La entrega inminente de una persona ante estos hechos sobre un acontecimiento de tal magnitud que evidentemente cambiaría para siempre todo el entorno de la vida cristiana como la conocemos hoy día, debe hacernos reflexionar y profundizar.

El hecho de aceptar estos preceptos como ciertos es un detente y unas premisas que en efecto transformarán nuestra visión y nos colocarán nuevamente ante unas preguntas válidas que tal vez nunca serán contestadas.

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