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11/04/2018

Se acerca la hora cero...

Foto: Tim Evanson
Ante un evento electoral que podría cambiar el espectro nacional o pudiera perpetuar el discurso de odio que propicia la violencia, uno no puede dejar de pensar ¿cuál será el futuro?

Vemos estos intentos de coartar el derecho al voto alrededor de la Nación y evidentemente debemos aceptar como cierto que estamos frente a un episodio político que en principio es trágico. 

Como una tragicomedia.

Examinar los principios de administraciones que han precedido ésta nos para los pelos de punta.  

No existe moralidad porque en resumida cuenta, para sus seguidores eso es una cuestión sin importancia.

Para ellos el fin justifica los medios.

Ellos entienden que él ha bajado el desempleo, que ha levantado el mercado de valores y ha bajado las contribuciones.

Que ha cumplido su promesa con respecto a la cubierta del plan médico y haber derrotado a ISIS entre otras cosas, exacerban los ánimos de aquellos que fervientemente acuden a sus “rallys”.

Todavía muchos de ellos aseguran que el famoso muro viene en camino y que no van a permitir una invasión de inmigrantes ilegales en territorio norteamericano.

Una fraseología publicitaria que no habla con la verdad. Ni han transformado la cubierta médica y ISIS lo han esparcido sin darse cuenta.

Si algo quedó claro luego de la administración Reagan y su burbuja desreguladora es que al final, más temprano que tarde, ese auge financiero se transformó en una depresión económica sin precedentes. 

No pueden comprender que las regulaciones son salvaguardas, son protecciones que se desarrollan para asegurar una jornada financiera sana y estable.

Paraellos les importa poco que el Presidente sea irrespetuoso o actúe como un "Bully”.  

Piensan que lo decisivo es el impulso a una reforma tributaria, nombramientos de Jueces como el de Brett Kavanaugh; por lo cual están totalmente seguros que su orgullo patriótico se va a proteger sobre cualquier cosa antes que los intereses de aquellos que no son sus iguales. 

Están convencidos que la prensa nacional está ahí para destruir a su hombre: Trump, y el hecho de tener un candidato o un presidente que en apariencia se proyecta fuerte les gusta y les atrae.

Cuando la oposición entienda esta forma de pensar a pesar que nos cause mucha preocupación, podrán hacerle frente. 

Hacerle frente a esos sentimientos incorrectos que no permiten y mucho menos escuchan de razones. 

Para ellos su verdad es indisputable, aunque la realidad sea otra.

El Partido Demócrata debe comprender estos argumentos, no burlarse de ellos. 

Tienen que establecer puentes, sanar heridas y de algún modo restablecer la comunicación con todos los sectores.

Sepan que no son una minoría. Son una mayoría silente que ha visto ante sus ojos la destrucción en muchos casos, de su futuro, su trabajo y sus aspiraciones. 

Si no se comprende este mensaje, esta vez va a ser mucho peor. 

No son principiantes. 

Son cabilderos a otro nivel, con una política y estrategia totalmente distinta. Van hacer todo lo que esté a su alcance para ganar.

Mientras; su discurso crece como una tormenta que se propaga en otros lugares y se apropia de una conducta enferma de algunos seres humanos que han tomado las armas como un instrumento de terror en ambientes de paz y meditación.
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