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3/06/2025

La depresión no es el fin: podemos luchar


 

La devastación que hemos vivido en los últimos tiempos ha calado hondo en nuestra psiquis colectiva. Los despidos inmisericordes, el derrumbe del estado administrativo de una manera cruel e inusitada, y la burla descarada de los oligarcas que se han afianzado en las esferas del poder norteamericano han creado un caldo de cultivo para una depresión monumental. Nos han arrebatado mucho más que la estabilidad: nos han despojado de certezas, de seguridades, de la confianza en un futuro mejor. En este panorama desolador, la depresión se convierte en un enemigo silencioso, invisible, pero devastador. Sin embargo, no es el final del camino. Podemos luchar contra ella.


En mi época, se conocía muy poco sobre la depresión. Era un tema tabú, algo que no se mencionaba en la comunidad, donde los aspectos psicológicos quedaban relegados a un segundo plano. La depresión no se manifiesta como una enfermedad común, no tiene síntomas visibles en el cuerpo, pero se siente en cada fibra del alma. Se desliza en silencio, suma y resta nuestras fuerzas sin que nos demos cuenta.


De pronto, te miras al espejo y el mundo se desmorona en cámara lenta. Como una torre de fichas de dominó, donde basta retirar una sola para que todo se venga abajo, dejando apenas una en pie.


Para el artista, la depresión es paradójica. En algunos casos, se convierte en una fuente de inspiración. Aunque puede ser un peso insoportable, la expresión artística se transforma en un antídoto, en un mecanismo de resistencia.


Es una sensación de soledad aún rodeado de gente. No hay puentes, no hay escaleras que nos unan. La comunicación se quiebra, las palabras mueren en el camino. El temor al fracaso nos persigue, y en el artista, este miedo es doblemente trágico. La angustia de ser malinterpretado, de no ser comprendido por los propios pares, por la familia o por los compañeros de trabajo, es un peso que pocos pueden entender.


El rechazo, la burla, el acoso y el aislamiento pueden empujarnos al abismo. Una caída que nos lleva a buscar refugio en vicios que solo agravan el vacío: el alcohol, las drogas... Pero nada de eso funciona. La embriaguez momentánea solo deja un desierto emocional cuando el efecto desaparece.


¿Y entonces, qué hacemos?


He encontrado un camino. La ansiedad siempre estará latente, pero cuando aprendemos a racionalizarla, podemos desarrollar herramientas de defensa. Son soldados del espíritu que nacen del miedo y la inseguridad, pero florecen en la conciencia para ofrecernos alternativas.


He aprendido a leer a las personas, a identificar a los arrogantes que se creen superiores, a los que no pueden contener su ego. No se trata de jugar con los demás, sino de comprender sus estrategias y protegernos. Hay quienes se ocultan tras una falsa simpatía o una religiosidad oportunista, pero al final, sus intenciones se revelan. Si no somos cuidadosos, su toxicidad puede arrastrarnos a una depresión severa. La clave es advertir sus movimientos y aprender a esquivar sus golpes.


A veces nos equivocamos. Somos humanos y cometemos errores. Hay situaciones que requieren ayuda profesional, apoyo, incluso tratamiento médico. Yo he necesitado ayuda en momentos difíciles, y reconocerlo no me hace débil. Al contrario, me ha permitido encontrar mis propias armas para defenderme en este mundo hostil.


Tengo la fortuna de contar con una esposa que es mi mejor amiga desde hace décadas, unos hijos que me respetan y me admiran, y un hogar en donde encuentro un refugio. Ese es mi tesoro. Y la oración. En mis momentos más oscuros, recurro a ese ser supremo que me da la claridad que necesito para seguir adelante. Cada mañana, le pido lo mismo que me enseñó un viejo amigo del caserío: "entendimiento".


Salir de la depresión no es fácil, pero hay luz al final del túnel. Es posible encontrar claridad, inyectar en el espíritu fe y esperanza. En medio de las aves de rapiña, debemos tener nuestras armas listas para defendernos con mesura y respeto.


