Un mensaje que produce indignación. Un discurso que tiene consecuencias

Foto: Alisdare Hickson / Un protestante con un mensaje en Londres en contra de Trump

OPINIÓN. Podríamos pensar en un gobierno cuyo discurso fuese unificador. Que evoque la paz en vez de la violencia.

Un mensaje que mantenga unos principios de verdad. Que no se esconda en la mentira y las injurias constantes por ejemplo a los medios de prensa.

Eso es lo que en principio desearíamos.

Pero ese no es el caso.

A pocas horas de cuando escribo, la policía de Pittsburgh confirmó un ataque con múltiples heridos incluyendo tres oficiales cuando un pistolero emprendió fuego contra la Sinagoga “Tree of Light”. El atacante fue atrapado y lo tienen bajo custodia.

El Presidente de Estados Unidos dejó claro en una improvisada conferencia de prensa que si hubiese habido un oficial armado en la Sinagoga los resultados hubiesen sido distintos.

Esa es su respuesta. 

Una respuesta que no nos debe sorprender si tomamos en cuenta que desde sus inicios su estilo político ha sido atacar las minorías o segmentos de la sociedad que no pertenecen a su misma clase ni profesan su propia filosofía.

Una filosofía fundamentada en el desprecio de unos sectores y el amor a la violencia y las armas de fuego.

Una filosofía destructiva que ha dividido la nación. 

La incitación a una base de la sociedad a base del insulto, palabras soeces y otros tienen consecuencias. Actos de violencia como el que hemos visto hoy en Pittsburgh.

El odio racial y el nivel de penetración que ha tenido su mensaje evidencia trágicos acontecimientos como los asesinatos a estudiantes recientemente en Florida.

La misma nación norteamericana que profesa una bandera democrática, la dirige una persona que provoca lo peor de las actitudes humanas. 

Esto es tan y tan profundo que tomará décadas en subsanar...

Hace poco, mientras jugaba Golf y se divertía este Presidente; se llevaba a cabo a unas pocas cuadras, el sepelio de los jóvenes asesinados a mansalva en los pasadas semanas. 

Los grupos racistas se despacharon diciendo que los maestros debieron haber estado armados sin dejar atrás, como es su costumbre, los insultos en las redes, dejando claro que los estudiantes en cuestión eran todo caso lesbianas o recibían pagos de los principales medios de noticias.

Chivos expiatorios utilizados por el Partido Demócrata, según ellos. 

Es alarmante pensar en el futuro. 

Esta administración en algún momento concluirá su término.

¿Acusarán al presidente por sus vínculos y fraude electoral?

¿Entonces qué? 

¿Qué va a pasar cuando estos grupos se queden huérfanos de ese mensaje de odio oficial para propagar su filosofía racista? 

¿Qué va a suceder cuando se encuentren aislados en una discusión pública sobre un modo que la mayoría rechaza?

Hay muchos cuestionamientos todavía sin resolver.

Se equivocan al pensar que a través de injurias, insinuaciones y expresiones raciales sin medida y falsas piensan mantenerse en el poder.

Se les olvida que la moneda tiene dos caras.

Hay una inmensa mayoría de seres humanos de todas las denominaciones, de todos los rincones, dentro y fuera de la nación, que rechazan desde los más profundo de sus ser ese tipo de mensaje.

Rechazan categóricamente una filosofía que esencialmente está salpicada de lo peor que pueda tiene un ser humano.

Y Yo me incluyo, porque lo rechazo desde lo más profundo de mi corazón.