No ha sido un ejército militar como tampoco fuerzas armadas revolucionarias que tomaron el poder por asalto; ha sido el contagio de un virus: Covid-19.
Puerto Rico se unió ayer temprano en la tarde al estado de emergencia mundial cuando la gobernadora, Wanda Vázquez se hizo eco del cierre ocurrido en distintas jurisdicciones y naciones alrededor del mundo incluyendo Estados Unidos, al imponer un toque de queda para contener el contagio de este virus.
Con este decreto, cada ciudadano en nuestra Isla, tiene a partir de hoy, lunes, 16 hasta el 30 de marzo, entre 5:00 a.m. a 9:00 p.m. para adquirir alimentos, visitar una farmacia, realizar alguna gestión financiera, ir a citas médicas ya sea en hospitales, laboratorios o centros de servicios médicos además de presentarse en áreas de trabajo exentos a cumplir con este directriz.
La orden ejecutiva de la gobernadora de Puerto Rico, surge como consecuencia de una reunión en la Fortaleza donde se le dio a conocer el aumento de cinco casos positivos por Covid-19 hasta ese momento.
Todo este cúmulo de decisiones viene acompañado de un manejo frustrante dicho por la propia gobernadora por parte del sistema de salud del gobierno. Por tal motivo, hace varios días, la gobernadora le aceptó la renuncia al Secretario de Salud de Puerto Rico, Rafael Rodríguez.
El manejo del desembarco del crucero Costa Luminosa en Puerto Rico en el cual habían casos sospechosos infectados por este virus incluyendo una mujer de 68 años acompañada por su esposo y luego el retraso por los resultados tomados por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), incidieron en el cierre de gobierno y las actividades normales que llevamos a cabo diariamente en nuestro pueblo.
Nuestra vida como la conocíamos hasta unas semanas atrás, ya cambió.
Con el cierre de operaciones a nivel público y privado unido a la forma en que nos conducimos, saludamos, expresamos nuestro afecto, obviamente se van a ver alterados ante la naturaleza de los acontecimientos acaecidos en las pasadas horas.
Podemos pensar sobre las soluciones o respuestas del gobierno como tardías o que no son suficientes, pero ciertamente acciones serias se han tenido que tomar. Vemos por ejemplo lugares en el mundo como Italia cuya mortalidad aumenta diariamente y créanme se nos paran los pelos de punta.
Sobre todo el riesgo de una población mayor de edad que lamentablemente está más expuesta a consecuencias de salud serias sobre esta enfermedad.
Estas mismas circunstancias nos obligan a estar sujetos a un aislamiento personal; un tipo de cuarentena familiar que a la larga ayude poco a poco a evitar la propagación de algo tan temible como este virus.
Desde lejos parece una película de terror donde una plaga amenaza la humanad; pero no es ficción: es real. Está con nosotros.
Con estos cambios tenemos por obligación que alterar gran parte de nuestra rutina, nuestros movimientos y nuestras acciones de modo que nos permita protegernos además de proteger al prójimo a que no se contagie.
Pensábamos equivocadamente que esto se había sacado de proporción o que era particularmente algo un poquito más fuerte que un catarro.
Pero no es así.
Por otro lado, sé en mi interior que económicamente va a ser un desastre.
En un Puerto Rico que se recupera aun de la devastación de dos huracanes, el hecho de una plaga encima de nuestro territorio, además de crear incertidumbre, nos aleja de una actividad financiera normal que pudiese mantener el flujo económico positivo.
Por tal motivo es crucial que ahorremos. De estar atentos y no tomar riesgos innecesarios. Trabajar desde la casa si es posible y atemperar nuestra vida a los cosas más sencillas, atendiendo con rigor y seriedad la información del estado en relación al curso de este virus.
El saldo político a nivel local y nacional va a sufrir sin duda alguna. De hecho, ya han habido cambios y transformaciones trascendentales en tanto y en cuanto las puertas legislativas de ambos cuerpos, Cámara de Representantes y Senado de Puerto Rico están próximas a cerrarse.
Sin pensar que estamos a ocho meses de las elecciones generales y tres meses para el proceso de primarias para las candidaturas a la gobernación.
Es posible que estos procesos de votación tengan que posponerse o llevarse a cabo con otro plan estratégico, en cuyo caso tienen poco tiempo para administrar lo que se supone ocurra en noviembre próximo que son las elecciones.
De manera, que estamos dentro de otro escenario. Uno en el cual tenemos que estrictamente ser responsables y velar no tan solo por nuestra seguridad sino de la de nuestros seres queridos.
Esa debe ser nuestra meta. ¿Cuándo saldremos de esto?
No tenemos respuestas. Lo que sí sabemos es que este asunto lejos de ser serio es determinante para la vida que veremos de aquí en adelante.
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