¿Por qué doy GRACIAS?
Vivimos en un mundo que no es fácil. Un universo sobre el cual hemos sido testigos de un mar de injusticias.
Pobreza, actos de violencia que no tienen comparación alguna.
Pistoleros que asaltan escuelas y asesinan niños.
Han penetrado iglesias y lugares de oración acabando con la vida de decenas de seres humanos.
Una indigencia tal que jamás habíamos visto, ajena totalmente a nuestra forma de vida.
Abusos. Discriminación racial y tortura en sociedades políticas que manejan ideales a base del terror.
Un ambiente político que ha desencadenado una ola global preocupante cuyas métodos traen nuevamente instancias históricas que creímos haber dejado en el pasado.
Una humanidad en vilo ante un cambio climático evidente y desgarrador cuando los desastres nos tocan de cerca.
Pero dentro de todo eso hay un punto en nuestra humanidad que tiene esperanza.
Que hace un alto. Un alto que implica agradecimiento. Una palabra: GRACIAS.
Sí, debemos dar Gracias.
Gracias por las bendiciones que tenemos cada segundo y que muchas veces las pasamos por alto.
Por la vida, la salud, nuestra familia y nuestros seres queridos.
Porque en la madrugada puedo servirme un trago de café negro, encender un cigarrillo y escribir.
Porque aun tengo la fortaleza de cargar una cámara y caminar a pie para entender lo que me rodea.
Porque cuando mi esposa me abraza sin yo pedirlo siento que el universo completo está de mi lado…
Porque cuando mis hijos y mis hijas me atrapan con su mirada me dejan saber que me aman. De ese modo se cierra el ciclo completo de un padre que se siente orgulloso de ellos mismos.
Porque en la semana, cuando en la mañana me bajo del tren y camino hacia mi oficina, Dios me acompaña y me fortalece cada segundo para enfrentar cualquier reto.
Me enseña a comprender que a pesar que hayan algunos que me rechazan, o quisieran aprovecharse de mis tropiezos, hay muchos que me escuchan y me alientan para seguir en la batalla.
Por todo eso doy Gracias.
Porque al final del día, hay gente que me espera. Que dependen de mí. Para los cuáles soy extremadamente importante. Y en ese sentido me respetan y me admiran.
Doy Gracias por vivir en una Isla pequeñita pero con un corazón y una humanidad muy grande. No podría vivir en otro sitio…
Por ustedes. Que me leen y me siguen. Porque eso es parte de un incentivo enorme para proseguir esta jornada: ¡GRACIAS!
Ciertamente, en la historia siempre hay momentos críticos que pensamos que todo se acaba o que no existe nada peor.
Pero lo cierto es que siempre que sale el sol en la madrugada, penetra esos minúsculos espacios y se va asentando como si Dios me anticipara una nueva oportunidad para la vida.
Y créanme; estar vivo es una gran cosa. Por eso nada más deberíamos dar Gracias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.