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7/23/2019

Hoy nació un Nuevo Puerto Rico

Cientos de miles abarrotaron el Expreso Las Américas en repudio al gobernador, Ricardo Rosselló. Foto cortesía WIPR
Lejos del partidismo y las banderas con insignias que identifican sectores ideológicos en nuestra vida de pueblo, alrededor de 1 millón de personas marcaron el 22 de julio de 2019 como un nuevo comienzo en nuestra historia.

Una lucha ciudadana que no está dispuesta a esperar ni aceptar un estado de sitio cuyo gobernador junto a un grupo íntimo de colaboradores se burlaron de la sensibilidad humana de todo un pueblo.

Todo esto sucede bajo una administración asediada por esquemas de corrupción de por lo menos dos de sus principales jefes de agencia con salarios inconcebibles en medio de una crisis fiscal que arropó la Isla hace alrededor de una década y que no parece disiparse mucho menos ahora.

Sucede además entre el despido fulminante de su mano derecha quien ocupaba tres puestos en uno y la incursión de una Junta de Supervisión Fiscal como aparato dominante en los asuntos fiscales y de política pública que nos afectan a todos.  

En adición, sus decisiones dirigidas específicamente a las pensiones de los servidores públicos, la destrucción de los derechos fundamentales del cuerpo trabajador y laboral en la Isla y los beneficios que nos cobijan al momento de cese o despido se han convertido en nuestro diario como una llama inflamatoria que ha tocado de cerca la comunidad puertorriqueña en todos los sectores y de todos las estratos sociales.

Esta misma lucha ciudadana ha tomado a nuestra sociedad por sorpresa y directamente responsabiliza al gobierno por esos casos de corrupción sobre todo cuando han sido testigos de unos imputados que han estado viviendo a base de comisiones sustanciales y contractuales bajo el espectro de la clandestinidad y la oscuridad, donde los manejos turbios, el enriquecimiento desmedido y el establecimiento de influencias en posiciones claves han fundamentando estrategias de cuellos blanco para el robo y el menosprecio de la sociedad puertorriqueña. 

Lo que ha sucedido en Puerto Rico en los últimos días tiene que acelerar el proceso legislativo para restablecer la paz y encaminar un estado de gobierno prudente y justo cuyas normas de sociedad civil restablezcan la esperanza familiar que tanto se necesita en nuestra Isla.

Esa misma sociedad ciudadana expresó que esto no ton solo concierne al partido en el poder. Aquellos que pretendan asumir el control del gobierno, sepan que hay un pueblo atento, que no se deja amedrentar, que no va a permitir que lo humillen y que fundamentalmente va a estar pendiente de esas movidas truculentas de influencias y poder de capital mientras la gente humilde y la clase media se ahogan económicamente.

Puerto Rico era muy distinto hace alrededor de dos semanas atrás. Hoy una marejada interminable de cientos de miles seres humanos puertorriqueños se levantaron ante un reclamo contundente: la renuncia del gobernador Ricky Rosselló.

Irónicamente y a pesar de ese mar de gente el gobernador no renuncia.

Ante ese escenario, la figura de este personaje, Rosselló Nevares se ha convertido en un punto fijo de repudio que ha acaparado las principales paginas de periódicos extranjeros así como noticias que han rozado los rincones más distantes del mundo.

En ese sentido el pueblo de Puerto Rico ha cruzado esa línea conciliatoria para gritarle al mundo que lo único que desea en este momento es que este individuo salga de sus cargo.

En los procesos democráticos verdaderos, la mayoría manda. Las decisiones, buenas o malas están sujetas a un ejercicio libre y ciudadano en donde el pueblo se expresa libremente y sin ataduras. 

Quien obtiene el mayor número de votos gana. Tan simple como eso. Esa decisión de ese colectivo se respeta y cobra fuerza de Ley dentro del aparato del gobierno. La expresión en las urnas constituye al final del camino el norte y la dirección política de una nación civilizada.

No somos "un grupito, somos Puerto Rico. Protesta en el Viejo San Juan.
En este caso, una inmensa mayoría se ha expresado durante prácticamente 9 días. Si sumamos la cantidad de personas que en estos pasados días se ha expresado en las manifestaciones públicas, estaríamos hablando de una cifra que supera el millón de personas.

Más cantidad de gente que le dio el voto al gobernador en las pasadas elecciones.

Pero eso no tiene un valor democrático para él.

Habla en entrevistas de la democracia con la cual resultó electo pero no comprende que esa misma democracia ha arrojado a decenas y cientos de miles a la calle cuya mayoría lo quiere fuera. 

El tiempo sigue su curso. La legislatura se ha tomado todo el tiempo del mundo para hacer lo que tiene que hacer de una forma asertiva y contundente.

Al parecer, ese politburó puertorriqueño que reside en esos sillones de poder en el capitolio con esa aura de magistrados con corbatas no se les ocurre pensar que lo mismo que le está sucediendo al gobernador, les puede pasar a ellos. No están exentos.

De la misma forma, una oposición dividida y ausente, cuyos proponentes cojean de la misma pata, se manejan en las sombras y de vez en cuando y de cuando en vez se pronuncian intentando mantenerse siempre al margen de la controversia y tocando por las puntas todo lo que acontece en la isla, a la larga han sido partícipes y cómplices de décadas de corrupción en Puerto Rico.

El pueblo les habrá de pasar factura. Hoy, ese mismo pueblo no está dispuesto a olvidar y mucho menos pasar con ficha la inacción y la falta de empuje de otros partidos. En algunos casos, cuando el ideario que los cobija ha quedado en el descrédito ideológico, se esconden para fiscalizar, decir y hacer lo que es correcto sin pensar que dichas actitudes politiqueras se podrían convertir en algún momento en un grito de lucha masivo ante una actitud muda y cobarde de la oposición política.

No piensan además que han perdido el poder de convocatoria y sus lideres se agarran de filosofías políticas obsoletas que no tienen pertinencia en nuestra época. A ellos les digo que esto que sucede en la actualidad en Puerto Rico es una lección política de vida cuando personas sin escrúpulos se manejan en la interioridad del poder sin pensar que lo que haces hoy tiene consecuencias mañana.

Que les sirva de ejemplo lo que acontece cada día con el gobernador. Si no están dispuestos a aprenderlo van directito a cometer los mismos errores.

Errores que el pueblo de hoy en nuestra Isla tal vez puede perdonar pero nunca olvidar.
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