En primer lugar, reciban una nota de disculpas por mi ausencia en todo este tiempo. En octubre pasado, con la ayuda de mi esposa, tomé la decisión de comenzar estudios universitarios por lo cual solicité ingresar en la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
El 23 de noviembre de 2020 se me notificó que mi solicitud de ingreso fue aceptada en la Escuela Graduada de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico con estudios conducentes a Maestría en Teoría e Investigación.
Como resultado de dicha admisión, a partir de enero comenzó un semestre virtual entre medio de un cierre pandémico que nos separó de esa interacción normal en salones de estudios con otros compañeros, obligándonos a vernos a través de pantallas electrónicas con trabajos digitales.
Para muchos, este proceso de intercambio digital ha sido extremadamente difícil, pero al mismo tiempo me ha enseñado que en la vida nada está escrito y definitivamente cosas cambian, a veces en formas que jamás hubiese imaginado.
A pesar de que este ha sido un periodo intenso de estudios, la experiencia con los profesores y el personal universitario por demás excelente me ha ayudado a emprender un camino en que lejos de los retos implícitos en la academia, ha sido el principio de una ruta excitante y diferente en mi vida por lo que le doy gracias a Dios.
Dicho eso, comencemos a describir este momento como uno que nos debe servir de análisis y reflexión. Al mismo tiempo, que podamos profundizar juntos sobre aquellas cosas que han trascendido y que ciertamente han alterado nuestro modo de ver y vivir bajo otras circunstancias.
Solidaridad: ¿qué significa?, ¿cabildero Ricardo Rosselló?, y las acusaciones contra la organización Trump
Dice la Dra. Karla Moënne, Editora Científica: “El valor de la solidaridad debiera invadirnos tanto en la dimensión humana como en el aspecto social. Se trata de un concepto, un valor, una forma de enfrentar la relación con los demás que es eminentemente positiva porque evidencia el interés de cada uno de nosotros por el bien del prójimo
Ante el intento privatizador que ha invadido la conciencia ciudadana en Puerto Rico y se ha apropiado de nuestros patrimonios, la solidaridad como significante provoca no tan solo un desafío sino un cuestionamiento interno y profundo en cuanto a las posturas que debemos asumir sobre las acciones del gobierno: ¿cuáles han sido las implicaciones de la propuesta privatizadora del gobierno?, ¿quiénes han sido los actores que nos han obligado a ceder nuestro valor institucional?, y ¿podemos ser solidarios con un sector laboral negligente y abusivo con nuestro pueblo?
Mientras que, en el extranjero, la propuesta federal del gobierno en los primeros 100 días ha sido una inversión social y económica sin precedentes, nuestro ideario político continúa con preceptos ideológicos sobre un estado de gobierno reducido y privatizado sobre una reconstrucción neoliberal depredadora, equivocada y salpicada por el abismo de la corrupción.
Al tamaño del gobierno se le identificó con el epíteto de gigantismo gubernamental en un momento en que comenzaba a discurrir elementos discursivos sobre una modalidad ideológica que, en 1993, el Dr. Leonardo Santana Rabell, describió en una publicación titulada: El Ocaso de la Gestión Pública: Inventario de Problemas. En ella, el autor y catedrático de la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico, presentó segmentos de la carta de renuncia del entonces Supersecretario de Hacienda, Juan Agosto Alicea, en el que le expresaba al Gobernador lo siguiente:
“El gigantismo gubernamental amenaza con tragarse todos los nuevos recursos públicos que genera la economía, afectando no solo la actividad económica de que se nutre el erario, sino también los servicios básicos que brinda el Gobierno a este pueblo que tanto queremos. Es necesario comenzar a consolidar agencias, desalentar la creación de nuevos organismos gubernamentales, privatizar agencias total o parcialmente; y reducir paulatinamente el número de empleados públicos en los sectores de servicio que no son vitales.”