Como dice Eddie Dee en "Sácame el guante de la cara":


"Si de algo soy culpable, es vivir sin importar lo que la gente hable."


3/05/2025

En qué lado estamos

 



 ¿Cuál es el lado correcto de la historia?


¿Del lado del acoso y la burla? Una ruta que se aparta repetidamente de los principios básicos y morales de un buen gobierno? ¿Del lado que atesora las expresiones fuertes, racistas y desafortunadas que inciden en el menosprecio de sus contrincantes o sus semejantes?¿Del lado del chantaje arancelario y del acoso político?


O por el contrario, estamos del lado del amor, la paz y la compasión. Ese mismo lado sobre el cual se expresó Jacinda Ardern cuando fue solidaria con las víctimas del ataque a la mezquita, condenando el odio racial y el extremismo. Fue el lado en que dicha Nación en tan solo días tomó acciones concretas con respecto a las armas de fuego convirtiéndose en un ejemplo ante el mundo.


Ese es el lado correcto.


¿Acaso estamos del lado donde se esconden las verdaderas intenciones de una administración que promulga un odio incipiente ante la inmigración? ¿De un estado de gobierno que se burla de una Congresista que siendo tan joven ha penetrado y amenaza con su voz y su conciencia los cimientos de aquellos estilos políticos cuya corrupción es evidente?


Ese es el lado de la estafa, y de las expresiones repetitivas hacia Alexandria Ocasio Cortez, con la única intención de desacreditar su bagaje y sus antecedentes. Es el lado de la mediocridad intelectual que mantiene secuestrado un colectivo y le ha usurpado sus valores con ponencias y malas palabras en podios acelerando una retórica proclamada a base de un clima violento y desestabilizador.


Debe saber el Presidente que no estamos de ese lado. Ese es el lado incorrecto de la historia. Es el lado donde se esconde la verdad. Es el lado de las armas, el que propicia una pantalla financiera que se desmorona poco a poco. Es precisamente el lado que le hace reverencia a los estados totalitarios cuya filosofía populista es tan solo una expresión demagógica para esconder la realidad de un sistema fascista y opresor.


Ese es el lado oscuro. El lado de la violencia desmedida. El lado de las palabras que instigan la conciencia de algunos para cometer actos de lesa humanidad. Es el lado de una administración que no reconoce los derechos de aquellos que son diferentes. Y es el lado que justifica el acoso y los manejos bochornosos hacia mujeres dejando entrever como si fuesen habladurías de pasillo.


Implica además estar de acuerdo con la inserción de un estado de derecho que ha terminado con la vida laboral de decenas de miles de empleados federales. Y si bien el despido es trágico, catalogar a estos funcionarios como gusanos y comparecer públicamente como lo ha hecho Elon Musk con una sierra de mano ante el amparo de un anti héroe recortando la supuesta grasa del gobierno es realmente mortal.


De hecho, según reportó recientemente Telemundo, “El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump anunció que está eliminando 2,000 puestos en la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y colocando bajo licencia a casi todos sus demás empleados en el extranjero.”


USAID, ”fundada por ley en 1961, distribuye anualmente miles de millones de dólares en todo el mundo para ayudar a aliviar la pobreza, tratar enfermedades y responder a hambrunas y desastres naturales. También promueve la construcción y el desarrollo de la democracia mediante el apoyo a organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación independientes e iniciativas sociales.” (Hansler and Kent).


Estar del lado correcto de la historia es todo lo opuesto a esta presidencia. Es estar en contra de una filosofía y estrategia de gobierno que se alimenta del odio racial cuyos miembros más cercanos pertenecen a esa grupo oligárquico que ha tomado el control de la administración y por ende, del futuro de cientos de miles de seres humanos. Y eso, sin mencionar los aranceles.


Con el tiempo, la historia le pedirá cuentas a él y a su administración. Su propio destino hará lo propio y la divinidad que observa todo lo que acontece. En ese momento estoy totalmente seguro que se hará justicia.


