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3/01/2020

El Partido Demócrata no está listo todavía...



En un artículo publicado por Karlyn Borysenko, titulado:
Luego de acudir a un evento de Trump, me di cuenta que los Demócratas no están listos para 2020 (“After Attending a Trump Rally, I Realized Democrats Are Not Ready For 2020”), la escritora expresa su sentir luego de haber asistido a una concentración multitudinaria del presidente Trump.

Pienso que este artículo es importante y que el Partido Demócrata debería de algún modo tomarlo en consideración sobre todo cuando es evidente que se les hace difícil competir de cara a las próximas elecciones de noviembre próximo en Estados Unidos.

Dice la autora:

  • Dos días antes había asistido a un evento con todos los contendientes demócratas, exactamente en el mismo escenario y el contraste fue muy marcado. 
  • Para empezar, Trump llenó completamente la arena hasta el tope. 
  • Los demócratas, la noche antes, con todo y sus principales candidatos, incluso regalando boletos gratis, no lograron eso. 
  • Cada persona estaba unido con un objetivo específico: Trump. En cambio, la audiencia abucheó a los candidatos demócratas que no les gustaban y de hecho, se pelearon literalmente entre ellos. 
  • En la concentración de Trump había una visión genuinamente optimista acerca del futuro. Con los demócratas, fue pesimista. 
  • Con Trump, había un sentimiento de orgullo genuino de ser estadounidense. Con los demócratas, su discurso estuvo enmarcado en que el país era un lugar racista de arriba a abajo.

Sin entrar en los detalles del editorial, lo cierto es que el Partido Demócrata no ha podido equiparar todo su empuje estratégico para destruir el candidato republicano.

Desde que ganó la presidencia, Donald Trump no ha dejado de presentarse a lo largo y ancho de Estados Unidos, no en auditorios con trucos de cámara para aparentar mucha gente. Se ha presentado en estadios, llenándolos casi hasta el tope.

Gente aguardando en filas de dos o tres horas mientras abren las puertas en espera de ver su imagen que acapara todo el escenario.

Del otro lado, los candidatos demócratas se hieren entre sí en unos caóticos debates o una maquinaria de conteo de votos que a todas luces aparenta ser obsoleta o de cierto modo un desastre.

Irónicamente y distinto al presidente, el perfil de cada uno de los candidatos del Partido Demócrata es serio, de personas íntegras y de lucha a través de toda una vida como lo es el caso de Bernie Sanders.

Pero el problema es que esta lucha ya no se basa ni tan siquiera en la plataforma política de cada uno de ellos. Se basa en el carácter, la capacidad de atraer la gente y crear la pasión necesaria para transformar la percepción colectiva.

Esta elección se basa además en el carisma: están compitiendo con una celebridad. Por lo que la fortaleza del carácter, la voz y la penetración, la verdad en contra de las falsedades y el fraude tiene que generar una respuesta masiva y contundente. Tienen que ser candidatos que puedan levantarse en contra del menosprecio verbal y la burla, devolviendo el golpe como cuando nos enfrentamos al acoso o el “bully”.

Pero para que esa misma fortaleza tenga un eco profundo dentro de estos sectores que apoyan la presidencia, los candidatos demócratas deberían hacer un examen de conciencia y comprender exactamente contra quién compiten.

Hasta el momento los debates se han quedado cortos y la comparecencia de Mike Bloomberg no ha tenido el impacto que muchos pensaban. Miles de millones en anuncios y no ha podido frenar el alcance de la presidencia.

Si miramos hacia atrás, las investigaciones federales que traían un halo de esperanza se desvanecieron, exoneraron a la presidencia y le dieron un impulso a la candidatura de Trump.

Semanas atrás la portada de los principales medios escritos en Estados Unidos leían en su primera plana “Absuelto” en relación al proceso del Congreso para destituirlo.

No importan los actos ilegales, las palabras soeces ni la prensa cuyos editoriales desde el inicio han intentado agrietar la candidatura del presidente norteamericano, para los efectos siempre ha salido sin un rasguño tan siquiera.

A eso se le suma unas candidaturas sosas, carentes de una personalidad carismática, con unas voces débiles y repetitivas además de ser celebridades a empujones. En ese sentido esos son los ingredientes perfectos para perder las próximas elecciones.

La consecuencia misma de perder la contienda electoral además de ser una fatalidad, es una tragicomedia que nos va a durar mucho tiempo.

La Dra. Karlyn Borysenko es a su vez consultora y psicóloga organizacional.
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