Por otro lado, Francisco M. Catalá e Ida de Jesús han expresado que “ha sido precisamente la insuficiencia del sector privado en la provisión de servicios y en la generación de empleos, lo que ha propiciado el crecimiento en el tamaño y complejidad del aparato público. A lo que Santana Rabell expresó:
“Gigantismo o elefantiasis de la Rama Ejecutiva, no necesariamente es el resultado de una patología congénita de nuestra administración pública, ni mucho menos de la impericia administrativa de los empleados o funcionarios públicos. El deterioro administrativo ocurrido en Puerto Rico durante las últimas décadas que obviamente incluye el crecimiento coyuntural, desarticulado y vegetativo de la estructura administrativa obedece a razones políticas claramente identificables que provocaron la hipertrofia, complejidad y formalización de la Rama Ejecutiva
En las pasadas semanas hemos sido testigos de cómo esa Rama Ejecutiva de gobierno junto al sector privado, es decir “LUMA Energy” han devorado uno de nuestros principales patrimonios: la Autoridad de Energía Eléctrica. Ciertamente, podemos estar de acuerdo en cuanto al abuso, la dejadez y la negligencia operacional dentro de la Autoridad. Sin duda hemos sido víctimas de todo ese andamiaje compuesto por un orden corporativo de gobierno y sindical que ha socavado el desarrollo capital y familiar en Puerto Rico.
Asimismo, contrario a la misión que fundó la Autoridad de Energía Eléctrica desde sus comienzos en 1925, con la formulación de Antonio Lucheti Otero cuando se le conocía como la Autoridad de Fuentes Fluviales, donde expresaba que “[…] la distribución eléctrica tiene el propósito de utilidad social en contraposición con la finalidad de lucro de las compañías privadas”, el gobierno antepuso dicha finalidad social a una de cobro, lucro y ganancia, lo que en definitiva destruyó dicha instrumentalidad pública.
¿Cuál será la próxima ejecución del gobierno: ¿la Universidad de Puerto Rico, el Ateneo Puertorriqueño, el Departamento de Educación o el Instituto de Cultura?, ¿a quién le tocará la próxima vez?
¿Cuál será el discurso de estos paladines capitalistas, que han intentado nutrir la conciencia colectiva de este pueblo con sus comparecencias en los medios? Por un lado, destruyen la conceptualización del servicio público y por el otro, atesoran la Junta de Control Fiscal y apuestan a un gobierno reducido cuyas implicaciones y desajuste económico tiene sus raíces, según ellos en el tamaño del gobierno.
Por otra parte, recibimos con sorpresa el fallo del Tribunal Apelativo en cuanto a la certificación de cabildero en favor de la estadidad del único funcionario que fue despojado de su cargo como gobernador en el famoso verano de 2019, en Puerto Rico. Estoy hablando de Ricardo Rosselló. Resulta irónico que una persona desfavorecida y rechazada masivamente en Puerto Rico, pueda cabildear en favor de un ideario como condición política de nuestra Isla de cara al futuro.
También es preciso señalar que más allá de las contemplaciones o los argumentos románticos referentes a la condición política de nuestra Isla, la cierto es que el Partido Popular en gran medida ha sido responsable de alejarse constantemente de los argumentos estatutarios que rigen nuestro destino.
El nuevo pacto de Rafael Hernández Colón se quedó en la poesía de la tribuna mientras que en el devenir del tiempo no han podido desarrollar un concepto claro, breve y conciso sobre su definición ideológica. “Estado Libre Asociado como está”, Estado Libre Asociado Mejorado”, “Estado Libre Asociado con soberanía”, “Libre Asociación”, etc., etc…
Lo cierto es que Puerto Rico ni es estado, tampoco es libre y mucho menos asociado.
