Cuando levanto la vista me doy cuenta que ya no comprendo el suelo norteamericano.
Cuatro años desde que Trump asumió la presidencia de Estados Unidos y las minorías, el color de piel y la diversidad incluyendo la raza, sigue siendo punta de lanza en esta administración para insultos y expresiones de índole racial.
Un ejemplo reciente fue el asesinato de George Floyd que indiscutiblemente ha colocado la presidencia en la era de la segregación racial.
El manejo tan incompetente de COVID-19 nos deja ver un presidente que lo único que piensa es en las encuestas y las elecciones.
Lo demás es colateral.
Tan reciente como la semana pasada, en un artículo publicado en el New York Times, relataba el hecho de pagos a talibanes para atacar tropas y soldados norteamericanos por el presidente ruso, Vladimir Putin.
De cierto modo, la Casa Blanca y la presidencia norteamericana vuelve a quedar en entredicho en materia de seguridad nacional.
Pero como todo en la vida, para el propio presidente todo esto es parte de un complot demócrata y las principales cadenas de noticias en la nación.
No olviden que para él la prensa es el enemigo del pueblo norteamericano.
En 2016, sabíamos de antemano la amenaza real que representaba su presidencia en Estados Unidos y el mundo.
Un segundo término de este hombre no tan solo sería trágico sino catastrófico para todos los que descansamos en el bien común, la bondad, la equidad y el respeto.
Recuerdo sus expresiones desde que inició su campaña, la promesa de un muro y el desarrollo de un supuesto plan médico que sustituyera Obamacare.
Luego de su victoria, la amenaza real a la población musulmana, los inmigrantes, países como Haití y África no se hicieron esperar.
Su ausencia moral y su discurso se hizo evidente cuando pistoleros entraron a escuelas, asesinando maestros, niños y jóvenes.
La amenaza real que habíamos detectado de antemano se convirtió en un hecho a partir de 2016.
Sus expresiones sobre la protesta en Charlottesville, con insignias Nazi y banderas confederadas que dejó una persona muerta, dejó entrever una nueva realidad política y racial en Estados Unidos.
Hace poco y ante los hechos que han sumergido a la nación en protestas masivas junto a los los ataques de policías a multitudes incluyendo periodistas, nos dejó maltrechos en términos de conciencia y emociones.
Perplejamente hemos visto un presidente pararse frente a una iglesia con la Biblia en la mano como si fuese el salvador de la humanidad norteamericana.
Nunca pensé que la hipocresía personal y política llegara a tanto pero me equivoqué.
Me resulta alentador sin embargo ver grupos republicanos que se han tirado públicamente incluyendo las redes sociales para repudiar al presidente norteamericano y su candidatura de cara a las próximas elecciones.
Un ejemplo de esto es el grupo “Republican Voters Against Trump" (Votantes Republicanos en contra de Trump— RVAT por sus siglas en inglés).
Este grupo es una coalición de republicanos o ex republicanos o republicanos descontentos que no apoyan a Donald J. Trump para un segundo término en Casa Blanca.
Numerosos testimonios grabados en vídeo expresan la desilusión no tan solo con este presidente sino con un partido que le ha dado la espalda a los principios conservadores que una vez conformaron la filosofía ideológica del Partido Republicano.
Les invito a que visiten: https://rvat.org y vean personas que en un momento dado le dieron su apoyo a este presidente y hoy están convencidos que fue la peor decisión que tomaron en un momento dado.
Además “The Lincoln Project” es un esfuerzo de ex miembros del Partido Republicano cuyas posiciones fueron claves y hoy a través de anuncios, postulan que tiene que haber un esfuerzo patriótico para derrotar a Trump. Si desean más información pueden visitar: https://lincolnproject.us .
En todo caso, distinto a 2016, el discurso presidencial tiene detractores republicanos que no suman uno ni dos; son miles.
Miles de seres humanos defraudados hasta la médula por un presidente que desconoce el verdadero significado de la Constitución, que se canta religioso cuando no lo es y cuyos prejuicios raciales sobre género, libertades de la mujer y la diversidad humana se han visto desplegadas como nunca antes.
En la actualidad cuando me fijo en el norte, fuera de mi terruño, aun con los problemas serios que tenemos aquí en Puerto Rico, veo una nación dividida y mancillada por una voz inequívocamente enferma y egoísta que pretende ensalzar el espíritu norteamericano de un modo nefasto y equivocado.
Nada más tenemos que ver las redes sociales a diario y escuchar cómo hablar en español en algunos lugares de la nación se ha convertido en algo proscrito y delictivo.
Algo que jamás pensé ver en vida, pero es así, desgraciadamente.
Guardo un gran respeto por los estadounidenses. No creo que la inmensa mayoría de los que viven allá fuera sean así.
Guardo un gran respeto por los estadounidenses. No creo que la inmensa mayoría de los que viven allá fuera sean así.
No guardan esos rencores infundados con el desprecio y las aptitudes tan desafortunadas que observamos constantemente desde Casa Blanca.
Sé por convicción propia que en su mayoría son gente buena y creen en las libertades y el respeto en común.
Falta poco para que llegue el momento de la verdad.
Hay quiénes dicen que aunque pierda no se va a ir.
Hay quiénes dicen que aunque pierda no se va a ir.
Si decidiera no irse si pierde esta contienda electoral va a ocasionar una conmoción social que no hemos visto en décadas.
Lamentablemente hablamos de una persona que aunque se juega el todo por el todo, su afán con el poder y la victoria nublan la conciencia de miles de hombres y mujeres que lo siguen como corderos.
Lamentablemente hablamos de una persona que aunque se juega el todo por el todo, su afán con el poder y la victoria nublan la conciencia de miles de hombres y mujeres que lo siguen como corderos.
Aun cuando quiera permanecer en el poder, su derrota sería un punto de partida positivo para limpiar un legado negativo que ha dejado a Estados Unidos dentro de una incertidumbre internacional.
Un legado entrelazado con vínculos preocupantes con naciones que no son aliados y con una ideología carente de verdad, patriotismo y respeto a la inmensa mayoría de aquellos que no piensan como él.
Un legado entrelazado con vínculos preocupantes con naciones que no son aliados y con una ideología carente de verdad, patriotismo y respeto a la inmensa mayoría de aquellos que no piensan como él.
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