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2/16/2025

El legado oscuro de Trump: Entre el pasado y el presente

 


Durante la campaña en las elecciones de Estados Unidos en 2016, el entonces candidato y hoy Presidente, Donald Trump expresaba: "Don't worry, we take our country back".

Una retórica nacional que poco a poco se transformó en un himno de campaña extrema para la extrema derecha y de igual forma en las comunidades o sectores deprimidos alrededor del territorio de la nación norteamericana.

Ante la victoria de Donald Trump casi una década después, estamos en presencia de un entorno, un universo político que ha dado otro giro. Uno que no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos.

Su presidencia actual ha continuado el mismo curso de desregulación, políticas de deportación y ataques a la diversidad, pero ahora con implicaciones aún más serias. Sus órdenes ejecutivas han intensificado la presión sobre países aliados como México, Canadá y la Unión Europea, buscando imponer penalidades arancelarias y condicionamientos políticos. Su estilo de liderazgo, marcado por artimañas, medias verdades y acusaciones, se ha exacerbado con un entorno global más tenso, donde China y otros actores enfrentan una diplomacia agresiva y coercitiva.

No debemos olvidar que Donald Trump fue construyendo poco a poco lo que él denominaba un movimiento dentro de una esfera popular intolerante a la diversidad, alimentado por un discurso peligroso, racial y excluyente. Un discurso que ha cobrado mayor fuerza en 2025, donde la retórica antiinmigrante, anti-LGBTQ+ y antiambientalista se ha institucionalizado aún más dentro de su administración.

Ese núcleo anglosajón blanco que según el cuerpo estratégico de Trump estaba dormido desde 2016 se ha transformado en un ejército electoral recalcitrante. Un bloque que, con su discurso populista y radical, ha logrado fracturar aún más el tejido social y político de Estados Unidos, llevándolo hacia una polarización extrema. Esto quedó demostrado en su más reciente campaña presidencial, donde arrasó con sus oponentes demócratas, incluyendo a Kamala Harris.

Precisamente en aquel periodo decía Michael Moore: 

"Whether Trump means it or not is kind of irrelevant because he's saying the things to people who are hurting. And it's why every beaten-down, nameless, forgotten working stiff, who used to be part of what was called the middle class, loves Trump. He is the Human Molotov Cocktail that they have been waiting for. The Human Hand Grenade that they can legally throw into the system that stole their lives from them".

Recordemos que tras haber destruido las aspiraciones de 16 contendientes en aquellas primarias, frente a millones de personas a través de las principales cadenas de televisión y con la ayuda de un equipo con inclinaciones racistas, Trump desarrolló un aura de protector ante una población olvidada. Figuras clave como Roger Stone, Paul Manafort y Steve Bannon desempeñaron roles fundamentales en la consolidación de este movimiento radical.

Precisamente, Bannon fue entrevistado en 60 Minutes (CBS), donde declaró la guerra al entonces "Speaker" de la Cámara, Paul Ryan, y al líder de la Mayoría en el Senado, Mitch McConnell, estableciendo un precedente de conflicto interno en el Partido Republicano.

Muy a mi pesar, fue en aquel mismo periodo que el Partido Demócrata destruyó la candidatura de Bernie Sanders, quien en la Convención Demócrata colgó los guantes, sabiendo cómo lo supe yo en ese instante, que la candidata, Hillary Clinton, no iba a prevalecer. Ni siquiera los medios nacionales pudieron advertir con certeza que una candidatura republicana tan risible, basada en puntos publicitarios de discriminación, lograría levantar toda una población caucásica y que, según el propio Trump, representaba una "mayoría silente".

Mucho se habló de esa burbuja republicana, pero al examinar los hechos, la burbuja siempre estuvo del otro lado. Y de hecho, los demócratas tuvieron todo un arsenal de municiones para detenerlo desde sus inicios como candidato. Para desviar o hacerlo desistir "motus proprio" de la silla más codiciada del universo político norteamericano.

