Portavoz de la Cámara de Representantes del Congreso, Nancy Pelosi. Foto: AFGE |
En un mundo donde la imagen tiene mas peso que la verdad, la comparecencia del liderato demócrata no deja de ser patética.
Frente a un cierre federal sin precedentes donde el poder ejecutivo mantiene en estado de sitio a miles de empleados federales, las voces de la oposición se han quedado cortas ante un avance político que los ha dejado atrapados y carentes de una imagen fuerte y estremecedora.
La prensa nacional no puede seguir cargando a estos líderes y mucho menos hurgando cada espacio de poder para hacerle el trabajo que ellos deberían hacer.
El cierre federal tendrá obviamente consecuencias serias y políticas, pero lo cierto es que para miles de norteamericanos a favor del muro, apoyan incondicionalmente al presidente no importa qué.
Esos seguidores, que consideran la ola inmigrante como una invasión, son los mismos que no profundizan en lo absoluto sobre los hechos que han surgido sobre acusaciones y convicciones que ha realizado el Fiscal Especial Independiente, Robert Mueller.
Para esa misma base, Michael Cohen, abogado personal del presidente, traicionó su confianza sin concluir que este se corrompió en el camino, precisamente por el mandato de su Comandante en Jefe.
No calculan ni pueden separar la verdad de la retórica.
Se alimentan de un discurso de propaganda que prosigue segmentar una población mediante el miedo y un falso nacionalismo enfermo, violentando los valores y la discusión política en Estados Unidos.
Además han tenido éxito en establecer un mensaje apasionado y calculado aun cuando la realidad sea la de una falta de sensatez plagada de fanatismo y falsedad que se propaga como pólvora en el Internet.
Así las cosas, presenciamos con asombro un mensaje a la nación desde la misma oficina que Kennedy utilizó cuando se expresó ante el mundo sobre la crisis de los misiles rusos.
Esta vez el eje central de este mensaje lo fue el famoso muro y la noción de un peligro inminente e inmigrante en la frontera norteamericana.
Pero si en efecto ese mensaje resultó ser desafiante sorpresivo, la respuesta demócrata y la escases de un liderato carismático que le hiciera frente a dicho discurso fue evidente.
La comparecencia de este mismo liderato demócrata ante las cámaras, no fue tan solo patético, sino que se quedó en remojo mientras el liderato republicano encabezado por el mismo presidente se encaminaba para ofrecer conferencias y tertulias desde la misma frontera.
Esa falta de saber calcular con precisión los movimientos de tu oponente y estar siempre, no a la ofensiva, sino a la defensiva; dice mucho de un liderato que se va opacando ante una tragicomedia que mantiene secuestrado al sector federal que no ha podido cobrar ni tan siquiera esta primera quincena.
Un liderato oxidado, que se mueve con dificultad, que no puede llenar una auditorio, pretende hacerle frente a este grupo republicano cuyo monitoreo nada más en los “rallys” los dejarían sin habla…
El hecho de mantener una audiencia fija y física aun con lo que ha trascendido en los pasados meses evidencia una ausencia trágica de una oposición que se ha mantenido en los pasillos y en la oscuridad esperando que la prensa nacional los aúpe y los cubra de un manto fiscalizador que se muere en la orilla.
No se dan cuenta que la campaña de este presidente comenzó desde el mismo día de su juramentación y no ha cesado. No se dan cuenta que aun con todo lo que ha conllevado la investigación federal, el presidente ha podido escudarse; al menos hasta el momento.
No se dan cuenta que cada palabra de Trump es un mensaje, un discurso que merece una respuesta. No una contestación tardía ni la presencia de dos líderes cuyo perfil político luce inseguro y desgastado.
Aun cuando suenen esos candidatos como Sanders, Warren o Biden, lo cierto es que ninguno ha logrado estremecer al presidente y mucho menos hacerlo titubear a pesar de las imputaciones y hechos sorpresivamente trágicos que hasta artistas de cine han hecho públicos, enfrentándose como lo hizo Meryl Streep en un momento dado en los Golden Globes.
Y eso es una gran verdad aunque nos pese en nuestro espíritu…
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