Hansler, Jennifer, and Lauren Kent. “El desmantelamiento de USAID podría costar miles de empleos estadounidenses | CNN.” CNN en Español, 4 February 2025, https://cnnespanol.cnn.com/2025/02/04/eeuu/desmantelamiento-usaid-miles-empleos-trax. Accessed 5 March 2025.


2/26/2025

El abuso de poder y la desinformación erosionan la libertad de prensa


En 2017, durante los Golden Globes, Meryl Streep pronunció un discurso que hoy, casi una década después, sigue resonando con fuerza:


"And this instinct to humiliate, when it’s modeled by someone in the public platform, by someone powerful, it filters down to everybody’s life, because it kind of gives permission for other people to do the same thing. Disrespect invites disrespect. Violence incites violence. When the powerful use their position to bully others, we all lose."


Sus palabras advertían sobre los efectos de la humillación y el abuso de poder en el ámbito público, una reflexión que cobra aún más sentido al analizar el trato que han recibido periodistas como Cecilia Vega, corresponsal de la Casa Blanca para ABC News, o la Dra. Christine Blasey Ford, quien enfrentó el escarnio público por su testimonio en una audiencia de alto perfil.


Casi una década atrás, Cecilia Vega, corresponsal de la Casa Blanca para ABC News, fue víctima del desprecio público de un presidente que se ha caracterizado por su hostilidad hacia la prensa. Su caso no fue aislado. En ese mismo periodo, la Dra. Christine Blasey Ford también fue ridiculizada durante un mitin político del entonces presidente, quien cínicamente menospreció su testimonio.


"I know you're not thinking, you never do."


Esa fue la expresión de Donald Trump dirigida a Cecilia Vega cuando intentaba formularle una pregunta en una conferencia de prensa. Un ataque directo, gratuito, que expone su desprecio hacia el ejercicio del periodismo.


No soy periodista, pero respeto profundamente la profesión. He visto a muchos de sus exponentes arriesgar sus vidas en defensa de la verdad. Desde su lanzamiento como candidato en 2016, el ataque de Trump contra la prensa ha sido incesante. Su estrategia no responde a una visión política, sino a una herramienta de control para desviar el escrutinio sobre su administración.


Para la prensa honesta, la que no disfraza ni tergiversa la verdad, este ataque representa un reto de vida. Para la nación, significa un peligro latente cuando la figura con más poder la deslegitima sistemáticamente. En su discurso, Trump ha construido la narrativa de que la única prensa válida es la que no lo cuestiona, aquella que opera con fundamentos extremistas y que apela a una audiencia cautiva, dispuesta a aceptar sin reparos cualquier teoría de conspiración que refuerce su doctrina.


Esta prensa vendida al mejor postor ha cedido su dignidad para mantener su influencia. En el proceso, ha impulsado narrativas peligrosas que erosionan los pilares de la democracia. Y es que, trágicamente, estas teorías han dejado de ser simples desvaríos para convertirse en dogmas inamovibles para una parte significativa de la población.


Lo que ocurrió con la Dra. Ford es solo un recordatorio de un modo político que no ha cambiado y que hoy se recrudece. Vivimos en una era donde la desinformación y el fanatismo han desplazado al pensamiento crítico. Cuando analizamos países de primer orden, supuestamente civilizados, imaginamos un compromiso con las libertades individuales, los derechos humanos y una prensa libre. Sin embargo, en Estados Unidos, el trato a la prensa sugiere un deterioro preocupante de estos valores.


Recordemos el intercambio entre Jim Acosta, periodista de CNN, y Trump en 2016. En un acto sin precedentes, la Casa Blanca le revocó su credencial de acceso. Durante numerosas conferencias de prensa, se le ordenó callar, se le interrumpió, y en un episodio particularmente vergonzoso, se le arrebató el micrófono.


El mensaje era claro: la administración Trump no tolera la verdad ni la libertad de expresión. Su legado es el de una política basada en una visión distorsionada del poder, donde la burla y el menosprecio son armas para desmantelar el discurso crítico. Y cuando una sociedad normaliza estas conductas, la democracia se resquebraja.