Nunca supieron utilizar los argumentos que requerían ese momento histórico en que Trump se lanzaba al ruedo político. Para ellos, era risible. Mientras tanto, en Puerto Rico - donde vivo - era preciso escuchar los programas de análisis cuando los deponentes se reían de que algo como lo que sucedió pudiese tener la más remota posibilidad.

Según el ex comentarista de noticias de Fox News, Bill O'Reilly, sobre la candidata de 2016 del Partido Demócrata: 

"There is no question that the Democratic machine waged an arrogant campaign that justified Hillary Clinton's incredible record of ethical deficiencies. While many politicians distort and mislead, Mrs. Clinton seems incapable of speaking the truth. Her exploitation of a massive charity foundation for her own benefit is simply stunning. Even more troubling, she sincerely believes that she did nothing wrong or has ever done anything wrong. There should be grave concern in the Clinton camp. The reason the Secretary may lose is that the tipping point may have been reached. If you are familiar with Malcolm Gladwell's theory - bad things mount up and then suddenly at a dramatic moment, everything comes crashing down - that's what exactly happened. The American people have had enough of Hillary Clinton".

La derrota era previsible y se podía advertir. Además, toda una maquinaria de noticias radicales, muchas de ellas como la de Alex Jones, centradas en argumentos de conspiración falsos o medias verdades, expresamente tuvieron un eco profundo dentro de ese universo votante. A estos no les importaban ni las acusaciones de hostigamiento ni las expresiones sexuales lamentables hacia la mujer o los ataques a periodistas sin ningún tipo de contemplación.

Hoy, en 2025, el estado político de Trump, cuyas políticas de desregulación, deportación y desprecio a la libertad de prensa siguen en aumento, ha sentado las bases para un régimen aún más radicalizado. Sus órdenes ejecutivas continúan debilitando alianzas internacionales, restringiendo derechos y fomentando un clima de intolerancia.

Mientras tanto, nos preguntamos, ¿dónde está Biden? ¿Kamala Harris? ¿Obama? ¿Dónde está la resistencia demócrata?

Al menos tenemos tres figuras cuya valentía sigue enfrentando a un entorno racista que pretende diluir las facultades soberanas de una sociedad que ansía vivir en paz: Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Alexandria Ocasio-Cortez.

2/08/2025

La próxima superpotencia no es un país: El ascenso del Network State

 


Steve Bannon, estratega político y ex asesor de la Casa Blanca durante el primer mandato de Donald Trump, abogó por el uso de estrategias de propaganda y desinformación con el fin de construir una estructura demagógica. Su propósito: quebrar la opinión pública y transformar el orden social a conveniencia.

Bannon, sucesor de Andrew Breitbart, jugó un papel clave en la expansión de la estructura mediática que este último fundó. En una de sus declaraciones, Bannon afirmó:

“Si usted quiere transformar fundamentalmente la sociedad, primero tiene que quebrarla. Al quebrarla, entonces podrá moldear las piezas e integrarlas dentro de su visión para una nueva sociedad.”

Este principio, inicialmente aplicado dentro de un enfoque psicográfico que buscaba influir en la opinión pública y el comportamiento social, ha evolucionado hacia un nuevo paradigma que se materializa en un portal titulado "THE NEXT AMERICA: Built on the Internet. PRAXIS is the first Network State."

El Network State: una nueva frontera política

En su artículo "Praxis: Tech dystopia as the 'Next America'", el periodista y analista Gil Duran expone cómo una oligarquía tecnocrática multimillonaria está impulsando un modelo teórico-filosófico para establecer un nuevo orden societal.

El manifiesto del portal Praxis plantea:

“A medida que las comunidades locales se disuelven y los estados nacionales tropiezan, los Network Statesascenderán. Pronto, los Network States serán la principal afiliación grupal, un pasaporte y, en esencia, el activo comunitario más importante. Representarán el control ciudadano de trillones de dólares sobre sus propios recursos. Con el tiempo, observaremos cómo los Network States se transforman en estados nacionales en tiempo real. Estos fusionarán vecindarios y construirán ciudades, por lo que la próxima superpotencia global será un Network State. En consecuencia, el próximo Estados Unidos.”

