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7/27/2020

Una nueva realidad nos ha enseñado a vivir de otro modo

En horas de la mañana, presto a comenzar mi jornada de trabajo.

Hemos aprendido a vivir de otra manera. 

En algunos casos, obligados a vivir dentro de un cautiverio auto impuesto por algo que jamás pudimos imaginar.

Pensar en películas donde el mundo está por acabarse o en los profetas evangélicos de la calle y sus altoparlantes vociferando sobre el final de los tiempos y de momento me digo: ¡coño!, — ¿habrá algo de verdad en todo eso?

Pero aun cuando me vienen a la mente esas imágenes, trato de no perder la esperanza o las ganas como decía Escalante.

Obviamente esto no es una película y ciertamente no vendrá ningún súper héroe para que nos rescate de esta tragedia humana.

En ese sentido, la única forma de asimilar esto es rescatándonos a nosotros mismos.

Aquí en Puerto Rico hemos regresado peligrosamente al principio. Hemos vuelto a comenzar de nuevo.

Semanas atrás el gobierno había controlado poco a poco la propagación de este virus.  

Pero la política, las fuerzas ocultas y privadas junto al flujo de capital que se mezcla con candidaturas en tiempos de elecciones lo cambian todo.

Transformaron el discurso nacional y nuestra gobernadora decidió abrir en gran medida la economía. 

Sin pensar en el aeropuerto o el desembarco de cruceros cuyos pasajeros y turistas en su mayoría han venido a refugiarse o tratarse en hospitales locales por los altos costos médicos en el extranjero.

Es decir, el gobierno decidió abrir con ciertos parámetros el comercio, las playas y ciertos escenarios públicos.

Las consecuencias no se hicieron esperar; el aumento en casos de COVID-19 ha sido extremadamente serio.

El haber abierto le dio alas a sectores de la población que comenzaron con tiendas y otras actividades sociales sin control, sin mascarillas, con un gobierno ausente en la imposición de multas sobre las normas de salubridad colocando a nuestro pueblo en peligro con un aumento en fatalidades e infectados por el contagio.

Hace apenas una semana o un poco más la gobernadora compareció públicamente para establecer nuevamente medidas de toque de queda y cierre obligado a comercios y establecimientos.

En ese sentido, el estado de gobierno ha sido torpe y se acomodó en su momento a las negociaciones de la empresa privada para lograr abrir la economía.

Ha sido tristemente una administración desarticulada en el manejo de beneficios a la población que se ha quedado sin sustento o sin garantías de empleo.

Hoy el equipo médico de la gobernadora le ha recomendado un cierre total por tres semanas. Cosa que su pudo haber evitado.

Es por eso que les digo que no se puede depender del gobierno.

Ustedes y Yo tenemos que estar atentos y aun cuando es extremadamente difícil manejar estas circunstancias, auto imponerse una disciplina de vida nos ayudará a sobrepasar esta crisis.

No hay alternativa.

En el extranjero, específicamente en Estados Unidos, 100 días faltan para una elección en la que se la va vida al pueblo norteamericano.

Una administración republicana cobarde, acomodaticia y sin voz.  Solo el eco de un comandante en jefe enfermo y racista que pretende perpetuarse en el poder.

Un presidente cuyo mensaje a la nación repetidamente es de índole racial, con insultos, culpas ajenas y excusas sobre una pandemia que le ha cobrado la vida a cientos de miles de norteamericanos.

Su ejercicio de poder se ha manifestado por ser un discurso racial que ha destruido relaciones entre naciones aliadas que hoy se distancian de sus expresiones y su filosofía de gobierno la cual ha mancillado lealtades y vínculos políticos históricos. 

La demagógica respuesta de un plan médico inexistente, la intención de construir un muro y el ataque constante a China, Méjico y Latinoamérica lejos de construir y ser ejemplo ha sido nefasta en el ejercicio de las libertades y las expresiones ciudadanas.

Nada más vean los visuales en Chicago y Portland sobre el manejo presidencial en militarizar las avenidas y los espacios públicos con la excusa de contener la violencia y el vandalismo.

Al menos muchos grupos republicanos han levantado su voz y están día a día en campaña para impedir que este hombre pueda revalidar. Y eso es un gran alivio.

Por lo pronto, aprendemos las lecciones de vida de todo este acontecer histórico.

Hemos aprendido a cuidarnos y ser juiciosos porque de esa forma cuidamos a nuestro prójimo.

Me he tomado unos días de descanso pero hoy comienzo nuevamente mi jornada.

A ustedes les pido que se cuiden. No tomen riesgos innecesarios. Sean juiciosos y no dejen de usar la mascarilla si salen de sus hogares o donde residen.

No pierdan la Fe y la esperanza.

Esto a la larga va a pasar.
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