Es imposible ignorar que, entre los defensores de esta presidencia, figuran individuos como Alex Jones (InfoWars), Steve Bannon (Breitbart News) y Ann Coulter, todos promotores de una agenda extremista que desprecia las minorías y se sostiene sobre informaciones tergiversadas. Su discurso no solo manipula la opinión pública, sino que fractura a la nación en un conflicto ideológico sin precedentes.


No se trata de ser "políticamente correctos". Se trata de proteger un sistema de gobierno que respete la verdad y preserve el rol histórico del periodismo como contrapeso del poder.


Bajo el amparo de una religiosidad hipócrita, esta administración ha intensificado su ataque contra la diversidad y la comunidad hispana. Ha fomentado una retórica divisiva que ha llevado a más del 30% de la población a creer que el periodismo es el enemigo, cuando en realidad es uno de los últimos bastiones contra la injusticia y la corrupción.


El fin justifica los medios en esta presidencia, y la prueba está en su estructura de poder: una maquinaria calculada que explotó cada grieta del sistema para instalar un modelo que socava la democracia. El resultado es un país más dividido que nunca, donde la verdad es una víctima más del juego político.


 

2/16/2025

El legado oscuro de Trump: Entre el pasado y el presente

 


Durante la campaña en las elecciones de Estados Unidos en 2016, el entonces candidato y hoy Presidente, Donald Trump expresaba: "Don't worry, we take our country back".

Una retórica nacional que poco a poco se transformó en un himno de campaña extrema para la extrema derecha y de igual forma en las comunidades o sectores deprimidos alrededor del territorio de la nación norteamericana.

Ante la victoria de Donald Trump casi una década después, estamos en presencia de un entorno, un universo político que ha dado otro giro. Uno que no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos.

Su presidencia actual ha continuado el mismo curso de desregulación, políticas de deportación y ataques a la diversidad, pero ahora con implicaciones aún más serias. Sus órdenes ejecutivas han intensificado la presión sobre países aliados como México, Canadá y la Unión Europea, buscando imponer penalidades arancelarias y condicionamientos políticos. Su estilo de liderazgo, marcado por artimañas, medias verdades y acusaciones, se ha exacerbado con un entorno global más tenso, donde China y otros actores enfrentan una diplomacia agresiva y coercitiva.

No debemos olvidar que Donald Trump fue construyendo poco a poco lo que él denominaba un movimiento dentro de una esfera popular intolerante a la diversidad, alimentado por un discurso peligroso, racial y excluyente. Un discurso que ha cobrado mayor fuerza en 2025, donde la retórica antiinmigrante, anti-LGBTQ+ y antiambientalista se ha institucionalizado aún más dentro de su administración.

Ese núcleo anglosajón blanco que según el cuerpo estratégico de Trump estaba dormido desde 2016 se ha transformado en un ejército electoral recalcitrante. Un bloque que, con su discurso populista y radical, ha logrado fracturar aún más el tejido social y político de Estados Unidos, llevándolo hacia una polarización extrema. Esto quedó demostrado en su más reciente campaña presidencial, donde arrasó con sus oponentes demócratas, incluyendo a Kamala Harris.

Precisamente en aquel periodo decía Michael Moore: 

"Whether Trump means it or not is kind of irrelevant because he's saying the things to people who are hurting. And it's why every beaten-down, nameless, forgotten working stiff, who used to be part of what was called the middle class, loves Trump. He is the Human Molotov Cocktail that they have been waiting for. The Human Hand Grenade that they can legally throw into the system that stole their lives from them".

Recordemos que tras haber destruido las aspiraciones de 16 contendientes en aquellas primarias, frente a millones de personas a través de las principales cadenas de televisión y con la ayuda de un equipo con inclinaciones racistas, Trump desarrolló un aura de protector ante una población olvidada. Figuras clave como Roger Stone, Paul Manafort y Steve Bannon desempeñaron roles fundamentales en la consolidación de este movimiento radical.

Precisamente, Bannon fue entrevistado en 60 Minutes (CBS), donde declaró la guerra al entonces "Speaker" de la Cámara, Paul Ryan, y al líder de la Mayoría en el Senado, Mitch McConnell, estableciendo un precedente de conflicto interno en el Partido Republicano.

