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3/08/2025

El Partido Demócrata: atrapado, derrotado y sin rumbo


 

El reto del Partido Demócrata

Los precedentes son decisivos. En un momento en el que la estructura política estadounidense enfrenta una redefinición impulsada por fuerzas que desafían los principios de la convivencia ciudadana, estos son imprescindibles. Un ejemplo de ello fue el desastre en los sistemas de votación durante las primarias de Iowa, que evidenció la incapacidad del Partido Demócrata para modernizar sus tecnologías y garantizar un proceso electoral confiable. Desde 2016, el partido no ha logrado sobreponerse a estos fallos, lo que ha debilitado su credibilidad.

Es preocupante haber mantenido, en aquel entonces, a los candidatos en una incertidumbre total mientras disputaban la ruta a la presidencia. Ese episodio le brindó municiones a Donald Trump, quien ha sabido capitalizar cada error de sus oponentes para fortalecer su discurso y afianzar su base de apoyo.

A lo largo de los últimos ciclos electorales, hemos visto una dinámica donde candidatos prometedores han perdido fuerza ante un escenario político cada vez más polarizado. En las primarias de 2020, por ejemplo, una amplia lista de aspirantes se redujo rápidamente hasta dejar a figuras como Joe Biden, Bernie Sanders y Elizabeth Warren. Sin embargo, la falta de un liderazgo sólido y una estrategia unificada debilitó la posición demócrata frente a un Trump que, pese a sus controversias, logró consolidar su narrativa de resistencia contra el "establishment".

La entrada de Mike Bloomberg en aquella contienda demostró que ni siquiera una inversión multimillonaria en publicidad política pudo sustituir el carisma y la presencia de un líder fuerte. Un verdadero líder no necesita cifras exorbitantes en campañas para imponer su mensaje; su sola presencia debe ser capaz de estremecer el entorno político. Bloomberg, con toda su fortuna, no logró desafiar el dominio narrativo de Trump.

Hoy, en un escenario donde Trump sigue siendo una figura central en la política estadounidense, el Partido Demócrata se enfrenta a un reto aún mayor. La incapacidad para capitalizar los errores del expresidente, así como la falta de una estrategia clara y unificada, ha permitido que su retórica continúe resonando con gran parte del electorado. Cada intento del Partido Demócrata por exponer las ilegalidades y fallos de la administración republicana ha quedado en gran medida desdibujado ante una narrativa que lo presenta como un grupo desesperado por recuperar el poder a cualquier costo.

Mientras Trump y sus aliados manejan la verdad y la mentira de forma intuitiva y efectiva, el Partido Demócrata parece atrapado en una estrategia poco contundente. Sin una figura líder que canalice de manera efectiva la oposición a la ultraderecha, el partido corre el riesgo de perder relevancia en un momento crítico para la democracia estadounidense.

La pregunta es inevitable: ¿Cuál será la respuesta del Partido Demócrata? ¿Dónde están las voces que en otro momento representaron su fuerza, como los Obama o Hillary Clinton? Más allá de figuras como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, el partido necesita urgentemente un liderazgo claro, audaz y dispuesto a enfrentar de frente la crisis política actual.

El tiempo se acorta, y las consecuencias de una presidencia que socava la institucionalidad pueden ser aún más profundas de lo que imaginamos. Si el Partido Demócrata no logra unificar su mensaje y presentar una alternativa fuerte, podría quedar atrapado en un ciclo de derrotas que marcarán el futuro político de Estados Unidos por décadas.

3/06/2025

La depresión no es el fin: podemos luchar


 

La devastación que hemos vivido en los últimos tiempos ha calado hondo en nuestra psiquis colectiva. Los despidos inmisericordes, el derrumbe del estado administrativo de una manera cruel e inusitada, y la burla descarada de los oligarcas que se han afianzado en las esferas del poder norteamericano han creado un caldo de cultivo para una depresión monumental. Nos han arrebatado mucho más que la estabilidad: nos han despojado de certezas, de seguridades, de la confianza en un futuro mejor. En este panorama desolador, la depresión se convierte en un enemigo silencioso, invisible, pero devastador. Sin embargo, no es el final del camino. Podemos luchar contra ella.


