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8/26/2018

En la madrugada…

Arriba de izquierda a derecha: "Monte Hatillo", Basilio / Abajo de izquierda a derecha:
"El Flaco" y al lado "El Político" que es este servidor.

Cuando miro al cielo y encajo mi vista en la inmensidad, se me nubla la esperanza muchas veces.
A estas alturas de mi vida, a veces siento que estoy perdiendo la Fe. Por esas oscuras razones sin respuesta, no he perdido la esperanza todavía.
No recuerdo cuando fue la primera vez que decidí enfrentar con valentía a mis demonios. Precisar el momento exacto que uno se enfrenta a sí mismo es imposible. 
Esos seres que durante el día no se ven pero en la noche flotan sobre la superficie mientras atormentan nuestra sensibilidad.  
Se esconden en las sombras y se mueven lentamente en la conciencia aparentando ser parte de nuestra locura cotidiana. 
Se disfrazan muchas veces de religiosos. De esa hipocresía crasa que nos mira con malicia desde un púlpito. Pensarán que no pisamos una iglesia hace mucho tiempo y en eso tendrán toda la razón. 
Pero por alguna razón, esas voces siempre están presentes, rondando, como cuando un animal muerto esta rodeado de aves de rapiña. Pero enfrentarlos no era el problema precisamente.  
Como si de la nada, muy lentamente apareciera ese pasadizo incierto, que nos lleva a las profundidades del alma, para darnos cuenta que al parecer, no hay nada concreto en qué creer. 
A veces pienso que alguien llegó a mi habitación, abrió la puerta y con una varita mágica descubrió lo más oscuro de mi ser. Y dentro de esa magia oculta donde se esconden los más tenebrosos recuerdos, desarrolló el modo de matar para siempre mis ilusiones y mis fantasías.
El tiempo para recuperar la edad ya pasó. Eso es todo. 
De momento, con ese temblequeo habitual entre dormido y despierto retumba mi conciencia con miles de preguntas: ¿dónde estoy parado ahora mismo?, ¿hacia dónde voy?, ¿qué sentido tiene lo que estoy haciendo?
A este punto, no puedo contestar nada. Lo único que puedo hacer es pensar. Analizar cada hecho y llevarlo a un punto donde no existe mañana. 
Una brisa de momento estremece mi cuerpo y un halo de esperanza me levanta, me da bríos para ponerme de pie. Como quiera que sea, siempre hay luz al final del túnel...

No importa contestar las preguntas del alma que ya no tienen respuesta. Cómo uno se siente es el asunto y de hecho me siento muy bien…
Decido entonces ir en el auto a escuchar los profetas del barrio en la gasolinera.
En la madrugada, mucho antes de salir a la oficina, llego al puesto de gasolina de la esquina y allí, Basilio que me espera sentado, me dice: 
—esto se jodió, si todavía la mai’ del nene ese, dice que su hija no hizo nada malo.., y yo pongo mi cabeza que fue ella, que tenía el pájaro malo trepao’ arriba y jodió a ese nene…
El “flaco” que llega en su “pick-up” con las máquinas de recortar grama; no hace nada más que ojear el periódico Primera Hora, y me dice: —mira.., mira, ¿en quién carajo vamos a creer si el ex de justicia defiende ahora una asesina? 
Más tarde se nos une “Monte Hatillo” y le dice al grupo que nosotros, los puertorriqueños; somos unos “truqueros y por eso es que tenemos una Junta”
La gente más humilde y menos académica piensan igual que yo. Dentro del grupo, me dicen el político. 
Al menos ahora llegamos a un consenso unánime, de la forma que sea, para todos nosotros la Junta nos jodió a todos. Pero de ella casi no hemos habla’o.

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