En este periodo, les deseo a todos unas felices pascuas y un año nuevo lleno de alegría, salud y prosperidad.
Sé que para muchos de nosotros este año no ha sido fácil. Pero cuando llega esta época, sobre todo acá en Puerto Rico, la esperanza vuelve a brillar y nuestro espíritu vuelve a llenarse de esa energía de pueblo que es el mejor aliento para que la vida continúe.
Alejados de las cuestiones sociales y políticas por unos momentos, este tiempo en particular posee la virtud de unir voluntades e inundarnos de una Fe que muchas veces nos hace tanta falta.
A pesar que este año ha tenido sus altas y bajas, he podido aprender a levantarme, seguir adelante y conocerme un poquito más.
He llegado a comprender que a veces tenemos que mirar lo que transcurre a nuestro lado. Cuando miramos sabemos a ciencia cierta lo afortunado que somos.
No soy rico ni mucho menos. Soy un ser humano que trabaja diariamente como muchos de ustedes.
He cometido numerosos errores. Algunos me han costado muchísimo. Pero aprendo cada día que soy un ser humano; no soy perfecto.
En ese sentido, en este año se cierran muchas puertas. En ocasiones, lo que creemos de la gente no es. Es otra cosa. Cuando lo comprendemos, cerramos capítulo y como decía un buen amigo del caserío: “seguimos andando”.
Por lo demás, deseo que todos ustedes, muy en especial a todos los que me han seguido durante toda esta jornada pasen una ¡Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo!
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