Muy a mi pesar, fue en aquel mismo periodo que el Partido Demócrata destruyó la candidatura de Bernie Sanders, quien en la Convención Demócrata colgó los guantes, sabiendo cómo lo supe yo en ese instante, que la candidata, Hillary Clinton, no iba a prevalecer. Ni siquiera los medios nacionales pudieron advertir con certeza que una candidatura republicana tan risible, basada en puntos publicitarios de discriminación, lograría levantar toda una población caucásica y que, según el propio Trump, representaba una "mayoría silente".

Mucho se habló de esa burbuja republicana, pero al examinar los hechos, la burbuja siempre estuvo del otro lado. Y de hecho, los demócratas tuvieron todo un arsenal de municiones para detenerlo desde sus inicios como candidato. Para desviar o hacerlo desistir "motus proprio" de la silla más codiciada del universo político norteamericano.

Nunca supieron utilizar los argumentos que requerían ese momento histórico en que Trump se lanzaba al ruedo político. Para ellos, era risible. Mientras tanto, en Puerto Rico - donde vivo - era preciso escuchar los programas de análisis cuando los deponentes se reían de que algo como lo que sucedió pudiese tener la más remota posibilidad.

Según el ex comentarista de noticias de Fox News, Bill O'Reilly, sobre la candidata de 2016 del Partido Demócrata: 

"There is no question that the Democratic machine waged an arrogant campaign that justified Hillary Clinton's incredible record of ethical deficiencies. While many politicians distort and mislead, Mrs. Clinton seems incapable of speaking the truth. Her exploitation of a massive charity foundation for her own benefit is simply stunning. Even more troubling, she sincerely believes that she did nothing wrong or has ever done anything wrong. There should be grave concern in the Clinton camp. The reason the Secretary may lose is that the tipping point may have been reached. If you are familiar with Malcolm Gladwell's theory - bad things mount up and then suddenly at a dramatic moment, everything comes crashing down - that's what exactly happened. The American people have had enough of Hillary Clinton".

La derrota era previsible y se podía advertir. Además, toda una maquinaria de noticias radicales, muchas de ellas como la de Alex Jones, centradas en argumentos de conspiración falsos o medias verdades, expresamente tuvieron un eco profundo dentro de ese universo votante. A estos no les importaban ni las acusaciones de hostigamiento ni las expresiones sexuales lamentables hacia la mujer o los ataques a periodistas sin ningún tipo de contemplación.

Hoy, en 2025, el estado político de Trump, cuyas políticas de desregulación, deportación y desprecio a la libertad de prensa siguen en aumento, ha sentado las bases para un régimen aún más radicalizado. Sus órdenes ejecutivas continúan debilitando alianzas internacionales, restringiendo derechos y fomentando un clima de intolerancia.

Mientras tanto, nos preguntamos, ¿dónde está Biden? ¿Kamala Harris? ¿Obama? ¿Dónde está la resistencia demócrata?

Al menos tenemos tres figuras cuya valentía sigue enfrentando a un entorno racista que pretende diluir las facultades soberanas de una sociedad que ansía vivir en paz: Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Alexandria Ocasio-Cortez.

2/08/2025

La próxima superpotencia no es un país: El ascenso del Network State

 




Steve Bannon, estratega político y ex asesor de la Casa Blanca durante el primer mandato de Donald Trump, abogó por el uso de estrategias de propaganda y desinformación con el fin de construir una estructura demagógica. Su propósito: quebrar la opinión pública y transformar el orden social a conveniencia.

Bannon, sucesor de Andrew Breitbart, jugó un papel clave en la expansión de la estructura mediática que este último fundó. En una de sus declaraciones, Bannon afirmó:

“Si usted quiere transformar fundamentalmente la sociedad, primero tiene que quebrarla. Al quebrarla, entonces podrá moldear las piezas e integrarlas dentro de su visión para una nueva sociedad.”

Este principio, inicialmente aplicado dentro de un enfoque psicográfico que buscaba influir en la opinión pública y el comportamiento social, ha evolucionado hacia un nuevo paradigma que se materializa en un portal titulado "THE NEXT AMERICA: Built on the Internet. PRAXIS is the first Network State."

