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5/10/2018

La ironía de una candidata...

Carmen Yulín Cruz, toma de posesión como alcaldesa de San Juan
A siete meses antes de las elecciones de 2012, el Partido Popular Democrático la había tirado a los leones con una candidatura a la alcaldía de la ciudad capital. Se enfrentaba en aquel momento histórico al más fiero de los guerreros del partido contrario: Jorge Santini.

Tal y como lo hizo David cuando venció a Goliat con una pequeña onda, Carmen Yulín destrozó las aspiraciones de un alcalde a ser reelecto y lo dejó llorando días después, para sorpresa de miles de ciudadanos que daban por hecho la derrota de la candidata. Con lágrimas en sus ojos, el hasta ese momento alcalde, tendría que aceptar una derrota dolorosa. Trágicamente para él, se iba a convertir en un hazme reír ya que para los efectos, quien le quitó su flamante alcaldía fue una mujer…

La victoria de Carmen colocó a cada ciudadano en un punto de consenso, unió a sectores que jamás se hubiesen acercado a ese partido, mucho menos cuando el marco ideológico de su partido se basaba en una estructura obsoleta y colonial. Era el principio de un apoyo, un principio para promover alianzas sobre todo en un país que dada su trayectoria histórica , se encaminaba al borde de la desesperación.

Protesta en contra del gobierno de Luis Fortuño
La caída del ex gobernador Luis Fortuño, comenzó con una derrota a principios de agosto de 2012. El 8 de agosto de ese mismo año, el Lcdo. Ángel Cintrón expresaba su consternación y culpaba al propio Partido Nuevo Progresista por la derrota en el referéndum sobre la Enmienda Constitucional para limitar el derecho a la fianza y la reducción de escaños en la Legislatura.

Previo a eso, su aprobación a la Ley de Sustentabilidad Fiscal (Ley 7), llevó al despido de miles de empleados del servicio público y promovió el retiro temprano de miles en dicho sector. Se dice que más de 30 mil seres humanos fueron objeto de esta medida cuyo propósito agravó los índices sociales y mató eventualmente las aspiraciones de cierto crecimiento económico para la Isla. 

El 1 de diciembre de 2010, el Secretario de la Gobernación de la administración del ex gobernador Luis Fortuño, Marcos Rodríguez Ema se expresó en WKAQ sobre la huelga de la Universidad de Puerto Rico, indicando que los estudiantes estaban allí para "llevar ese mensaje de izquierda..", y que sinceramente "los sacaría a patadas y a los profesores que se presten para eso, bótalos..." 

Mientras Rodríguez Ema hablaba en ese tono, la alcaldesa electa, cuando todavía ni tan siquiera aspiraba a dicha contienda de San Juan, les llevaba comida a los estudiantes, se quedaba con ellos y en la toma de posesión le solicitaría al gobernador electo, Alejandro García Padilla, la eliminación de la cuota y el restablecimiento de la verdadera autonomía universitaria. 

Para el Partido Nuevo Progresista había sido un baño de agua fría y helada la derrota. Cuatro años antes habían ganado abrumadamente las elecciones generales. Pero dado los hechos de la época que les relato, solo había que mirarles los rostros desencajados y rabiosos. 

Se refugiaban bajo el pretexto que el pueblo no había entendido su mensaje. El pueblo sí entendió el mensaje. Tanto así que no salían de su asombro al ver a su guerrero mayor batallando una crisis emocional que lo había dejado sin fuerzas para ni tan siquiera pronunciar el nombre de la nueva alcaldesa.

Pero un problema para mí sobresaltaba que en aquella época era invisible. Pienso que a veces las pantallas están tan bien hechas que ocultan la realidad. Dicho de otro modo, en aquel preciso instante, no conocía a ciencia cierta las verdaderas intenciones de una candidata cuyo engranaje de actuación era tan certero como sofisticado. 

Con su victoria en San Juan, Carmen Yulín Cruz había llenado de esperanzas a un partido que estaba mudo y sin esperanzas en el 2012. Alejandro García Padilla había ganado la gobernación por el Partido Popular Democrático y contrario a Rafael Cox Alomar quien perdió la Comisaría Residente frente a Pedro Pierluissi. 

