Atados de pies y manos
OPINIÓN. Cada día el discurso oficial se
desmorona poco a poco y cada segundo que pasa nuestro pueblo debe estar dispuesto a ceder sus derechos. Es la deshonra de un país que ha cedido su dignidad.
Hace décadas proyectos, medidas aprobadas por políticos se tejían en cuartos oscuros donde se cruzaban las
tenebrosas ideas de corrupción. Desde mucho antes los políticos se robaron el País.
La prensa por su parte ha sobrevivido con un apoyo periodístico acomodaticio y con portadas a color donde lo único subliminal que se desprende es el apoyo desde lejos a uno u a otro candidato.
Un motín a bordo entre una legislatura por un lado y un poder
ejecutivo por el otro. Por cierto, en un territorio que ha perdido sus garantías de financiamiento.
Un secuestro político que nace del chantaje de una Junta de Supervisión Fiscal que pretende desmantelar nuestra tradición y derechos laborales en contra del juicio de un sin número de expertos en todas las áreas.
Ante ello, esta misma Junta tiene la ficha del tranque y el ejecutivo no ha podido pararse de frente y decirle a este grupo de gente que no va a ceder absolutamente nada. Por el contrario, el gobernador pretende enviar el Proyecto de Ley que elimina la Ley 80 a la Legislatura para su aprobación.
Me
pregunto ¿en manos de quién estamos? Yo creía que nuestros derechos laborales eran sagrados.
Y ante este cuadro político, los
secuestradores de este gobierno comparecen y utilizan
sus armas como gatilleros financieros. Sus intenciones: destruir cualquier curso de
acción que se pueda interpretar como una amenaza a sus verdaderas intenciones que es en resumida cuenta cobrar la deuda.
Con la ausencia evidente de un líder fuerte, que le haga frente a este panorama, nuestra patria continuará este curso; este secuestro político que solo puede romperse con una voz ciudadana unida y con la sensatez para elevar un grito de protesta (sin violencia) como se ha hecho en otras partes del mundo cuando se reclaman los derechos más básicos de la dignidad humana.
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