El Network State: una nueva frontera política

En su artículo "Praxis: Tech dystopia as the 'Next America'", el periodista y analista Gil Duran expone cómo una oligarquía tecnocrática multimillonaria está impulsando un modelo teórico-filosófico para establecer un nuevo orden societal.

El manifiesto del portal Praxis plantea:

“A medida que las comunidades locales se disuelven y los estados nacionales tropiezan, los Network Statesascenderán. Pronto, los Network States serán la principal afiliación grupal, un pasaporte y, en esencia, el activo comunitario más importante. Representarán el control ciudadano de trillones de dólares sobre sus propios recursos. Con el tiempo, observaremos cómo los Network States se transforman en estados nacionales en tiempo real. Estos fusionarán vecindarios y construirán ciudades, por lo que la próxima superpotencia global será un Network State. En consecuencia, el próximo Estados Unidos.”

Este concepto sugiere una transformación radical del Estado tal como lo conocemos. En lugar de estructuras gubernamentales tradicionales, surgiría un modelo de gobernanza basado en redes descentralizadas, gestionadas por conglomerados tecnológicos y financieros.

La desintegración del Estado y el ascenso del corporativismo

El auge de esta estructura ideológica busca la deconstrucción del Estado y de su andamiaje institucional para dar paso a "The Next America": un universo corporativo donde la gobernanza estaría controlada por entidades privadas, fuera de los marcos tradicionales de la democracia.

Estrategias como el chantaje arancelario, los intentos de expansión territorial (ejemplificados en las ambiciones sobre Canadá, Groenlandia y el Canal de Panamá) y la disrupción de los servicios públicos son solo algunas señales de esta transformación. Detrás de estas iniciativas subyace la construcción de un nuevo modelo de poder: un neoimperialismodigital, donde el dominio se ejerce a través de plataformas virtuales y el control financiero de activos globales.

El futuro de esta visión aún es incierto, pero lo que está claro es que una reconfiguración del orden mundial ya está en marcha.


2/03/2025

Las librerías que marcaron mi vida y ya no están

 


Recuerdo las incontables veces que visité la librería Thekes en el centro comercial Plaza Las Américas, en Puerto Rico. Allí descubrí la maravillosa poesía de José Ángel Buesa, los epistolarios de César Vallejo, En la Brecha de José de Diego y, por supuesto, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, entre tantos otros.

Pero Thekes cerró hace ya muchos años.

En mis primeros años de universidad, con mis amigos del alma, visitábamos cada fin de semana La Tertulia, en Río Piedras. Aquel rincón de libros me abrió la puerta a la editorial Siglo XXI y a un nuevo nivel de análisis con Michel Foucault.

Fue allí donde aprendí, casi sin darme cuenta, a tocar con cautela la filosofía. Descubrí un movimiento existencial que, sin que yo lo supiera entonces, ya tocaba las puertas de mi alma.

Como la música de Pink Floyd, Camus, Sábato y Sartre se instalaron en mi espíritu mientras hojeaba sus libros en La Tertulia.

Según un artículo publicado en Metro, La Tertulia cerró en mayo de 2017.

Muchas han desaparecido. Y muchos de nosotros nos hemos quedado un poco desamparados ante esa ausencia.

Borders en Plaza Las Américas era mucho más que un comercio. Era un punto de encuentro, un espacio para aprender, caminar y disfrutar con la familia. Allí encontrabas libros, música, accesorios y artículos de regalo con un diseño tan original como especial.

Pero Borders cerró sus puertas, dejando un vacío difícil de llenar. El Nuevo Día describió el impacto de su cierre, y no pudieron estar más en lo cierto.

Bell, Book & Candle Bookstore también es cosa del pasado.

Sé que la tecnología ha traído ventajas enormes—yo mismo la he disfrutado y participado de ella activamente. Pero, irónicamente, ha sido la misma tecnología la que ha arrasado con una parte fundamental de la cultura estudiantil de mi época.

