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5/02/2019

¡Populares a las trincheras de la lucha, a los funcionarios, a defender esos votos, a defender esas actas!



Una enorme cantidad de gente penetraba los predios del Coliseo Roberto Clemente ante un llamado que retumbaría en nuestra historia política como un grito de guerra por el entonces candidato del principal partido de oposición, Don Rafael Hernández Colón. 

Puerto Rico jamás olvidaría ese miércoles, 5 de noviembre de 1980.

Cientos y cientos de personas se colocaron frente a la entrada del Coliseo, justo detrás del portón que da acceso a dichas facilidades, teniendo de frente al escuadrón de la fuerza de choque de la Policía de Puerto Rico.

El Lcdo. Juan Mari Brás, candidato por el Partido Socialista, llegó a los predios del Coliseo indignado por la forma y manejo de los cómputos electorales hasta esa momento. 

Severo Colberg, Representante de la Cámara para esa misma época y Héctor Luis Acevedo, Comisionado Electoral del Partido Popular Democrático en ese entonces se vieron obligados a hacer uso de altoparlantes para dirigirse a la multitud que había respondido al llamado horas antes por el presidente y principal opositor del Partido Nuevo Progresista.

A esa misma hora, 3:00 de la madrugada, Hernández Colón acusó a Carlos Romero Barceló de ser un “dictador latinoamericano” y de haber dado un “golpe de estado a la democracia puertorriqueña”. 

Ante los ojos de miles de personas que habían ejercido su derecho al voto y ante los medios noticiosos del país que en ese momento se acuartelaban en las oficinas centrales de dicho partido, Rafael Hernández Colón, candidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático le hizo un llamado revolucionario a sus seguidores: “¡Populares, a las trincheras de la lucha, a los funcionarios, defender esos votos, defender esas actas!

En el Comité Central del Partido Popular, miles de populares gritaban “Romero y Somoza son la misma cosa”El candidato por el Partido Popular afirmó que esa declaración de victoria del Lcdo. Carlos Romero Barceló lo colocaba a él en el mismo nivel de Trujillo y Somoza, dictadores de Santo Domingo y Nicaragua respectivamente.

En el edificio Valencia, donde en principio se habían trasladado el conteo de los votos, el sistema computadorizado sufrió presuntamente un colapso. 

A las ocho de la noche un Oficial de la Comisión Estatal de las Elecciones le dijo a este pueblo que “había fallas en el sistema de impresión por las computadoras y que se estaba trabajando para ponerlo al día”. “La anomalía es una falla electrónica” dijo Gerineldo Barreto, Jefe de la Agencia.

Cuatro semanas después, y con una ventaja de 1,936 votos, el Lcdo. Carlos Romero Barceló obtuvo el triunfo como gobernador de Puerto Rico. 

Esto, y a pesar de recuentos voto a voto e impugnaciones que llegarían hasta el más alto foro judicial: El Tribunal Supremo. 

La decisión judicial no se hizo esperar; el poder ejecutivo quedaría en manos del Partido Nuevo Progresista. En el Senado prevaleció como Presidente de ese Cuerpo el Lcdo. Miguel Hernández Agosto y en la Cámara de Representantes, los dos primeros años del cuatrienio estarían bajo la presidencia de Severo Colberg.

Así las cosas, comenzó una nueva era que estuvo plagada de serias irregularidades desde sus inicios. Con un ambiente político, cuyo gobierno electo habría de cargar para siempre el estigma de un sistema fraudulento que provocó la derrota del partido opositor. 

Con un gobierno cuyo resultado electoral estaba en entredicho y cuyos resultados oficiales no se verían hasta semanas después. Con un cuerpo legislativo dividido y un sistema de fuerza y un orden policíaco matizado desde mucho antes por actos de brutalidad e injusticia ciudadana.

Recuerdo ese momento tan trascendental como si fuese hoy. Descanse en paz, Don Rafael Hernández Colón.

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