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5/05/2019

Los guardianes de la soledad




Son los seres que en la oscuridad regresan y se insertan invisibles entre medio de la noche, entre la nostalgia y el miedo, vigilantes y atentos mientras nuestro cuerpo duerme.

Son los que nos llevan a parajes nunca vistos pero que de algún modo reconocemos cuando en la profundidad del sueño el alma se separa del cuerpo.

A veces nos hablan en esas horas muertas y se transforman durante un tiempo con su pensamiento imperceptible que flota en nuestro subconsciente. 

Nos advierten y nos mantienen dentro de esa misma soñolencia seguros y tranquilos.

No se dejan ver solo se manifiestan en las sombras o por medio de los sonidos, esos ruidos extraños que a la gente le da miedo. 

A veces los sentimos cuando el celaje de sus pasos nos advierte su presencia.

Son como un ejército cuyo fusil incierto es la conciencia y su mundo está más allá del nuestro. 

Se colocan estratégicamente en los puntos claves de nuestra existencia y nos estremecen cuando pecamos o hacemos lo que no debemos...

Nos ponen la piel como dicen algunos de gallina…

Son los vigías del tiempo y la calamidad. Conocen la felicidad pero también el sufrimiento. 

En momentos se manifiestan dentro de ese mundo paralelo donde no sabemos si estamos dormidos o despiertos. 

Son los que limpian los alrededores del alma y se colocan como muros vivientes para protegernos de la maldad y la crueldad o tal vez; el infierno.

En esos momentos se transforman en una muralla en contra de los malos deseos.

No se deben a la rutina, el dinero o el poder. Su mundo no es el nuestro.

Se deben a otro entorno. A nuestros pensamientos, a nuestro proceder.

Son los guardianes de los recuerdos. Atesoran la memoria y no se les escapa ni un céntimo.

Hablan entre ellos de alguna forma y se comunican con nosotros en los sueños.

Nos dan la libertad genuina entre el bien y el mal sabiendo ellos que de algún modo, en algún punto, posiblemente algo tendremos que pagar.

Unos más que otros.

No están para hacer daño. Por el contrario. 

Son los guías eternos de la soledad cuando en los momentos más difíciles nos mantienen despiertos.

Por eso, que en algunas horas tristes o de felicidad, aun en mi soledad recurro a todos ellos.

Penitente y seguro sobre mi destino. Ellos me han dicho que nada está escrito. 

Y que a la larga todo está por verse.

Y en estas horas cuando la soledad se convierte en los más sublime, ellos se acercan sigilosos analizando cada letra y cada palabra dejando en mi conciencia los pensamientos de un artista que entre loco y despierto busca algún sentido de existencia sobre todo en estos tiempos por cada cosa que ocurre aunque me cueste la vida.
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