Los buscadores de libros, los cazadores de primeras ediciones, los exploradores de editoriales desconocidas... nos hemos quedado sin refugios.

Ese compartir de ideas, de descubrimientos y de asombro es algo que no volverá a repetirse.

La nostalgia que me invade al recordar todo esto es difícil de describir.

Afortunadamente, aún sobreviven librerías como Norberto González, aunque en 2021 su fundador, Norberto González Rivera, falleció, dejando un legado invaluable en la industria del libro en Puerto Rico. Su librería sigue en pie, resistiendo el embate del tiempo y los cambios tecnológicos, y continúa siendo un refugio para los amantes de la lectura.

Extraño esa parte de mi vida.

Como diría Ernesto Sabato, en algún recóndito reducto de mi espíritu la guardo con infinita nostalgia.

1/30/2025

Demonización y poder: La retórica que fractura a una nación


El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, mantiene firme su postura de enjuiciar sectores que viven en común en Norteamérica, con la intención directa o indirecta de trastocar sus vidas para siempre.

Es imperativo estar alerta ante este tipo de discurso y la retórica política que representa un viraje hacia un nacionalismo extremo. Este se fortalece dentro de su base, su respaldo congresional y la estructura republicana, que hoy se constituyen como una inmensa mayoría.

Al esbozar su filosofía, el presidente promueve un mensaje que actúa como un llamado a la acción para sus seguidores. Un discurso que manipula la información, generando una opinión pública fundamentalista basada en medias verdades. Este tipo de narrativa insiste en reescribir la historia y acomodarla a sus mejores intereses. En el caso de Puerto Rico, esto resulta particularmente peligroso, ya que comenzamos a ver los efectos en la pausa de compensaciones y emisiones federales.

Por otro lado, encauzar y estigmatizar a los inmigrantes como criminales abre una brecha sin precedentes en la nación estadounidense. En conferencia de prensa, los reporteros Russell Contreras y Avery Lotz, de la cadena de noticias AXIOS, informaron que cuando se le preguntó a la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, cuántos de los 3,500 inmigrantes arrestados desde que Trump asumió el cargo tenían antecedentes penales, su respuesta fue: "Todos ellos porque violaron ilegalmente las leyes de nuestra nación".

Si el criterio para ser catalogado como criminal fuera tan simple, entonces cabría preguntarse por qué no se habla de Timothy McVeigh y Terry Nichols, responsables del atentado de Oklahoma en 1995, que mató a 165 personas. O de Eric Harris y Dylan Klebold, quienes asesinaron a 12 estudiantes y un profesor en Columbine en 1999. Y de Adam Lanza, quien mató a 20 niños en Newtown, Connecticut, en 2012. Todos ellos, ciudadanos estadounidenses. Si la norma es demonizar a los inmigrantes como criminales, el estado norteamericano debería aplicar la misma rigurosidad con aquellos que han inscrito sus nombres en la historia a través de actos de violencia masiva. De lo contrario, queda en evidencia que el verdadero objetivo es mantener el poder mediante una nación dividida y polarizada.

Asimismo, los cambios contributivos, la supuesta reforma de salud que no se concreta y la desregulación del mercado financiero se suman al engaño masivo de una presidencia que ignora sus repercusiones sociales. Su modelo de nación favorece a un sector específico, menospreciando la diversidad y afectando a las minorías con la cancelación de ayudas y programas federales. Todo esto se convierte en un peligroso detonante.

Es crucial reconocer que la presidencia de Trump ostenta el poder y lo ejerce con un desprecio inmisericorde hacia las minorías, utilizando las redes sociales como un arma de división. Esto no es un juego ni una broma. Su voz no es inclusiva, sino que responde a un sector radical de la nación.

Por ello, debemos estar atentos, analizar con conciencia y actuar con responsabilidad. Lo que hoy ocurre tendrá un impacto real, no solo en nuestro territorio, sino en el mundo entero.


La depresión no es el fin: podemos luchar

  La devastación que hemos vivido en los últimos tiempos ha calado hondo en nuestra psiquis colectiva. Los despidos inmisericordes, el derru...