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10/20/2019

Un principio sagrado: la libertad de expresión



Hace casi 30 años, el arte fue objeto de un ataque en uno de los juicios  de mayor controversia en nuestra historia reciente.

El mismo cobró preponderancia sobre la obra fotográfica de Robert Mapplethorpe en los que se denominó como "The Mapplethorpe Obscenity Trial”.

Ha sido la primera vez en la historia que un Museo fue acusado y llevado a corte por acusaciones criminales basadas en la exhibición de un artista.

A finales de la década de los 90’s, este juicio trastocaría para siempre nuestra percepción y los valores de libertad sujetos a lo qué es arte y lo que en esencia constituye obscenidad.

Muchos años transcurridos y el impacto de la decisión judicial se siente todavía sobre todo en Cincinnati, la ciudad en donde se originó la controversia.

El objeto de la disputa judicial fue una exhibición titulada “The Perfect Moment” la cual comprendía una retrospectiva de la obra del artista Robert Mapplethorpe.

Su obra había tenido reconocimiento y prominencia nacional a través de imágenes fotográficas en blanco y negro que incluían representaciones visuales de celebridades de la época como Andy Warhol, Philip Glass y Deborah Harry y fotos de desnudos que expresaban un contexto sadomasoquista.

Según su amiga de muchos años y quien lo reseño en su libro de memorias “Just Kids”, Patti Smith expresó que Robert había podido elevar la experiencia masculina en cuanto a la homosexualidad y el misticismo.

La exhibición individual constaría de alrededor de 175 imágenes capturadas por Mapplethorpe durante una trayectoria de 25 años de carrera como artista.
La muestra individual sería agrupada en tres portafolios:
(“Z”) – Retratos al desnudo del hombre afroamericano(“Y’) – Flores y naturaleza muerta(‘X’) – La parte homosexual S&M
—el Portafolio (‘X’) era un material que sería muy fuerte para algunos según Raphaela Platow, Directora del Museo en esa época.

Basado en las expresiones de Dennis Barrie, Director del Centro de Arte Contemporáneo en Cincinnati (CAC por sus siglas in inglés), la muestra no era para todo el mundo. Pero dicho eso, sabía de la importancia de esta exhibición y que era el tiempo justo para realizarla.

Máxime cuando el artista, Robert Mapplethorpe había muerto unos meses antes por complicaciones relacionadas al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (AIDS por sus siglas en inglés) lo cual aumentaría el interés del público, aficionados y críticos a visitar la apertura de la exhibición.

Pero en la medida que la obra de este artista llegaba de un recorrido a Ohio y luego a Chicago para luego culminar en Washington D.C. la controversia relacionada a su obra iba creciendo.

Mientras Barrie atendía una conferencia con directores de museos, meses antes de la inauguración de la exhibición de Mapplethorpe en su Museo, se le dio a conocer que la Galería Corcoran en D.C. cambió de planes decidiendo cancelar la exhibición.

“The American Family Association”, un grupo conservador y fundamentalista le exigió a políticos que eliminaran de sus partidas el Fondo Nacional de las Artes  (National Endowment for the Arts) para Corcoran con la premisa que se anularan los planes de seguir adelante con la exhibición.

El anuncio corrió como pólvora según Barrie quien expresó — nosotros, siendo Directores de Museos, reconocimos en ese momento que se había abierto una puerta para una censura sin precedentes en nuestras organizaciones.

Fue también un sonido de alarma para Barrie cuando las expectativas de un Museo en Cincinnati era todo menos levantar este tipo de foco de atención en la capital de la Nación por lo cual miembros del CAC le exhortaron a tomar las debidas precauciones.

Sobre todo en una Ciudad con unos componentes conservadores en donde los comercios de adultos y clubes de baile al desnudo estaban prohibidos.

CAC tomó la ofensiva cabildeando y buscando el apoyo político, público y comunitario.

Se le hizo acercamientos a políticos, medios nacionales de prensa además de prepararse para una defensa recia incorporando los servicios de profesionales de relacionas públicas de la industria de las comunicaciones.

Contrataron los servicios de un abogado experto en materia de la Primera Enmienda de Estados Unidos, el abogado H. Louis Sirkin.

Barrie estaba convencido que había comenzado a ganar la batalla. Por el contrario, había subestimado las fuerzas que operan en estos niveles.

Localmente, "Citizens for Community Values" lanzó un campaña de publicidad con cartas escritas en contra de la exhibición acusándola de pornografía infantil además de enviar miles de comunicaciones escritas demandando la cancelación inmediata de la exhibición y la eliminación relacionada a fondos para las Bellas Artes. Fondos que ayudaban a más de 8 organizaciones culturales.

Según Barrie, de pronto estaban en medio de una guerra nacional en Cincinnati sobre Bellas Artes.

