Foto: Lorie Shaull: A man stands on a burned out car on Thursday morning as fires burn behind him in the Lake St area of Minneapolis, Minnesota |
Condenamos la muerte de George Floyd a manos de un policía en el estado de Minneapolis. Es inconcebible que todavía en esta era, miembros del cuerpo policiaco utilicen tácticas de detención que provocan y atentan a la vida humana y los derechos civiles por los cuales se luchó tanto en el pasado.
Es trágico que oficiales que se supone sean ejemplo y mantengan el orden social sean partícipes de actos de un menosprecio a la vida por razón de raza, color, religión, origen y nacionalidad como lo que hemos visto recientemente.
Dicho eso, les expreso que no soy partidario de la guerra y mucho menos de la violencia desmedida e irracional.
No creo en las armas de fuego, rifles de asalto, revólveres, pistolas o cualquier artefacto que esté diseñado para privar de la vida a otro ser humano.
Estoy plenamente convencido que la respuesta a la injusticia social, discriminación racial, maltrato, agresión o asesinatos no puede ser la violencia desmedida, el caos y la destrucción de la propiedad.
Cualesquiera que sean las circunstancias, el derecho a protestar no presupone impunidad para cometer actos destructivos de vandalismo que pongan en riesgo la vida en común.
De la misma forma debemos aceptar que el asesinato de George Floyd ha encendido una furia colectiva difícil de contener.
Ha desencadenado protestas en numerosos estados siendo un detonante social para el mundo entero sobre el abuso del poder, el racismo y la discriminación.
Sin embargo, aun cuando tenemos serias reservas sobre el sistema judicial, debemos dar la oportunidad para que la Ley y el Orden puedan prevalecer y encausar a estos asesinos racistas que se esconden detrás de un uniforme policial.
Si eso no es suficiente, deberíamos mirar atrás y comprender los precedentes históricos.
Conocer sobre la verdadera transformación sobre un esquema político abusivo y opresor. Lo cual debería darse dentro de movimientos cuya plataforma filosófica rechace la violencia como método de lucha.
Pero para que exista dicho movimiento tiene que haber una voz. Un solo propósito.
Una voz con un lenguaje ordenado, capaz de agrupar y contener el desafío de una sociedad fragmentada y dividida por la desigualdad.
Ofendida por la brutalidad física perpetrada por la oficialidad y evidente en los pasados días.
Angustiada por el acoso verbal que nace de una administración que utiliza la violencia y la discriminación racial como parte de su plataforma política.
Mi intensión no es minimizar los hechos. El asesinato perpetrado el lunes pasado por un oficial de la fuerza policiaca de Minneapolis en contra de un hombre negro fue injustificable, cruel e inusitado.
Sumado además a un perfil policiaco que en distintos estados de la nación, el abuso y la brutalidad del sistema ha cobrado la vida inocente de varios ciudadanos.
Derek Chauvin, oficial de la policía de Minneapolis, mantuvo a George Floyd inmóvil, presionándole el cuello con su rodilla por espacio de 8 minutos y 46 segundos según informes sobre el incidente.
Para sorpresa de todos, el médico examinador indicó que no había signos de estrangulamiento y asfixia pero que dada las circunstancias médicas de Floyd en conjunto con la acción del policía ocasionaron su muerte.
Debo admitir que cuando escuché las expresiones de esa conclusión forense, se me parecieron al coro de la canción de Rubén Blades “Plantación Adentro” donde dice:
“El médico de turno dijo así: muerte por causa natural, claro si después de una tunda ‘e palos, que te mueras es normal”
La muerte de George Floyd, vista por millones de personas a través de un vídeo en las redes sociales, ha convulsionado sin duda al mundo entero. No tan solo a Estados Unidos.
Este hecho ha desencadenado una conmoción nacional que no se ha visto en décadas en Estados Unidos.
Máxime cuando las expresiones oficiales del presidente han incendiado la sensibilidad de cientos de miles de seres humanos que se han solidarizado en contra de la crueldad policiaca en general.
La indignación colectiva ha visto con asombro además un ataque directo a la prensa, periodistas, medios de comunicación y plataformas en las redes sociales que han sido valientes al desenmascarar la filosofía racista del principal ejecutivo en la Casa Blanca.
Periodistas han sido arrestados junto a camarógrafos, atacados por policías y amedrentados en medio de reportajes en vivo en medio de los disturbios.
Plataformas en las redes sociales como twitter han levantado la voz de alarma y han sujetado expresiones hechas por el propio presidente con alertas de seguridad toda vez que socavan e incitan la violencia.
Lo cual es inaudito viniendo precisamente de la Oficina Oval.
Desde el inicio de la presidencia de este ser humano, sus planteamientos públicos han estados vinculados directa y estrechamente a nociones racistas y discriminatorias.
Pero si bien es cierto que esta tragedia humana trae consigo todo el drama humano que se propaga por una filosofía supremacista, las consecuencias de una violencia generalizada que incide en el caos y la destrucción podrían ser graves.
Históricamente, cuando George Wallace vociferaba ese mismo discurso racial en el estado de Alabama, había nacido un movimiento completo que además de instar a la no violencia luchaba por los derechos civiles.
Podrán hablar de “Black Lives Matters” y estamos cien por ciento de acuerdo, pero ante la ausencia de un liderato que pueda contener esta angustia masiva en contra de asesinos con uniformes, no va pasar nada más allá de acusaciones y delitos contra quiénes han destruido la propiedad y han ocasionado daños sociales irreparables.
Y eso es precisamente lo quiere este presidente. De eso se alimenta.
Agradezco a Lorie Shaull por permitirme el uso de una fotografía tan impresionante. Les invito a que accedan su galería: https://www.flickr.com/photos/number7cloud/albums/72157714470339162
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