García Padilla nunca llenó las expectativas de País. Su persona nunca pudo calar como un líder fuerte dentro de la base popular. Máxime cuando desde el inicio de su gestión administrativa tanto la legislatura de mayoría como la alcaldesa de San Juan se habían enfrascado en un tipo de guerra no declarada que culminó eventualmente en matar las aspiraciones de reelección de una persona que había perdido toda la estima y el vigor político para continuar al frente de un partido que se jugaba la vida en la próxima contienda electoral.

En lo que respecta particularmente a la alcaldesa, esta le serrucharía su dignidad política para apartarlo e eventualmente sacarlo definitivamente de la carrera política. Lo cual logró.

Y yo me atrevería pensar, hoy, que desde ese instante histórico, basado en un partido cuyo liderato era deficiente, un ideario cuestionable, unos candidatos maltrechos; la alcaldesa de la ciudad capital comenzaría a proyectar lo que hoy se perfila como una candidatura inminente a la gobernación.

Con la derrota de Bernier en su aspiración a la gobernación por el partido popular, en medio de un triunfo rancio del Partido Nuevo Progresista en las elecciones de 2016 y la evidente incomodidad de un sector que se tradujo en un colectivo independiente y en contra de los partidos tradicionales, Carmen Yuan tendría en sus manos un modo de trazar una estrategia de cara a su imagen y su futuro político.

En septiembre de 2017, Puerto Rico vivió los huracanes Irma y María. Una destrucción sin precedentes en medio de un desasosiego que solo era comparable con circunstancias similares a principios de siglo. La alcaldesa de San Juan, ante un partido mudo y ausente tomaría las riendas orales y se pronunciaría en contra de una presidencia norteamericana que se alejaba cada día en tomar acción para Puerto Rico.

Ciertamente sería injusto de mi parte incidir en una crítica en medio de unas circunstancias tan particulares como lo fue el huracán María sobre la isla. Pero me parece evidente, más como publicista, que la cosa pública y política no se da en el vacío. Los espacios de poder se trabajan.

Se ejercen estrategias. Se crean maquinarias y planes a medio, corto y largo plazo. Se traen expertos en los medios, se proyectan una y otra vez imágenes dramáticas en medio de situaciones críticas. Se calculan las palabras ( y no digo que no sean genuinas) pero muchas de ellas van cargadas dentro de un esquema planificado y estructurado para sentar las bases de una potencial candidatura.

Independientemente lo que haga o diga Héctor Ferrer ya no importa. Ella ha acaparado no tan solo el ruedo político local sino internacional y sobre todo allá fuera se ha convertido en una estrella y la primera mujer puertorriqueña en pertenecer a un grupo tan exclusivo dentro de la revista Times.

Ha llenado espacios que ningún otro candidato ni ta siquiera se podría imaginar. Ante millones de personas en Estados Unidos que siguen la tendencia nacional de las noticias y programas de análisis y farándula de corte serio, ella ha podido insertarse con una voz independiente y fuerte, asunto que decididamente es meritorio y que la coloca dentro de un equipo de campaña como uno de los más exitosos en décadas.

El asunto es que lo que ocurre allá no necesariamente tiene un impacto verdadero acá. No necesariamente se traduce en votos. En ese sentido, ante la esfera política actual, ese mismo empuje fuera de nuestro territorio ha creado una especie de antagonía como la que ocurre con candidatos cuya estima no tiene términos medios.

O se quieren o se odian. No hay espacios colaterales. No hay medidas para alianzas puesto que en ese sentido ella es una persona que acapara y opaca cualquier intento político de establecer puentes independientes con otros sectores que la puedan cargar a la gobernación.

Resulta entonces paradójico pensar que esa oferta política no halla calado profundamente en la base, de su partido. Ha tenido sí, consecuencias en las redes sociales sobre todo cuando en numerosas ocasiones se expresa a través de los famoso memes que antes de postularse, que recoja los escombros en la ciudad capital.

Eso en gran medida aunque suene desacertado realmente es una verdadera ironía que a la larga podría incidir en sus aspiraciones.
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