En mi época, se conocía muy poco sobre la depresión. Era un tema tabú, algo que no se mencionaba en la comunidad, donde los aspectos psicológicos quedaban relegados a un segundo plano. La depresión no se manifiesta como una enfermedad común, no tiene síntomas visibles en el cuerpo, pero se siente en cada fibra del alma. Se desliza en silencio, suma y resta nuestras fuerzas sin que nos demos cuenta.


De pronto, te miras al espejo y el mundo se desmorona en cámara lenta. Como una torre de fichas de dominó, donde basta retirar una sola para que todo se venga abajo, dejando apenas una en pie.


Para el artista, la depresión es paradójica. En algunos casos, se convierte en una fuente de inspiración. Aunque puede ser un peso insoportable, la expresión artística se transforma en un antídoto, en un mecanismo de resistencia.


Es una sensación de soledad aún rodeado de gente. No hay puentes, no hay escaleras que nos unan. La comunicación se quiebra, las palabras mueren en el camino. El temor al fracaso nos persigue, y en el artista, este miedo es doblemente trágico. La angustia de ser malinterpretado, de no ser comprendido por los propios pares, por la familia o por los compañeros de trabajo, es un peso que pocos pueden entender.


El rechazo, la burla, el acoso y el aislamiento pueden empujarnos al abismo. Una caída que nos lleva a buscar refugio en vicios que solo agravan el vacío: el alcohol, las drogas... Pero nada de eso funciona. La embriaguez momentánea solo deja un desierto emocional cuando el efecto desaparece.


¿Y entonces, qué hacemos?


He encontrado un camino. La ansiedad siempre estará latente, pero cuando aprendemos a racionalizarla, podemos desarrollar herramientas de defensa. Son soldados del espíritu que nacen del miedo y la inseguridad, pero florecen en la conciencia para ofrecernos alternativas.


He aprendido a leer a las personas, a identificar a los arrogantes que se creen superiores, a los que no pueden contener su ego. No se trata de jugar con los demás, sino de comprender sus estrategias y protegernos. Hay quienes se ocultan tras una falsa simpatía o una religiosidad oportunista, pero al final, sus intenciones se revelan. Si no somos cuidadosos, su toxicidad puede arrastrarnos a una depresión severa. La clave es advertir sus movimientos y aprender a esquivar sus golpes.


A veces nos equivocamos. Somos humanos y cometemos errores. Hay situaciones que requieren ayuda profesional, apoyo, incluso tratamiento médico. Yo he necesitado ayuda en momentos difíciles, y reconocerlo no me hace débil. Al contrario, me ha permitido encontrar mis propias armas para defenderme en este mundo hostil.


Tengo la fortuna de contar con una esposa que es mi mejor amiga desde hace décadas, unos hijos que me respetan y me admiran, y un hogar en donde encuentro un refugio. Ese es mi tesoro. Y la oración. En mis momentos más oscuros, recurro a ese ser supremo que me da la claridad que necesito para seguir adelante. Cada mañana, le pido lo mismo que me enseñó un viejo amigo del caserío: "entendimiento".


Salir de la depresión no es fácil, pero hay luz al final del túnel. Es posible encontrar claridad, inyectar en el espíritu fe y esperanza. En medio de las aves de rapiña, debemos tener nuestras armas listas para defendernos con mesura y respeto.


Como dice Eddie Dee en "Sácame el guante de la cara":


"Si de algo soy culpable, es vivir sin importar lo que la gente hable."


3/05/2025

En qué lado estamos

 



 ¿Cuál es el lado correcto de la historia?


¿Del lado del acoso y la burla? Una ruta que se aparta repetidamente de los principios básicos y morales de un buen gobierno? ¿Del lado que atesora las expresiones fuertes, racistas y desafortunadas que inciden en el menosprecio de sus contrincantes o sus semejantes?¿Del lado del chantaje arancelario y del acoso político?