Este concepto sugiere una transformación radical del Estado tal como lo conocemos. En lugar de estructuras gubernamentales tradicionales, surgiría un modelo de gobernanza basado en redes descentralizadas, gestionadas por conglomerados tecnológicos y financieros.

La desintegración del Estado y el ascenso del corporativismo

El auge de esta estructura ideológica busca la deconstrucción del Estado y de su andamiaje institucional para dar paso a "The Next America": un universo corporativo donde la gobernanza estaría controlada por entidades privadas, fuera de los marcos tradicionales de la democracia.

Estrategias como el chantaje arancelario, los intentos de expansión territorial (ejemplificados en las ambiciones sobre Canadá, Groenlandia y el Canal de Panamá) y la disrupción de los servicios públicos son solo algunas señales de esta transformación. Detrás de estas iniciativas subyace la construcción de un nuevo modelo de poder: un neoimperialismodigital, donde el dominio se ejerce a través de plataformas virtuales y el control financiero de activos globales.

El futuro de esta visión aún es incierto, pero lo que está claro es que una reconfiguración del orden mundial ya está en marcha.


2/03/2025

Las librerías que marcaron mi vida y ya no están

 


Recuerdo las incontables veces que visité la librería Thekes en el centro comercial Plaza Las Américas, en Puerto Rico. Allí descubrí la maravillosa poesía de José Ángel Buesa, los epistolarios de César Vallejo, En la Brecha de José de Diego y, por supuesto, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, entre tantos otros.

Pero Thekes cerró hace ya muchos años.

En mis primeros años de universidad, con mis amigos del alma, visitábamos cada fin de semana La Tertulia, en Río Piedras. Aquel rincón de libros me abrió la puerta a la editorial Siglo XXI y a un nuevo nivel de análisis con Michel Foucault.

Fue allí donde aprendí, casi sin darme cuenta, a tocar con cautela la filosofía. Descubrí un movimiento existencial que, sin que yo lo supiera entonces, ya tocaba las puertas de mi alma.

Como la música de Pink Floyd, Camus, Sábato y Sartre se instalaron en mi espíritu mientras hojeaba sus libros en La Tertulia.

Según un artículo publicado en Metro, La Tertulia cerró en mayo de 2017.

Muchas han desaparecido. Y muchos de nosotros nos hemos quedado un poco desamparados ante esa ausencia.

Borders en Plaza Las Américas era mucho más que un comercio. Era un punto de encuentro, un espacio para aprender, caminar y disfrutar con la familia. Allí encontrabas libros, música, accesorios y artículos de regalo con un diseño tan original como especial.

Pero Borders cerró sus puertas, dejando un vacío difícil de llenar. El Nuevo Día describió el impacto de su cierre, y no pudieron estar más en lo cierto.

Bell, Book & Candle Bookstore también es cosa del pasado.

Sé que la tecnología ha traído ventajas enormes—yo mismo la he disfrutado y participado de ella activamente. Pero, irónicamente, ha sido la misma tecnología la que ha arrasado con una parte fundamental de la cultura estudiantil de mi época.

Los buscadores de libros, los cazadores de primeras ediciones, los exploradores de editoriales desconocidas... nos hemos quedado sin refugios.

Ese compartir de ideas, de descubrimientos y de asombro es algo que no volverá a repetirse.

La nostalgia que me invade al recordar todo esto es difícil de describir.

Afortunadamente, aún sobreviven librerías como Norberto González, aunque en 2021 su fundador, Norberto González Rivera, falleció, dejando un legado invaluable en la industria del libro en Puerto Rico. Su librería sigue en pie, resistiendo el embate del tiempo y los cambios tecnológicos, y continúa siendo un refugio para los amantes de la lectura.

Extraño esa parte de mi vida.

Como diría Ernesto Sabato, en algún recóndito reducto de mi espíritu la guardo con infinita nostalgia.

El legado oscuro de Trump: Entre el pasado y el presente

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