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6/28/2018

Galería: Portfolio de una época...

Diseño de afiche promocional
de QUIPRO: Quality Improvement Professional Research Organization

Diseño de afiche de la película para la televisión : El Cuerpo del Delito
Cliente: Amatista Films / Flora Pérez Garay
Diseño de portada para el libro: Del Magisterio a la prisión
Autor, cliente y amigo personal: Nelson Miranda Sánchez


Diseño de logo: La Esquina Famosa
Cliente: Israel Rodríguez & Partners

Recuerdo la primera vez que pisé una agencia de publicidad hace muchos años atrás. El mercado del diseño gráfico comenzaba a florecer y la Mac tomaba por asalto las calles de los artistas convencionales.


Al principio como agente libre estuve poco tiempo en Leo Burnet y Martí, Flores, Prieto & Wachtel haciendo trabajo de principiante.

Una cámara y reveladora inmensa para realizar trabajos en papel fotográfico que luego irían a convertirse en anuncios para los principales periódicos.

Pero no fue hasta que me llamó una cubana, “Argie” Canet, quien era la Directora del Departamento de Arte en Premier Maldonado que mi vida tomó un giro totalmente distinto.

En el ambiente publicitario le decían “la escuelita”. En efecto era una escuela. Ruda pero aprendías. 

Desde lo básico hasta las medidas, armar un arte, separarlo y cortarlo en los colores básicos de producción. 

Un lugar muy fuerte y Argie era extremadamente difícil. Fuera del edificio: una bella persona. Dentro de las redes de ese departamento se transformaba y gritaba.

Eran momentos en que mi salario por hora era de $6.85.

Una época que en mi mesa de trabajo, en la esquina superior derecha tenía mi cenizero. Imagínense que mientras cortaba con el x-acto, tenía un cigarrillo en la boca.

Premier ya no existe. Murió con el tiempo y la falta de empuje, además de haberse quedado paralizada a la espera de una tecnología que eventualmente la dejaría moribunda y obsoleta.

Poco antes de que eso sucediera, me llamó mi padre para que me fuera con él a una agencia cuyo nombre era Israel Rodríguez & Partners.

Allí me compenetré con los colegas y amigos en el departamento de arte. Pero trabajar con mi padre fue una pesadilla. Eventualmente lo despidieron y me quedé por un tiempo hasta que fui contratado por ellos mismos por servicios profesionales.

Había entrado a otra etapa de mi vida. Comprendí sobre estrategias y me perfeccioné en el diseño y la producción.

Me sentía un arista completo y un experto en diseño.

Pero mantener el ritmo cuando la tecnología aumenta su velocidad y sus cambios cuando vienen en meses o semanas es en extremo improbable por no decir imposible. 

Cambios en aplicaciones de diseño se daban en días o semanas. Hoy los “updates” son en segundos.

Mantener ese ritmo para una agencia de publicidad es como levantar un auto con una sola mano.


En gran medida era un artista de la “vieja guardia”. A pesar que utilizaba las aplicaciones de diseño, sabía que eventualmente esa revolución digital nos daría tan duro como cuando una ola en medio de un huracán cuando destroza una pared de concreto.


Para aquellos que entran o han comenzado en esta disciplina hace poco, se perdieron la belleza de un trabajo colectivo para llevar a cabo un diseño y una estrategia publicitaria.

Eso murió.


Antes un equipo de seres humanos trabajaba, fotógrafos, escritores, directores de arte, camarógrafos y editores, expertos en sonido y diseñadores. Un equipo de más de 15 personas. Padres de familia que generaban un ingreso.  Eso lo hace hoy día una persona. Accede las fotos digitales y las edita. O compra una secuencia de video ya editada y le coloca un sonido prefabricado. Inserta el producto con el “voice over”. Animación del logo y vámonos.


Y obviamente no me siento con el derecho de criticar o tirar lodo contra Artistas o Creativos nuevos. 

Pero definitivamente, a pesar que disfruto plenamente de la tecnología de hoy día, también me siento muchas veces sumamente consternado de haber sido testigo y en cierta medida partícipe o cómplice ante una tecnología que destruyó la vida de miles de seres humanos.

En justicia debo agregar que de ello aprendi que debemos estar conscientes y tratar en la medida que podamos estar al tanto de los cambios y no negarnos para aprender. 

En esa misma medida vamos a poder seguir ejerciendo nuestro rol con dignidad aunque a la vuelta de la esquina esté el equipo anónimo de un cambio tecnológico que intenta reírse de nosotros.
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