O por el contrario, estamos del lado del amor, la paz y la compasión. Ese mismo lado sobre el cual se expresó Jacinda Ardern cuando fue solidaria con las víctimas del ataque a la mezquita, condenando el odio racial y el extremismo. Fue el lado en que dicha Nación en tan solo días tomó acciones concretas con respecto a las armas de fuego convirtiéndose en un ejemplo ante el mundo.


Ese es el lado correcto.


¿Acaso estamos del lado donde se esconden las verdaderas intenciones de una administración que promulga un odio incipiente ante la inmigración? ¿De un estado de gobierno que se burla de una Congresista que siendo tan joven ha penetrado y amenaza con su voz y su conciencia los cimientos de aquellos estilos políticos cuya corrupción es evidente?


Ese es el lado de la estafa, y de las expresiones repetitivas hacia Alexandria Ocasio Cortez, con la única intención de desacreditar su bagaje y sus antecedentes. Es el lado de la mediocridad intelectual que mantiene secuestrado un colectivo y le ha usurpado sus valores con ponencias y malas palabras en podios acelerando una retórica proclamada a base de un clima violento y desestabilizador.


Debe saber el Presidente que no estamos de ese lado. Ese es el lado incorrecto de la historia. Es el lado donde se esconde la verdad. Es el lado de las armas, el que propicia una pantalla financiera que se desmorona poco a poco. Es precisamente el lado que le hace reverencia a los estados totalitarios cuya filosofía populista es tan solo una expresión demagógica para esconder la realidad de un sistema fascista y opresor.


Ese es el lado oscuro. El lado de la violencia desmedida. El lado de las palabras que instigan la conciencia de algunos para cometer actos de lesa humanidad. Es el lado de una administración que no reconoce los derechos de aquellos que son diferentes. Y es el lado que justifica el acoso y los manejos bochornosos hacia mujeres dejando entrever como si fuesen habladurías de pasillo.


Implica además estar de acuerdo con la inserción de un estado de derecho que ha terminado con la vida laboral de decenas de miles de empleados federales. Y si bien el despido es trágico, catalogar a estos funcionarios como gusanos y comparecer públicamente como lo ha hecho Elon Musk con una sierra de mano ante el amparo de un anti héroe recortando la supuesta grasa del gobierno es realmente mortal.


De hecho, según reportó recientemente Telemundo, “El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump anunció que está eliminando 2,000 puestos en la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y colocando bajo licencia a casi todos sus demás empleados en el extranjero.”


USAID, ”fundada por ley en 1961, distribuye anualmente miles de millones de dólares en todo el mundo para ayudar a aliviar la pobreza, tratar enfermedades y responder a hambrunas y desastres naturales. También promueve la construcción y el desarrollo de la democracia mediante el apoyo a organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación independientes e iniciativas sociales.” (Hansler and Kent).


Estar del lado correcto de la historia es todo lo opuesto a esta presidencia. Es estar en contra de una filosofía y estrategia de gobierno que se alimenta del odio racial cuyos miembros más cercanos pertenecen a esa grupo oligárquico que ha tomado el control de la administración y por ende, del futuro de cientos de miles de seres humanos. Y eso, sin mencionar los aranceles.


Con el tiempo, la historia le pedirá cuentas a él y a su administración. Su propio destino hará lo propio y la divinidad que observa todo lo que acontece. En ese momento estoy totalmente seguro que se hará justicia.


Hansler, Jennifer, and Lauren Kent. “El desmantelamiento de USAID podría costar miles de empleos estadounidenses | CNN.” CNN en Español, 4 February 2025, https://cnnespanol.cnn.com/2025/02/04/eeuu/desmantelamiento-usaid-miles-empleos-trax. Accessed 5 March 2025.


El Partido Demócrata: atrapado, derrotado y sin rumbo

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