En ese sentido y para aquellos que todavía insisten en que Puerto Rico no es una colonia y mucho menos un territorio, les comparto un extracto de la decisión del caso judicial de 1935 entre Domenech v. National City Bank, 294 U.S. 199:
“Puerto Rico, una posesión insular, al igual que un territorio, es una agencia del Gobierno Federal, carente de una soberanía independiente comparable con la de un estado en virtud de la cual pueda imponer contribuciones. La autoridad para imponer contribuciones debe ser derivada de los Estados Unidos. Pero al igual que un estado, aunque por una razón distinta, tal agencia no puede imponer una contribución a una instrumentalidad federal. Un estado, aunque, soberano, está impedido de así hacerlo porque la Constitución requiere que no haya intervención por parte un estado con los poderes conferidos al Gobierno Federal. Un territorio, o posesión no lo puede hacer porque una dependencia no puede imponerle una contribución a un soberano. Cierto es que el Congreso puede consentir a la imposición de una contribución, pero la concesión a la Isla de un poder general para imponer contribuciones no debe ser interpretada como consentimiento. El privilegio únicamente puede ser conferido por una Ley del Congreso en que de manera clara y expresa así lo haga constar.”
La doctrina del caso Domenech, supra, ratificada por el Supremo Nacional, está en vigor y no ha sido variada.
Si atamos este precepto a la envoltura circunstancial sobre la Autoridad de Energía Eléctrica u otras instituciones o Corporaciones Públicas, que discutimos al principio, deberíamos comprender que todo este orden excede nuestro ordenamiento público local por la misma norma o carencia de facultades para ejecutar políticas propias que hoy tanto como ayer le pertenecen a un poder soberano e imperial, es decir: Estados Unidos.
Por último, hace varios días hemos visto la Organización Trump y su principal Oficial Financiero (CFO por sus siglas en inglés), Allen Weisselberg, acusados simultáneamente por un gran jurado federal sobre un esquema sobreviviente por más de una década en que oficiales ejecutivos diseñaron una ruta alterna para la evasión y el fraude respectivamente.
Al mismo tiempo, tanto la organización del expresidente norteamericano como Weisselberg se declararon no culpables luego que los fiscales del distrito sur de Nueva York radicasen sobre 10 acusaciones de fraude, falsificación y evasión de impuestos sobre ingresos ascendientes a 1.7 millones de dólares.
Poco a poco se agrieta un imperio financiero basado en la usurpación de principios, la mentira, el engaño al igual que el fraude, cosas que han sido la orden del día desde mucho antes que iniciara su presidencia. Un tipo de “programa de telerrealidad” en donde el absurdo tomó vuelo al igual que la discriminación racial incluyendo todo lo relacionado a los aspectos de género y libertades sociales que hoy han sido validadas por el tribunal de más alto rango.
Sorprende que una Nación que se identifica como ejemplo de democracia ante el mundo, hoy carga con el estigma de un expresidente cuyo legado está ligado a un manejo corporativo plagado de interrogantes e ilegalidades diseñadas para esconder y evadir sus responsabilidades fiduciarias.
Por otro lado, es imperativo destacar que obviamente su discurso tuvo eco y sigue teniendo eco ante componentes republicanos que lo han favorecido y continúan reclamando fraude e incidencias incoherentes e ilegales dentro de una contienda electoral que claramente provocó su derrota.
Dicho discurso ha inflamado intensamente un distanciamiento social en que los aspectos raciales están más latentes que nunca. La etnia, el lenguaje, el color de piel, la orientación sexual y el acoso a la femineidad cobró su parte cuando movimientos radicales movilizaron sus fuerzas incidiendo en todo lo que vimos el 6 de enero pasado.
El intento de asalto al capitolio norteamericano es tan solo una muestra de dicho movimiento radical, conformado por todo lo que hemos discutido con anterioridad en que se profundizan preceptos equivocados sobre un ideario racial que desgraciadamente sigue con vida en este tiempo y sobre todo en una Nación tan dividida como Estados Unidos y cuyo principal protagonista se encontraba lejos de los disturbios observando el intento de toma de poder en el Capitolio.
Esto es tan solo un asomo del devenir constante de un tiempo complejo y distinto donde los eternos conflictos políticos inciden constantemente en nuestras vidas. Está de nosotros desarrollar una conciencia racional que nos lleve a tomar decisiones propias basadas en hechos como lo que hemos vivido recientemente.