El 6 de abril, la noche antes de la exhibición se preveía la asistencia  más grande que se había dado en el Museo, con una cobertura nacional de los medios a pesar de tener protestas que muy rápido se fueron pacíficamente.

Pero fue al otro día, en la apertura que el pelotón moral de fusilamiento entró en escena.

Temprano en la tarde, el mismo día de la apertura, un Gran Jurado Federal determinó proceder con cuatro acusaciones criminales; dos en contra del museo y dos en contra de Barrie por alentar la obscenidad y el uso de menores al desnudo en la muestra.

El pliego acusatorio indicaba que siete fotografías de Mapplethorpe eran obscenas incluyendo dos en que aparecían menores de edad y cinco con material sexual explícito.

A las 2:30 p.m. de ese mismo día, 20 Oficiales Federales irrumpieron en el Museo para presentar acusaciones contra los miembros de CAC, sacando a los visitantes, tomando fotos y vídeos para recolectar evidencia.

Cientos de manifestantes se congregaban en las afueras tanto a favor como en contra de la actividad.

Según Platow era irónico pensar que la mayoría de los que protestaban jamás habían visto en su vida la obra de Mapplethorpe.

Para sorpresa de Barrie, el editor de “National Review”, William F. Buckley, un crítico respetado en el mundo del arte indicaba y cuestionaba al detenerse al ver la exhibición si —¿realmente estábamos en posición de establecer que cualquier creación de un artista es arte, y de ser así, su obra debería estar inmune a la crítica?

—Supongamos que un artista pinta una sinagoga en forma de svástica, estaríamos obligados a callar cualquier crítica en deferencia a las libertades del artista? decía el crítico

A este punto, un Jurado en Cincinnati tenía plena potestad en sus manos sobre el futuro de la exhibición y Barrie.

Afortunadamente para el Museo, todavía tenían contratado a un experto en el campo de la constitucionalidad.

Para Sirkin, el abogado, jamás pensó en defender un Museo sobre cargos relacionados mucho menos a la obscenidad, lo cual para él constituía un reto.

Usualmente traería psicólogos argumentando sobre los hechos normales del comportamiento sexual.

Pero en este caso en específico fue tajante al argumentar que en todo caso el arte no tiene que ser lindo ni bello. El arte puede hacer que alguien se sienta incómodo sobre todo ante una exhibición de un arte que en ese momento no es apreciado pero que tiempo después muy probablemente lo será.

Indicó que esto era un momento crítico e importante en la historia norteamericana y que en esencia, realmente no te tiene que gustar y necesariamente no tienes que ir al Museo.

En la audiencia evidenciaría, Sirkin intentó establecer que la Fiscalía pretendía presentar únicamente siete fotografías en controversia de las 170 de un cuerpo de trabajo que debería comprenderse como un ente completo.

Decía este abogado de la Defensa que era lo mismo pretender presentar como evidencia los méritos de cinco paginas de una Novela. 

Pero en esa vista la Fiscalía prevaleció y al jurado no se le permitió ver nada más que las siete fotos en cuestión.

El juicio dio comienzo el 24 de septiembre de 1990.

La Fiscalía presentó las imágenes de la manera más cruda e insensible posible. Mientras que la Defensa colocó expertos en el tema haciendo el caso sobre el Arte especialmente aquel que reta nuestros gustos y nuestra imaginación.

Luego de días y horas de testimonios, Fiscalía y Defensa realizaron los argumentos finales de cierre y clausura permitiendo al Jurado comenzar a deliberar lo cual comenzó el 5 de octubre de ese mismo año.

Después de dos horas de deliberación, el Jurado regresó con un veredicto:

Inocente en todos los cargos Museo y Dennis Barrie.

Tres de los miembros del Jurado se le acercaron a Barrie luego del juicio, indicándole que estaban furiosos por la negativa fiscal para ellos poder ver la muestra completa.

En 2015, CAC celebró el 25 aniversario de esta acción judicial con un simposio sobre el arte fotográfico y cuyos deponentes fueron Barrie, Sirkin, Platow y Oficiales del Museo.

Con esta victoria prevaleció la libertad de expresión, la libertad de juicio que tiene cada cual para decidir aquello que pude ver, leer, expresar o de otro modo escribir o manifestarse en una de las ramas del Arte.

A pesar que existen grupos que atentan diariamente con su hipocresía habitual disfrazada de esas supuestas capuchas moralistas el hecho de que un ser humano pueda tener todas las garantías de su libertad es un privilegio pero además es un derecho sagrado que jamás debería estar bajo ningún concepto en controversia.

Este articulo esta basado  en la publicación: https://www.smithsonianmag.com/history/when-art-fought-law-and-art-won-180956810/ y fue escrito por Alex Palmer, 2 de octubre de 2015. 
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